El verdadero “Jurassic Park” en Costa Rica con cataratas de 140 metros
Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Jueves 07 enero, 2021
Una catarata con caída de agua de más de 140 metros y un cañón con paredes gigantes de piedra decoran una zona nunca antes incursionada por el humano.
El grupo Toros Canyoning, expertos en canyoning (un deporte vertical con cuerdas enfocado en la exploración de barrancos y cañones), cumplió el sueño de ingresar al corazón del Barranco del Río Barroso en Marsella de Venecia en San Carlos.
Tras años de acercamientos, Toros realizó el sueño de descender a la base de la catarata gigante y recorrer el cañón en su totalidad, saliendo por la catarata de “La Cueva”, río abajo.
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Esta cascada nace en la antigua fila del Volcán Viejo, en el Parque Nacional de Aguas Juan Castro Blanco.
En los últimos años, muchos aventureros nacionales y extranjeros han emprendido subir contracorriente por el caudaloso Río Toro, escalando piedras y cruzando pequeños rápidos para tratar de llegar a la base de la gran cascada, pero la travesía llega a su fin en un sitio conocido como “La Cueva”.
Aquí, las paredes del río se cierran en un angosto cañón, donde una catarata de unos 20 metros impide seguir avanzando.
Todo intento de escalar los costados ha fracasado, y la base de la gran cascada ha permanecido siempre fuera del alcance, escondida en un profundo cañón donde el sol brilla solo unos minutos al día, señalan los cañonistas.
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Adentro, encontraron un paisaje como de otro planeta, con paredes de piedra de cientos de metros de altura, un bosque de “sombrillas de pobre” gigantes, aguas rápidas y vientos de 90 km/h.
La hazaña no se logró de la noche a la mañana, sino que es el fruto de múltiples expediciones a lo largo de cuatro años y del apoyo que brindaron decenas de personas.
El Grupo Unidad Ecos de San Carlos fue el primero en lograr el acceso por montaña a la cabecera de la cascada gigante, y en llevar pesadas cuerdas de rescate con las cuales hicieron una primera incursión por las laderas del oscuro barranco.
No tocaron el fondo del cañón, pero fueron testigos de la asombrosa eterna tormenta que la catarata forma en sus entrañas al chocar con las rocas, y más importante aún, abrieron un camino viable para futuras incursiones.
En segunda instancia, representantes de la Asociación de Desarrollo Marsella de Venecia apoyaron a Toros Canyoning Group a realizar otras giras de inspección y acercamiento y, finalmente, barranquistas internacionales como Félix Ossig-Bonanno (Australia), Fernando Fraire Tirado (México) y Pablo Ruiz de Llanza (España) dieron su apoyo en las dos giras en las que se incursionó a las entrañas del cañón.
Finalmente, la marca PETZL, cuyo lema es “Acceder a lo inaccesible”, donó todo el equipamiento necesario para ingresar a tan inhóspito lugar.
“Estar colgado de una cuerda ultradelgada sobre un cañón completamente inexplorado, con la cascada gigante de Barroso a la par haciendo un ruido ensordecedor… Ningún miembro del grupo va a negar haber sentido cierto nivel de miedo”, dijo Scott Trescott, de Toros.
Por su parte, Allan Brenes, un montañista y rescatista con un extenso conocimiento de la geografía nacional, expresó que este ha sido el lugar más increíble que ha podido observar en toda Costa Rica.
El equipo de Toros dejó la ruta equipada para que otros puedan recorrerla.
Eso sí, la ruta tiene una clasificación de dificultad sumamente alta.