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Lunes, 16 de diciembre de 2024



COLUMNISTAS


El Informe del Estado de la Nación 2024 nos vuelve a advertir

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 16 diciembre, 2024


Este año la parte sustantiva de la trigésima edición de esta importante contribución al estudio de nuestros problemas nacionales y a la búsqueda de soluciones inicia con las siguientes afirmaciones:

“Al cierre del primer cuarto del siglo XXI, Costa Rica atraviesa por una peligrosa situación que, mal atendida, tiene el potencial de desestabilizar logros históricos de su desarrollo humano sostenible y de su democracia. Esta peligrosa situación no se produjo de la noche a la mañana”.

Y nos recuerda la advertencia claramente planteada hace 10 años de que el reto es “es legar una nueva época de progreso humano acelerado. Para ello se necesita voces tranquilas, serenas, capaces de buscar y encontrar rumbo en tiempos inciertos.”.

Este año el Estado de la Nación resume su trabajo de tres décadas y nos da 4 mensajes principales:

“• Los cambios de las últimas tres décadas crearon progreso, pero también tensiones y desafíos para cumplir con el contrato social costarricense.

• El crecimiento y la estabilidad macroeconómica se están logrando a costa de crecientes agrietamientos del contrato social.

• Un sistema político enfrascado en un conflicto entre poderes institucionales obstruye la atención de los desafíos del desarrollo humano.

• El crimen organizado irrumpe como grave amenaza al desarrollo humano y la democracia costarricense.”

Esta preocupante situación se da cuando con el resto de la humanidad enfrentamos los retos: 1) del cambio climático y la amenaza a la diversidad biológica, 2) de la confrontación entre globalización y nacionalismos, 3) del deterioro de la institucionalidad internacional incluyendo el debilitamiento del comercio entre naciones regido por normas y 4) de peligrosa confrontación geopolítica y las guerras que hoy se sufren en Europa, Medio Oriente y África.

Como lo señala este Informe, estas cuatro circunstancias se dan cuando el país se ha debilitado en su capacidad de lograr acuerdos políticos que se traduzcan en cambios estructurales que permitan conciliar los diversos intereses. Se da cuando nuestros habitantes se sienten frustrados, desarraigados, resentidos, amargados y con miedo por la mayor incertidumbre. Se da con una institucionalidad que no ha evolucionado adecuadamente para adaptarse al cambio de época que vive el mundo y a las insatisfacciones que experimentan los ciudadanos. Se da cuando la polarización se extrema y al tiempo que las alternativas políticas se fragmentan y multiplican. Se da cuando vivimos un acelerado cambio demográfico que nos lleva a una drástica disminución de la proporción de la población en edad laboral y a su envejecimiento.

Ciertamente las condiciones que se han generado en el mundo con posterioridad al fin de la Guerra Fría contribuyen a que se den las cuatro circunstancias que el Estado de la Nación destaca.

El cambio de época nos aturde y confunde, pues se dan transformaciones fundamentales y profundas, en muchísimos campos y ocurren con avasalladora velocidad. Nuestros esquemas mentales no se han adaptado a esta situación, lo que aumenta nuestra incertidumbre y perdemos el arraigo que a pesar de sus imperfecciones e injusticias nos daban las circunstancias anteriores. En el mundo entero se produce una enorme polarización, una visión más cortoplacista, más centrada en intereses grupales y no nacionales, más visceral y menos racional.

El Informe documenta que la insatisfacción y el enojo de los costarricenses también tiene bases objetivas locales en que fundarse tanto por ineficiencia de nuestras instituciones, como por características de nuestro sistema productivo y de la organización social y política que hoy vivimos.

Los capítulos 2 a 6 de este Informe analizan los problemas de organización e integración social, de las condiciones de nuestra economía, de nuestra relación con la naturaleza, de la evolución de nuestra democracia nacional y cantonal y de la inseguridad ciudadana que dan sustento a la insatisfacción y el enojo de las personas, y también brinda pistas para lograr avanzar en su solución.

Para poder satisfactoriamente implementar soluciones nuestra historia y el conocimiento desarrollado por la humanidad son instrumentos indispensables.

Nuestros éxitos históricos tan espectaculares en los siglos XIX y XX se construyeron con capacidad para prever los problemas y para unirnos a fin de encontrar y ejecutar sus soluciones. Lo que he venido llamando la solución costarricense.

No podemos fallar a esa virtud histórica en la época actual. La solución costarricense debe ser nuestra ruta. Es la ruta del encuentro, de la escucha, de la negociación, y a mi modo de ver muy especialmente de la fraternidad.

Encuentro, escucha y negociación nos permite contar con el conocimiento disperso entre la población. La fraternidad nos permite tomar en cuenta el interés general y no solo el de cada grupo de interés, y nos mueve a considerar también a las generaciones futuras con lo que podemos vencer la tentación de la inmediatez.

Ello requiere esfuerzo de todos. No es fácil. Pero es necesario y aumenta el bienestar de las personas.

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