El invierno demográfico
José Pablo Rodríguez eterms@gmail.com | Lunes 17 enero, 2022
José Pablo Rodríguez
Director Regional en Asia
Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER)
Este año 2022 inició tan polémico como los anteriores, esta vez con las manifestaciones del Papa Francisco, ampliamente difundidas por la prensa internacional y que generaron múltiples y acaloradas reacciones en las redes sociales. La primera semana del año, el Sumo Pontífice comentó frente a una audiencia general en el Vaticano sobre temas de paternidad y el declive global de las tasas de natalidad, refiriéndose a dicho fenómeno como un “invierno demográfico”. Según publica la prensa internacional, Su Santidad, fue muy crítico de las parejas que optan por “tener” mascotas en lugar de tener hijos. La prensa reporta al Papa describiendo a dichas parejas como “egoístas” y en “negación a la maternidad y paternidad” actitud que “nos reduce y nos roba nuestra humanidad”. Como era de esperar las reacciones a los comentarios del Santo Padre no se hicieron esperar.
Pero la polémica no es mi fuerte y mi interés radica más bien aportar un poco a la conversación pendiente que tenemos en Costa Rica sobre el tema demográfico. El concepto de invierno demográfico no es nuevo y ya desde hace años se vienen desarrollando investigaciones que estudian a profundidad sus múltiples causas y efectos. Algunas de estas posibles causas podrían no ser muy apreciadas por ciertos segmentos de la población, pero su validez de hipótesis no desaparece por ello. Por ejemplo, se estima que la entrada de las mujeres en la fuerza laboral, además de generar una gran revolución social y económica, generó un costo de oportunidad para ellas, que en ocasiones sienten que deben escoger entre tener familia vs ingresos económicos. A pesar de las legislaciones para proteger a las mujeres, todavía se dan casos de mujeres que sufren discriminación para se contratadas por el hecho de ser mujeres o ya contratadas, no tienen las mismas oportunidades. En otras palabras, el embarazo y el ser madres es visto por ellas mismas o por su empleador, como un impedimento para avanzar su carrera profesional, lo que genera un incentivo para posponer temporal y en ocasiones de forma definitiva, la maternidad.
Otros expertos citan también los altos costos de criar un hijo, mismos que crecen año con año. Algunas parejas deciden entonces enfocar sus recursos limitados y mejorar las condiciones de vida de la familia como un todo y del hijo que decidan tener si deciden tenerlo. En lugar de invertir hipotéticamente 10000 colones en 5 hijos y que cada uno reciba 2000 colones solamente, deciden tener uno hijo y dotarlo de esos 10000 colones, para que tenga una mejor educación, formación y oportunidades.
En el pasado los economistas sugerían que con el desarrollo de la economía de un país, la respuesta natural de las familias era querer tener menor cantidad de hijos. Esto explicaría de alguna forma el invierno demográfico en países avanzados, pero no explica el fenómeno que viven países pobres o en vías de desarrollo. En Costa Rica, por ejemplo, aun no siendo un país desarrollado, la tasa de fertilidad por mujer alcanzó solamente el 1.71 en el 2021. Bastante por debajo de la ampliamente aceptada tasa de remplazo poblacional de 2.1 por mujer.
El impacto de la revolución sexual y el surgimiento de métodos anticonceptivos, ha sido ampliamente estudiado y se le cita frecuentemente como una de las muchas causas de la caída en los nacimientos. La revolución sexual como tal, entendida como una liberación de la idea de una vida sexual fuera de la institución del matrimonio y no necesariamente con fines reproductivos.
El aumento de divorcios y la inestabilidad en la pareja también ha sido citados como causa del invierno poblacional, junto con las uniones libres que generalmente implican núcleos familiares con menos hijos pues se asocian con mayor inestabilidad. También los cambios en valores, expectativas y visión de los individuos. Existen muchas personas que, simple y llanamente, indican que no existen incentivos adecuados en la sociedad moderna para tener hijos. Por último, no se puede ocultar el impacto de las políticas públicas de algunos países que han promovido abiertamente un control de la natalidad durante tiempos prolongados limitando directamente su tasa de fertilidad y provocando un declive poblacional.
Pareciera que la preocupación del Santo Padre (sin comentar sobre el tema de las mascotas) es válida. Realmente hay un problema de invierno demográfico. Las anteriores, entre otras varias, son algunas de las causas citadas más ampliamente en literatura científica para explicar la caída de las tasas de fertilidad a nivel mundial. El impacto lo sentiríamos aquellos que estamos todavía lejos de la edad de pensión. Enfrentaríamos sistemas de pensiones quebrados y en el peor de los casos, no lograríamos obtener una pensión. En el mejor de los escenarios, tendríamos que trabajar más años y recibiríamos una pensión muy reducida que probablemente no alcanzaría para pagar lo mínimo. Es así que el problema del invierno poblacional tiene implicaciones y ramificaciones múltiples. Probablemente el impacto más importante, de carácter económico.
*Es Máster en Gerencia y Negociaciones Internacionales y tiene una especialización en Liderazgo de Talentos y Equipos.
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