El hombre que sería Rey
Pedro Oller poller@ollerabogados.com | Martes 14 julio, 2015
Quiero pensar que esta es una sociedad que no entiende de extremos pero también que anhela liderazgos. A ver si puede Otto reencontrarse con su mejor versión
El hombre que sería Rey
Hace un montón de años, mi tío Johnny me puso a ver la película en que Michael Caine y Sean Connery encarnan la novela de Rudyard Kipling. Sigue siendo una de mis favoritas. Tanto que compré luego la novela y también me encantó. Y tengo el DVD.
Hace menos años, me encontré con Otto Guevara en Boston durante un seminario en que coincidimos. Al final del día y en un pub, Otto me dijo que sería Presidente de Costa Rica y yo pensé que era el efecto de las cervezas.
Al regreso, Otto se abocó a esa intención y lo he seguido.
He de reconocerle que son más sus aciertos en la Asamblea Legislativa que los demás desaciertos que ha cometido en su carrera política. Lo malo es que los últimos son muchos y cuantiosos.
Ha logrado alejar a gente tan valiosa como Federico Malavassi, con quien también coincidimos. Ha reculado en su posición respecto a la deuda política y consecuentemente ha arrastrado denuncias, deudas y embargos. Otto y el Movimiento Libertario han logrado perder su convocatoria y su ámbito de atracción, repitiendo los mismos errores de clientelismo y exclusión.
A nivel electoral el golpe más certero fue en la elección anterior. Con una fórmula presidencial interesante y en un momento crucial fueron incapaces de capitalizar y entraron cuartos (¡4!) con el Frente Amplio adelante. Lo que es peor, su disminuida fracción legislativa está partida en dos, literalmente.
En Costa Rica frente al futuro electoral lo cierto es que cada vez hay menos militancia partidaria, votamos con desencanto y desconfianza por lo que ha ocurrido y nos decidimos por temas que resulten ciertos y verificables frente a desvirtuadas promesas o fallidos slogans que no calan.
Es ahí donde, esta semana que pasó, Otto perdió aún más favores. El hombre que sería Rey es hoy también el hombre que parió el porteo como figura legal.
Sin distanciarse de los porteadores, que hoy son una lacra porque no solo nos incomodaron el tránsito, sino que también pusieron en riesgo la vida de varios costarricenses. Sin distanciarse de su colega, José Alberto Alfaro, cuyo grupo familiar ostenta más de 700 licencias de porteo.
Así es cierto que Otto hace mediano esfuerzo por poner en el tapete los abusos salariales del sector público. Como la semana pasada cuando denunció a empleados del ICE, Racsa y CNFL cuyos millonarios salarios no corresponden a ninguna realidad salvo la de las convenciones colectivas y pluses salariales de privilegiados empleados públicos.
Pero que falta hace el Otto enfocado. El que estuvo solo en la Asamblea y sacó tremenda tarea. El que hizo del Movimiento Libertario un partido pensante, íntegro y contestatario. Hace mucha falta porque se perdió y se pierde también un contrapeso frente a la claridad que muestra el Frente Amplio no solo ideológica sino de acción.
Sin importar de cual generación se trate, este es un momento clave para el país por lo que nos jugamos en futuras elecciones. Quiero pensar que esta es una sociedad que no entiende de extremos pero también que anhela liderazgos. A ver si puede Otto reencontrarse con su mejor versión.
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