El silencio como derecho: Tendencia mundial de vanguardia avanza en Costa Rica

En un mundo donde el ruido se ha convertido en un compañero indeseado en muchos casos, la búsqueda del silencio ha emergido como una tendencia de vanguardia a nivel mundial.

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Se trata de todo un movimiento que aboga por la creación de paisajes sonoros positivos, no solo para el bienestar ciudadano, sino también, para fortalecer sectores clave como el ecoturismo.

Nuestro país no es la excepción de este movimiento y por ello, el diputado Antonio Ortega y el colectivo Costa Rica Sin Ruido, impulsan un proyecto de ley que crearía paisajes sonoros positivos en el entorno urbano.

“Con este proyecto, hablamos de introducir y promover el concepto de paisajes sonoros positivos como una concepción vinculada al derecho a la salud y a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, señaló el diputado frenteamplista.

El reporte ‘Fronteras’, publicado en 2022 por el Programa Ambiental de las Naciones Unidas, subraya la importancia de alejarse de ambientes ruidosos y migrar hacia barrios y ciudades con paz sonora.

Ejemplos de estos sonidos incluyen el canto de las aves, el susurro del viento y el murmullo del agua.

Ciudades más avanzadas en esta tendencia, como Lyon en Francia y Barcelona en España, han implementado políticas que reducen los sonidos aturdidores de ferrocarriles, motocicletas e industrias, al tiempo que protegen el silencio en áreas clave como parques, hospitales y zonas residenciales.

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Estos ejemplos europeos destacan por estar en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere mantener los niveles de ruido por debajo de los 55 decibelios durante el día y entre 40-45 decibelios por la noche.

En Costa Rica, las regulaciones para el control del ruido se quedan cortas en comparación con las mejores prácticas internacionales.

Hoy día, un decreto del Ministerio de Saludo establece límites de 65 decibelios durante el día y 40 decibelios en la noche para zonas residenciales; lo que significa que no estamos logrando cumplir con los estándares de la OMS y por ello, se requiere aprobar una ley para proteger el derecho de los ciudadanos a un ambiente sano y equilibrado.

El ruido no es solo una molestia. Es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos cardiovasculares y metabólicos, como la hipertensión arterial y la diabetes. Además, afecta la calidad del sueño, provoca estrés, irritabilidad y entornos de aprendizaje y trabajo inadecuados.

“Los paisajes sonoros positivos dan un efecto totalmente contrario, ya que aumentan la concentración y la productividad, a la vez que mejoran la calidad de vida”, dijo Eduardo Sasso del colectivo ciudadano Costa Rica Sin Ruido.

En ese sentido, continúa el experto, Costa Rica, con su rica biodiversidad y atractivo natural, tiene una oportunidad única de adoptar esta tendencia de vanguardia.

“Al hacerlo, no solo mejoraría la calidad de vida de sus ciudadanos, sino que también reforzaría su posición como un destino ecoturístico líder, donde el silencio y los sonidos de la naturaleza se conviertan en un derecho y un privilegio para todos”, finalizó. Es hora de rendirle homenaje a los sonidos positivos que tienen millones de años de engalanar nuestro entorno natural”, finalizó Sasso.