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Domingo, 24 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


El Presidente Chaves: ¡Muéranse ustedes, Yo no…ya me vacuné !

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 25 mayo, 2022


La enfermedades humanas las hemos conocido desde tiempos inmemoriales. La expectativa de vida estuvo directamente relacionada con la atención de la salud y de las enfermedades y de cómo combatirlas. Así, en 1800 a nivel mundial, incluida Costa Rica, la expectativa del promedio de vida era de 30 años. En ello jugaba también un papel importante la atención de partos, que provocaba una alta mortalidad, de madres y de niños. La literatura infantil y juvenil, relacionada con cuentos de reinas y princesas, y reyes y príncipes, jóvenes, generalmente nos relataba los nacimientos de sus hijos y de qué manera, al segundo o tercer parto, la reina o princesa fallecía, y había un segundo matrimonio donde aparecía una mujer pérfida que no quería a los hijos del primer matrimonio de su marido…eso era simplemente un reflejo de esa realidad.

Métodos rudimentarios atacaron enfermedades y pestes, endemias y pandemias. Tuberculosis y Lepra provocaban pánico social. A los enfermos los encerraban de por vida, prácticamente eran encarcelados. Costa Rica también experimentó estos encierros. Uno de los primeros hospitales en el país fue el Leprosario a principios del siglo XIX. Monedas especiales para estos enfermos las marcaban con un hueco, para distinguir que eran de uso exclusivo de ellos.

Al momento de la llegada de los españoles y europeos al continente americano se calcula que la población aborigen era entre los 90 a 100 millones de habitantes, en Centroamérica entre 5 y 7 millones, y en Costa Rica de 500.000 a un millón de habitantes.

Las enfermedades que trajeron los españoles, contra las cuales, las comunidades aborígenes, no estaban inmunizadas, produjo un despoblamiento enorme, una catástrofe demográfica. Ello contribuyó a traer mano de obra esclava negra al continente.

En Costa Rica en los días de la Independencia la población se calculaba en 50.000 habitantes.

En cuanto a la expectativa de vida de los costarricenses era de 30 años en 1800, de 35 años en 1900 y de 43 años hacia la década de 1940. Con el desarrollo de las instituciones de salud y sanitarias, con las políticas públicas que se impulsaron de desparasitación, de agua potable, de higienización de áreas agrícolas, y de vacunación en Costa Rica, en el siglo XX, especialmente con el concurso del Ministerio de Salud, desarrollado desde 1928, y de la Caja Costarricense del Seguro Social, desde 1940, y su universalización, hoy los costarricenses alcanzan expectativas de vida, de 82 años las mujeres y de 78 años los hombres.

Siempre hemos vivido con microorganismos, que los llamamos de distintas maneras, correspondiendo a definiciones y clasificaciones científicas, que podemos considerar beneficiosos o perjudiciales a nuestro organismo. Gérmenes, Bacterias, Bacilos, Virus son algunas de sus denominaciones fundamentales. Hoy todos ellos son bien estudiados, hasta donde se puede, y se avanza en su conocimiento y control, si es del caso.

Esto ha permitido que, en el mundo moderno, se haya logrado dominar algunos, someterlos en beneficio de la Humanidad. También, otros, los han sometido para perjudicar a hombres y culturas, malintencionada, perversa, criminal y genocidamente cuando se usan como medios de guerra, como armas militares y de exterminio de hombres, mujeres, niños, de sociedades, culturas y de la Naturaleza misma, en lo que se han llamado las guerras bacteriológicas, virológicas, químicas, entre otras formas.

Este conocimiento es el resultado del desarrollo del pensamiento científico, del conocimiento que se ha ido teniendo, cada vez más profundo de la Naturaleza en todas sus formas, porque se han tenido que enfrentar situaciones, que sin dejarlas al azar, al resultado de fuerzas incontrolables e inexplicables, en algún momento de la Historia, ni a castigos sobrenaturales, ni a castigos divinos, ni mágico religiosos, y porque, los hombres en sus distintas épocas históricas, buscaron las formas y los medios de enfrentar esos avatares, que les afectaban cotidiana u ocasionalmente.

