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Viernes, 31 de enero de 2025



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El manejo óptimo de la basura entre municipalidades, cooperativas y asociaciones de desarrollo: Caso Costa Rica

Federico Li fli@uned.ac.cr | Viernes 31 enero, 2025


Federico Li


La gestión de los residuos sólidos se ha convertido en un reto crucial para las municipalidades de Costa Rica, debido al crecimiento constante en la generación de basura y sus impactos ambientales y sociales. Con un crecimiento sostenido en la generación de basura y una capacidad limitada de los botaderos tradicionales, se hace indispensable encontrar soluciones sostenibles que involucren a diversos actores locales, incluyendo cooperativas y asociaciones de desarrollo comunal. Estas entidades pueden desempeñar un papel fundamental en la gestión de los desechos, promoviendo la economía circular y protegiendo el medio ambiente. En Costa Rica, la economía circular se aplica mediante la reutilización de materiales reciclables, la implementación de programas de compostaje y el desarrollo de iniciativas que transforman los desechos en recursos valiosos, como biogás o materiales de construcción. Este enfoque no solo reduce la presión sobre los rellenos sanitarios, sino que también fomenta la creación de empleos locales y estimula una cultura de sostenibilidad en las comunidades.

Costa Rica genera aproximadamente 11,000 toneladas de basura al día, de las cuales más del 50% podría ser reciclada o reutilizada. Sin embargo, gran parte de estos residuos termina en rellenos sanitarios o, peor aún, en botaderos clandestinos. Las municipalidades, responsables directas de la gestión de residuos, enfrentan problemas como falta de presupuesto, infraestructura inadecuada y poca sensibilización de la población sobre la importancia del reciclaje y la disposición adecuada de los desechos. Por otro lado, las cooperativas y asociaciones de desarrollo han demostrado ser actores clave en la implementación de soluciones comunitarias. Estas organizaciones tienen un conocimiento profundo de las necesidades locales y la capacidad de movilizar recursos y personas para lograr un impacto significativo.

Las municipalidades pueden establecer convenios con cooperativas y asociaciones de desarrollo ya conformadas o apoyar la creación de estas, así generan empleo cantonal para la gestión de residuos. Por ejemplo, estas organizaciones podrían encargarse de la clasificación y reciclaje de desechos, mientras que las municipalidades se concentran en la recolección y el transporte. Este modelo descentralizado podría reducir costos y aumentar la eficiencia. Además, las asociaciones de desarrollo pueden liderar campañas educativas para promover la separación de residuos en los hogares, fomentando una cultura de reciclaje. A través de talleres, charlas y actividades comunitarias, se podría incrementar significativamente la participación ciudadana.

Con el apoyo de cooperativas y asociaciones de desarrollo, es posible establecer centros de acopio para materiales reciclables y plantas de compostaje para residuos orgánicos. Un ejemplo destacado es el de Suecia, donde estos centros han logrado reducir drásticamente los residuos enviados a rellenos sanitarios. Estos puntos de acopio no solo promueven la separación eficiente de materiales, sino que también fomentan una economía local basada en el reciclaje y la reutilización. Esto no solo reduciría la cantidad de basura que llega a los rellenos sanitarios, sino que también generaría empleos locales y productos como abonos orgánicos y materiales reciclados. Asimismo, los municipios podrían implementar incentivos económicos para fomentar el reciclaje, como descuentos en los impuestos municipales para los hogares que separen sus desechos correctamente. Las cooperativas y asociaciones de desarrollo podrían participar activamente en la recolección y comercialización de materiales reciclables, creando un modelo financiero sostenible.

Las plantas incineradoras de basura y la generación de energía

Las plantas incineradoras de basura son una solución tecnológica avanzada para el manejo de residuos, especialmente en países que enfrentan limitaciones de espacio para rellenos sanitarios. En Costa Rica, si bien estas plantas de incineración no han sido aun implementadas, existen diferentes métodos que buscan adoptar esta tecnología para abordar el creciente problema de los desechos. Un ejemplo relevante en la región es el caso de Colombia, donde ya se han instalado plantas de incineración que generan energía eléctrica a partir de basura, logrando reducir significativamente los volúmenes de residuos en las ciudades principales. Estas plantas operan quemando residuos sólidos a altas temperaturas, lo que reduce significativamente su volumen, eliminando entre el 80% y el 90% de la masa original. Durante este proceso, se aprovecha el calor generado para producir energía eléctrica mediante turbinas y generadores.

Una de las principales ventajas de estas plantas es que permiten la recuperación de energía de materiales que de otro modo se desperdiciarían. Además, las plantas modernas cuentan con sistemas de filtración avanzados que minimizan la emisión de gases tóxicos, cumpliendo con estrictos estándares ambientales internacionales. Estas instalaciones no solo contribuyen a la gestión sostenible de los desechos, sino que también generan electricidad suficiente para abastecer a miles de hogares, diversificando la matriz energética del país y reduciendo la dependencia de fuentes de energía no renovables.

La tecnología de pirolisis también es una opción prometedora. Este proceso descompone los residuos orgánicos en ausencia de oxígeno, generando subproductos valiosos como biogás, aceites y carbón activado. El biogás puede ser utilizado para generar electricidad o como combustible limpio, mientras que los aceites y carbones tienen aplicaciones industriales. Al ser un proceso cerrado, la pirolisis evita la emisión de contaminantes al medio ambiente.

Recuperación económica y beneficios sociales

La implementación de plantas incineradoras y de pirolisis no solo ofrece beneficios ambientales, sino también importantes ventajas económicas. Estas instalaciones pueden generar ingresos directos para las municipalidades y cooperativas al vender la energía eléctrica producida al ICE, lo que fortalece las finanzas locales. Además, los empleos creados en el proceso, desde la clasificación de residuos hasta la operación de las plantas, benefician directamente a las comunidades locales al aumentar las oportunidades laborales. La reutilización de subproductos también fomenta el desarrollo de pequeños negocios, como la fabricación de materiales de construcción, promoviendo una economía circular que mejora la calidad de vida de las comunidades involucradas. En primer lugar, estas tecnologías reducen los costos asociados al transporte y la disposición de residuos en rellenos sanitarios. En segundo lugar, la energía generada puede ser vendida al ICE, generando ingresos para las municipalidades y cooperativas que gestionen estas instalaciones.

Adicionalmente, el desarrollo de estas plantas fomenta la creación de empleos directos e indirectos, desde la construcción y operación de las instalaciones hasta la recolección y clasificación de los residuos. También impulsa la investigación y el desarrollo de tecnologías limpias, posicionando a Costa Rica como un líder regional en gestión sostenible de residuos.

El trabajo conjunto entre municipalidades, cooperativas y asociaciones de desarrollo puede generar beneficios significativos. Una mejor separación y reciclaje disminuiría la cantidad de basura que llega a los rellenos sanitarios. Un manejo adecuado de los desechos evitaría la contaminación de fuentes de agua y suelos. Además, la implementación de programas de reciclaje y plantas de procesamiento podría crear nuevas oportunidades laborales en las comunidades, fortaleciendo el sentido de pertenencia y responsabilidad colectiva.

En Costa Rica, el manejo de la basura no debe ser visto como un problema insuperable, sino como una oportunidad para fortalecer la colaboración entre actores locales. Las municipalidades, cooperativas y asociaciones de desarrollo tienen un papel crucial en la construcción de un modelo de gestión de residuos sostenible, eficiente y respetuoso con el medio ambiente. Aprovechar este potencial es esencial para garantizar un futuro más limpio y saludable para todos los costarricenses.







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