El miedo de Recope
Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 14 marzo, 2022
El miedo de Recope
Jonathan Prendas
Diputado Nueva República
Hay hechos innegables. El conflicto en Ucrania traerá serias consecuencias para la economía global, incluyendo un costo más elevado de los combustibles, lo cual repercutirá en el precio de otros productos y materias primas. El precio del barril de referencia Brent continúa al alza, mientras que el litro de gasolina súper en el país cuesta ₡822 y ya se habla de nuevos ajustes tarifarios que podrían llevarlo a ₡1.000 en el cortísimo plazo.
También es incuestionable que el país pudo hacer mucho más para atenuar esos efectos. Durante los últimos meses he insistido en que Recope debe modificar su modelo de compras: actualmente realiza una licitación internacional, asigna a un proveedor y le compra durante un año.
La institución debe abrirse a más posibilidades; puede comprar el combustible en el mercado de futuros, es decir, puede negociar contratos de compra de mediano o largo plazo, lo que implica que los combustibles que se reciben hoy se pagan con el precio vigente meses atrás.
Esta una forma de contrarrestar los efectos de la llamada estructura de backwardation, en la cual el precio de entrega inmediata es mucho más elevado que el de los futuros a largo plazo. Es una manera de asegurar que el costo de las gasolinas esté ajeno a las fluctuaciones del mercado o a conflictos internacionales como el que estamos experimentando y, por eso, tiene más impacto y más viabilidad política que la propuesta de reducir de manera temporal el impuesto a los combustibles.
La participación en el mercado de derivados financieros –se trata de instrumentos cuyo valor depende de la evolución del precio de otros activos, en este caso del petróleo- es una alternativa que no implica comprometer las finanzas del país. No es un casino ni una ruleta rusa, como han dicho sin fundamento quienes adversan este mecanismo.
Una de las opciones a las que puede recurrir Recope se denomina “Call”, en la que el comprador de los bienes o servicios –en este caso de los combustibles- tiene la posibilidad de adquirirlos o bien de no comprarlos, al llegar el tiempo convenido. Esta opción le otorga a su tenedor el derecho –pero no la obligación- para comprar, al precio que se pactó con anterioridad.
Esta forma de proceder no es nueva, y de hecho se ha discutido en muchas ocasiones en el seno de Recope. Su departamento de finanzas gestionó la apertura de una cuenta con una entidad financiera internacional de primer nivel para realizar este tipo de transacciones típicas de esa industria. De igual manera, la institución se registró ante la LEI (Identificador Legal de Entidad, por sus siglas en inglés) para tener acceso a estas herramientas.
¿Qué sucede entonces? La junta directiva nunca ha querido implementar este mecanismo, le da miedo aplicar la ley. Un estudio jurídico que llevó a cabo la firma Consortium para Recope, indicó que la refinadora está facultada para participar en el mercado de derivados financieros. La administración conoce perfectamente las tendencias de consumo de los costarricenses, información clave para hacer las proyecciones y negociaciones a futuro sin inconveniente alguno.
La situación mundial es compleja, pero el país no puede darse el lujo de actuar con base en temores. Es tiempo de tomar decisiones para beneficiar a los costarricenses.