Mucho de esto se desarrolló bajo el ensayo y el error. Así surgió un conocimiento botánico de matas, hojas que quitaban malestares, curaban heridas y evitaban hemorragias, diarreas y otros malestares. Los yerberos y herbarios, antecesores de nuestro médicos y farmacias, no fueron casuales. Su conocimiento se fue heredando de manera muy selectiva, casi de manera secreta y de forma también mágico religiosa. Este conocimiento también daba poder.

Hoy, con el desarrollo de la ciencia, en todas sus dimensiones, se distinguen microrganismos beneficiosos y perjudiciales. Hoy sabemos que el cuerpo humano es un laboratorio, donde conviven, en el colon, en la parte final del sistema y tubo digestivo, en el intestino grueso, en nuestra flora intestinal como se le llama, en una rica simbiosis que tenemos, bacterias que ayudan a proteger el cuerpo, alimentándose de él. Son nuestras Bacterias amigas, pequeños microorganismos que solo pueden apreciarse por medio de instrumentos científicos, que se han hecho para su mejor estudio.

Las Bacterias ayudan a digerir alimentos, ayudan a aprovechar los nutrientes de los alimentos que consumimos, ayudan a fermentarlos, producen ácidos grasos, protegen contra otras bacterias que enferman, estimulan las defensas y contribuyen a producir vitaminas, ayudan a transformar sustancias y permiten el funcionamiento de muchos ecosistemas. Se ha afirmado que la vida en La Tierra no existiría sin bacterias.

En síntesis, uno de los beneficios más importantes de las bacterias en nuestro cuerpo es el de facilitar la digestión.

Sin embargo, algunos micro organismos, como son los virus, y algunas bacterias, nos provocan enfermedades e incluso la muerte. Estos virus entrando al organismo, al cuerpo, atacan las células, las matan o les roban su alimento. Los virus producen infecciones en distintos órganos del cuerpo humano, aparato digestivo, pulmones, hígado, piel, en las mucosas y en otras partes.

La cantidad de virus es enorme lo que provoca que sea difícil clasificarlos en su totalidad. Los virus tienen distintas formas de ser adquiridos, por ingestión, por inhalación directa, por picadura de insectos, por contacto sexual.

Los virus son muy pequeños. Se les consideran parásitos, porque dependen de las células donde viven y se reproducen, pueden infectar distintas formas de vida. Los virus no pueden sobrevivir por cuenta propia. Se conocen más de 5000 tipos distintos de virus. Se empezaron a estudiar a finales del siglo XIX. Tienen una cubierta de proteínas, de grasas y de enzimas, un núcleo de ARN o ADN, que les permiten su reproducción, “replicación”, viral. El ADN porque tiene en su interior una molécula del Acido Desoxirribonucleico y el ARN porque tienen Acido Ribonucleico con capacidad de reproducirse sin meterse en el núcleo de la célula que atacan. Se les clasifica por las características de su genoma y la forma de multiplicarse. Hay también los llamados retrovirus.

Cuando el virus se mete o fija en la célula que lo recibe se produce la infección, donde muere la célula receptora o huésped originando otros virus infectantes.

Muchas de estas infecciones virales causan enfermedades agudas, la muerte en extremo, pueden permanecer latentes o con manifestaciones crónicas, o no presentar síntomas porque son asintomáticos.

Entre los virus en estado latente se ubican el HIV, el Herpes, el Papiloma Virus Humano, que hoy son los más comunes. Entre las infecciones virales crónicas está la Rubéola, la Varicela, el Sarampión, la Hepatitis B o C, también el HIV, el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS).

Los virus en posibilidad de infectar al género humano son muchos, muy pequeños, pero no todos provocan enfermedades. Generalmente se adquieren o se contagian por vía respiratoria, excreciones, transfusiones o sexualmente. Algunos se transmiten por vectores como roedores, artrópodos, murciélagos, como se ha dicho que se generó la actual pandemia del COVID 19, por aves, por diversos tipos de animales. A estos virus que surgen en animales y se pasan a seres humanos se le llama virus zoonóticos.

Algunas de las enfermedades virales son infecciones respiratorias, como la Influenza, la Influenza Aviar, el Coronavirus del Síndrome del Oriente Medio, la gastroenteritis, y el actual Coronavirus, COVID 19. De allí la importancia del uso de la mascarilla o del bozal.

Las endemias son las enfermedades infecciosas que se dan en una área, una comunidad, una región determinada, limitada a esa geografía, en muchos casos habitual a esa región particular, como lo es la Fiebre Amarilla del Amazonas.

