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Miércoles, 30 de octubre de 2024



EDITORIAL


El peso que rompe el hilo

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 18 diciembre, 2008


Editorial


Hay muchos costarricenses hoy, con sobrada razón, temerosos de que una izquierda equivocada o extrema, pueda surgir y tener apoyo popular en Costa Rica.

Les aflige mucho también el hecho de que se perfilen esas posibilidades en otros países de la región y que esto no solo castigue a esos pueblos sino que pueda producir un efecto sobre el nuestro.

Se les ve con justificada preocupación y se les lee tratando de convencer o de alertar al resto de sus compatriotas de los peligros de ese tipo de fuerzas de izquierda. No las democracias de izquierda, como las que están en el ejercicio del poder en Europa, por ejemplo, sino las que conculcan las libertades y en ocasiones se convierten en sangrientas dictaduras.

América latina ha sufrido mucho la tortura de esas clases de gobernantes, ya sean de izquierda o de derecha, como para que Costa Rica no esté preocupada por no caer en lo mismo.

No obstante, es necesario tener claro cuáles son los factores que confluyen en un país en determinado momento y que favorecen la aparición de un apoyo popular hacia demagogos con aspiraciones a dictadores.

Es eso lo que más se debería combatir porque está en la raíz del florecimiento de izquierdas equivocadas que basan sus campañas proselitistas justamente en esos factores: la pobreza extrema, el ahondamiento de la brecha entre ricos y pobres, el debilitamiento o destrucción de la clase media, la falta de empleo y servicios de salud y la corrupción que se inicia arriba y, como mal ejemplo, va filtrando hasta llegar a lo más bajo.

Ahora, como guinda para el pastel, cobró fuerza brutal en nuestro país una cruel situación de inseguridad, iniciada y descuidada desde hace mucho, que golpea y puede inclinar aún más la balanza hacia el apoyo a gobiernos “fuertes” que se ofrezcan a ponerle fin al azote sin garantizar las libertades al mismo tiempo.

Afortunadamente Costa Rica es un país sin ejército, pero la democracia es un hilo muy delicado y delgado sobre el cual no se pueden parar ciertos factores porque fácilmente lo rompen.







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