Las epidemias son las enfermedades infecciosas que afectan varias comunidades, regiones o varios países, generalmente durante un período de tiempo.

Las pandemias ocurren cuando la enfermedad infecciosa pasa las fronteras de un país, afecta varios, alcanzando continentes completos o trascendiendo a todos los continentes, como lo es la actual Pandemia del Coronavirus.

Actualmente, desde el 2020, hemos venido viviendo una Pandemia, que paralizó al mundo, su economía, sus trasportes, sus procesos migratorios, sus relaciones internacionales, como nunca se había visto ante ninguna otra enfermedad.

La Historia humana conoce desde tiempos antiguos muchas manifestaciones de estas epidemias y pandemias, muchas veces resultantes de catástrofes naturales, tormentas, terremotos, inundaciones, sequías, que afectan animales y humanos.

En Costa Rica, desde la época de la conquista y de la colonia española, y en América, de manera similar con la presencia europea, en ese tiempo, se dieron epidemias de viruela, de sarampión, de la influenza, de la peste bubónica, de la peste neumónica y el tifus.

Entre las enfermedades epidémicas que hemos tenido, ocasionadas por virus o bacterias, en distintas localidades del país, y en distintos momentos, desde la Independencia hasta hoy, están la Anquilostomiasis, la Bronquitis, las Calenturas y fiebres intermitentes, el Cólera, la Colerina, la Difteria, la Disentería, la Escarlatina, la Fiebre amarilla, la Gastroenteritis, la Influenza, la Malaria, la Meningitis, el Paludismo, las Paperas, el Sarampión, la Tifoidea, la Tosferina, la Tuberculosis y la Viruela. Igualmente nos han tocado parte de las pandemias mundiales desde 1918, la Gripe Española, la Poliomilitis, el VIH o SIDA, el Dengue, el SARS, la Influenza del 2009, hasta hoy con el Coronavirus.

El desarrollo científico ha permitido hacer vacunas contra el Sarampión, el Rotavirus, la Viruela, la Varicela, la Fiebre Amarilla, la Hepatitis A, la Gripe, el Polio, la Rabia, Hepatitis B, Virus del Papiloma Humano, Tosferina, Difteria, Tétanos.

Frente a la Pandemia provocada por el COVID 19, y sus variantes, la comunidad científica internacional ha hecho un gran esfuerzo de coordinar investigaciones y experiencias para tratar de lograr una vacuna, en el más corto plazo posible, incluso acelerando procesos de producción de vacunas como ha sido con la Pandemia del Coronavirus,.

Por ahora nos toca ser responsables y acatar los lineamientos internacionales de la Organización Mundial de la Salud, de la Oficina Panamericana de Salud, y del anterior Gobierno de la República y de su Ministerio de Salud, en sus orientaciones y comportamientos sociales que debemos tener para enfrentar la Pandemia del Coronavirus, como se ha respecto al virus del COVID-19 que llegó para quedarse.

Entre las medidas que hay que seguir están la continuación de la vacunación masiva de la población costarricense, ojalá hasta alcanzar la cuarta dosis para todos los adultos mayores, que ya la están recibiendo, y ampliando al máximo la de niños. Por esto sorprende la forma irresponsable como el nuevo Gobierno, de Rodrigo Chaves Robles, ha dejado de aplicar la obligatoriedad de las medidas que se venían ejecutando desde el 2020. El mensaje del Presidente Rodrigo Chaves fue claro y contundente, en contra de lo dispuesto por el Gobierno de Carlos Alvarado. En televisión, poniéndose Rodrigo Chaves la cuarta dosis contra el COVID, dijo, palabras más, palabras menos, en un mensaje que yo traduzco así: “Yo me vacuno con la cuarta dosis contra el COVID. Usted, dirigiéndose a los televidentes, pueden o no hacerlo. La vacunación en mi gobierno no es obligatoria. Ese es su problema. Yo procuro salvarme, Usted puede morirse por su propia voluntad, con apoyo del Gobierno. Mi salud me importa. La suya no me importa. Tampoco me importa los que Usted infecte.”

En materia de salud pública, de salud de niños y de viejos, esto no se puede dejar a la discreción de las personas, que sin conocimientos científicos, y por prejuicios de distintos tipo, se oponen. El derecho a la salud, a la buena salud, y a la vida, es un Derecho Humano fundamental.

Entendamos que vivimos con Bacterias y Virus, otros gérmenes y micro organismos que se comportan como nuestros amigos y enemigos. A los enemigos hay que saberlos enfrentar. No se enfrentan con comportamientos ni reacciones idiotas e irracionales, ni con la indiferencia de que a mí no me va a atacar…porque puede ser demasiado tarde.

La situación actual de la Pandemia en su actual quinta ola, sigue matando personas, y creciendo numéricamente. Hay que atacarla y combatirla. En Costa Rica en los días que llevamos de Gobierno han aumentado los casos casi en 20.000.

El método eficaz que se ha venido usando contra la propagación del COVID es la vacunación masiva, hasta su cuarta dosis, y mantener el uso de mascarillas o bozales, para evitar el contagio por aire.

Gracias al desarrollo de la medicina, y dentro de ella de las vacunas, hoy tenemos altos estándares de salud y de longevidad. Las vacunas empezaron a desarrollarse con inoculaciones a principios del siglo XIX, para atender infecciones por viruela trasmitida por el ganado. Desde ese tiempo empezó a usarse el concepto de vacuna.

Frente a la viruela y la difteria en el siglo XIX se dieron medidas obligatorias de vacunación, demostrándose que la vacunación era lo más eficaz, y de mayor impacto, en la salud pública para disminuir las enfermedades, y la mortalidad, provocadas por enfermedades infecciosas, junto con el acceso al agua potable, la que en Costa Rica se le puso atención desde el desarrollo de la cañería en San José, en 1865.

La vacunación contra la viruela a nivel mundial prácticamente ha contribuido a erradicarla desde 1980. Con la poliomelitis ha sucedido igual a un nivel de casi erradicarla hoy a nivel mundial. Millones de personas se han salvado gracias a estas vacunaciones, inyectables o de vía oral.

Las vacunas son preparados que se hacen con base en microorganismos, muertos, debilitados o vivos, como son las bacterias, hongos, parásitos, virus, que se le dan a las personas para atender enfermedades infecciosas y para prevenir estas enfermedades. Tienden a producir protección ante una enfermedad para el resto de la vida. Se trata de generar, con las vacunas, una inmunidad produciendo anticuerpos contra ciertos virus y bacterias.

Las vacunas en cierta forma son imitaciones de las enfermedades o infecciones que con ellas se busca prevenir, con las que se trata de engañar al cuerpo para que se defienda, y fortalecer el sistema inmunitario del cuerpo. Así, las vacunas producen anticuerpos que pueden ser permanentes o duraderos, de allí su importancia. Las vacunas son particulares y específicas, las hay de distintos tipos, y en el futuro pueden aparecer otros tipos.

Las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue produciendo a la humanidad, previenen enfermedades que antes causaban grandes epidemias, muertes y secuelas.

La inmunización por vacunas también ha contribuido a rebajar el costo de la atención pública de las enfermedades. Es mejor tener gente vacunada que personas internadas hospitalariamente. Es mejor tener gente sana que enferma, y socialmente más barato. Con las vacunas se pretende, de manera eficaz y segura, controlar las enfermedades prevenibles de trasmisión para personas de todas las edades. Las vacunas lo que producen es una inmunización en la persona vacunada.

La vacunación en distintas etapas de la vida es para asegurar mayor capacidad de respuesta defensiva a las enfermedades. Con la vacunación se pretende proteger a la persona y a toda la comunidad. La vacunación en este sentido es una responsabilidad social, colectiva. Por ello también se ejerce control de vacunación para los viajeros.

En el siglo XX se empezaron a desarrollar políticas de vacunación masivas para todas las poblaciones. Esto fue apoyado luego por la Organización Mundial de la Salud, y la Oficina Panamericana de Salud.

En Costa Rica desde que nacemos se controla minuciosamente la vacunación de infantes, niños, adolescentes y adultos, y actualmente de adultos mayores. Las vacunas que se aplican, en este control, se lleva a cabo en distintas edades para asegurar la mayor y mejor prevención de enfermedades.

Las personas que no reciben vacunas aumentan su riesgo de ser enfermas, o de adquirir enfermedades que son prevenibles. Para eso es que se llevan los controles por tarjetas o pequeñas libretas, tipo calendarios, de vacunación, para las distintas edades de las personas, y ante las diferentes enfermedades que se atacan con esos controles.

Algunas enfermedades como Tétanos o Difteria se pueden vacunar sin límite de edad. En otras enfermedades la vacunación se produce para evitarlas, como es el sarampión y la rubeola. Los niveles de vacunación hoy permiten atender grupos de personas con riesgos de enfermedad, o alergias a compuestos médicos.

Entre las enfermedades que hoy se previenen por uso de vacunas están el Cólera, la Difteria, la Encefalitis japonesa, la Encefalitis por garrapata, la Fiebre amarilla, la Fiebre tifoidea, la Gripe, la Haemophilus influenza tipo B, la Hepatitis A, la Hepatitis B, Herpes zóster, Infección por Meningococo, Infección por Neumococo, Parotiditis, Poliomelitis, Rabia, Rotavirus, Rubéola, Sarampión, Tétano, Tosferina, Varicela y Virus del Papiloma Humano. El algunos países se agregan la Rubéola congénita, el Tétanos neonatal y las Paperas.

En Costa Rica, el esquema de vacunación actual protege contra 15 enfermedades y está considerado como uno de los más completos del continente.

El proceso empieza desde que nace un niño en el país. Al nacer se le pone vacuna contra Tuberculosis, la BCG, y la primera dosis contra la Hepatitis B. A los 4 días se le realiza el control con la prueba del tamizaje, que es una prevención temprana, para atender un conjunto de enfermedades metabólicas, que en su mayoría tienen un componente genético o hereditario, que pueden tener, o producir, secuelas graves si no se diagnostican de manera temprana en la vida. Una de estas secuelas es el Hipotiroidismo congénito, que es cuando a los niños al nacer la glándula tiroides no le funciona bien, que es la glándula que tiene que ver con el crecimiento y el desarrollo de la inteligencia.

Antes, cuando no se hacía el diagnóstico, de este Hipertiroidismo, al año empezaban a darse cuenta que los niños no crecían y no se desarrollaban en su aspecto motor de manera normal, porque ya el daño estaba hecho. En estos casos, si se tratan a tiempo, se les da una hormona y los niños tiene un desarrollo normal.

Luego, a los dos meses, los niños son vacunados contra la Difteria, la Tosferina, el Tétano y la polio, la Meningitis por Hemófilos de Influencia y la vacuna de Neumococo. A los 2, 4, 6 y 15 meses se les realizan refuerzos vacunatorios contra la Difteria, la Tosferina, el Tétano y la Polio. De nuevo se vuelve a reforzar a los 4 años y a los 10 años, cuando los niños están a la altura del cuarto grado escolar. La vacuna anti tetánica se refuerza cada 10 años. También a los niños se les vacuna contra el Rotavirus, que es lo que antes llamaban popularmente gastro.

En nuestro sistema Hospitalario el Hospital Nacional de Niños, inaugurado el 24 de mayo 1964, hace 58 años, desempeña un papel de primera línea en el cuido de la salud de nuestros niños. Siempre ha tenido, con su personal, una filosofía, desde su fundación, de que todas las enfermedades de niños son tratadas como enfermedades de emergencia, que pueden evolucionar gravemente en 24 horas.

Abnegación, entrega e identificación total con la institución caracteriza al personal del Hospital, en todos sus niveles de trabajadores, los médicos, las enfermeras, los administrativos en general. De los hospitales de América Latina ha sido pilar, pionero en muchas cosas, y un modelo a imitar. Sus directores han impregnado este sello, y han dado esa confianza pública.

Actualmente la Dra. Olga Arguedas, con 40 años de dedicarse a este Hospital, hoy Directora de esta noble institución, le ha tocado atender la emergencia de la Pandemia, de una manera casi invisible, por el impacto de esa enfermedad en la población adulta nacional, y su morbilidad, pero que no ha dejado de lado en su impacto a la niñez del país. El Servicio de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica de este Hospital, dirigido por la Dra. Marcela Hernández de Mezerville, también ha jugado un papel clave en la atención de la Pandemia en infantes.

Al mes de abril de este año el Hospital Nacional de Niños había tenido 718 niños hospitalizados, sin tomar en cuenta a los niños que se atendieron en las Servicios pediátricos de otros hospitales y del interior del país. Es una cifra alta. De ellos estuvieron 129 en cuidados intensivos, en una situación crítica que amenazaba sus vidas, con 17 fallecidos, que las autoridades hospitalarias hubieran preferido que esa cifra hubiere sido CERO fallecidos.

La Pandemia en niños es muy importante en cuanto afecta su salud física y mental. Físicamente se ha detectado, para casos que salen del COVID 19, un fenómeno inflamatorio generalizado, muy grave, que inflama las paredes de los vasos sanguíneos e inflama el corazón, Síndrome, que en inglés se describe con las siglas MISC, que deja secuelas en el corazón. En esta situación han habido 63 casos con un fallecido, sin saberse aún cual va a ser la situación de estos niños, en el mediano plazo, porque no se sabe cómo se comportarán sus arterias coronarias en el futuro.

En el campo de la salud mental de los niños éste también ha sido un lugar poco atendido públicamente, pero no deja de ser muy grave. Aquí se trata de los intentos de autoeliminación, de suicidio infantil, por los efectos de la Pandemia, casos de suicidio que durante la Pandemia han incrementado. En esto ha influido la inasistencia al sistema escolar, la atención de los niños alterada al sentir amenazadas sus vidas, las de sus familias, de ver afectado su bienestar personal y familiar, de sufrir el desempleo de sus 600.000 familiares desempleados en diciembre del 202º, de ver afectado el desempleo de 100.000 madres cabezas de familia, y la reducción de ingresos de sus hogares a situaciones precarias, de ver a 120.000 jóvenes lanzados fuera del sistema escolar y colegial a finales del 2020, de sufrir con sus papás, situaciones y condiciones socio económicos estrechas y graves, de vivir hacinadas en las condiciones material es de sus vidas por las restricciones impuestas por la Pandemia en el 2020 y 2021 particularmente. La salud mental de los niños, en este sentido se ha agravado, se ha afectado mucho, han llevado el mayor peso. En salud mental los niños quizá son la población que ha llevado el mayor peso. El Hospital Nacional de Niños es testigo de esta situación. La interacción de los niños no es igual presencial que virtual. Era necesario ya la presencialidad en aulas, sin perder o debilitar los controles de la mascarilla o el bozal, por lo menos. Me consta pasar frente a escuelas privadas donde veo jugar futbol a niños con mascarillas que no deben pasar de los 6 o 7 años, pero todos con mascarillas, probablemente en esas escuelas la mayor cantidad de niños y sus familiares han sido vacunados y toman las medidas, desde sus hogares, de protección.

No es el tiempo, con el incremento de casos que hay de la quinta ola del COVID, de liberar a la población de la mascarilla. La salud individual no está encima de la salud pública, en una situación como la que tiene el país.

El Presidente Rodrigo Chaves Robles es el responsable directo de las muertes que por ello se están causando. El Estado, y el Gobierno, tienen una Obligación de tutela de la salud pública.

La Ley Nacional de Vacunación y la Norma de Vacunación, existentes y vigentes, establecen la obligatoriedad de inmunizar y proteger a los menores de edad. A todos los menores de edad se les puede vacunar obligatoriamente con asistencia de la Caja Costarricense del Seguro Social, del Hospital nacional de Niños, del Patronato nacional de la Infancia, aun cuando sus propios padres se opongan, porque el Estado asume en este caso la protección del bien supremo de la salud de menores de edad. En el sistema educativo el Ministerio de Educación Pública de obligar a que todo el personal docente y trabajadores de la educación se vacunen, y todos los niños en edad escolar y matriculados asistan a las aulas ya vacunados. La Ministra a cargo de la Educación será igualmente responsable que el Presidente en el aumento de casos de niños con COVID. Puedo entender, sin embargo, que la Ministra de Educación y la de Salud, quieran enterrarse con el Presidente en esta causa, que ha marcado el Presidente: ! Muéranse ustedes, yo, porque ya me vacuné!

El Colegio de Médicos, y las Asociaciones especializadas de médicos, relacionadas con el COVID, ¿dónde están? ¿Le tienen miedo al Gobierno? ¿Cuál es el bien supremo que deben tutelar, las relaciones con el Gobierno o con la salud de la población? ¿Los sindicatos del Sector Salud, dónde están en esta lucha? ¿Y los sindicatos del Sector Educación, qué están haciendo con su silencio?

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