El primer elemento
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 13 mayo, 2016
La “virgen del Sol”, Yumbaruti, es una princesa huetar del año 500 a.C. Parte de su pueblo se asienta en Turrialba, y como otras civilizaciones indígenas, la de ella lo hizo en los márgenes de ríos por la fertilidad de los suelos y la exuberante hidrografía que constituían, además de una vía de transporte, una extensa fuente de alimentos. Se trató de una era en que hombres y mujeres convivían en armonía con el agua.
Siglos después, los descendientes de Yumbaruti, construyeron acueductos y depósitos de agua. El progreso aún se mantiene en armonía con el sagrado líquido, considerado “purificador”: las indígenas embarazadas o en menstruación no entran a las casas para no “infectarlas”, se purifican con el agua de ríos. “Cuando están en cinta… se van al monte a parir...cuando paren se bañan, lavan la criatura y se ponen a cantar”, escribe el investigador Asdrúbal Vargas.
En el siglo XVI, el encuentro de la cultura indígena y española, significó la alteración en el manejo del recurso hídrico, se inicia un uso intensivo y sin protección del agua aunado a la deforestación y destrucción de la fauna, como consecuencia de una agricultura extensiva y la extracción de más oro de ríos y minas generando la contaminación del vital elemento. Se marca el inicio de la degradación paulatina de los recursos naturales, entre ellos el hídrico.
El crecimiento demográfico aleja a las poblaciones de los márgenes fluviales. El agua para los menesteres domésticos se tomaba de los ríos, quebradas o manantiales y era transportada en vasijas de arcilla por medio de los indígenas, a veces caminando kilómetros para obtenerla.
La contaminación mencionada por extracción de oro y deforestación, unidos al crecimiento poblacional complica cada vez más el manejo del agua y su pureza. La contaminación de ésta trae consigo enfermedades, dificultades y enormes trabajos humanos para obtenerla.
La actividad comercial rompe aquella armonía de nuestros antepasados con el agua. Las actividades mineras, bananeras, ganaderas, y el desarrollo energético a partir del siglo XIX se desarrollan en detrimento de los recursos naturales; provocando un desastre ambiental por el que hoy, quizá usted, sea uno de los que se pregunta ¿por qué se va tanto el agua?
Probablemente, esa pregunta le suene como un derecho, por “pagar” el agua que consume. Sin embargo, pareciera que se ha perdido aquella cultura de nuestros antepasados, de considerar el preciado líquido como sagrado y haber cometido el error de pensar que era inagotable.
En 1960, en “Costa Rica…el 59% de la población se abastecía de agua por cañería intradomiciliaria (inicia la era de la comodidad hídrica). Después de 50 años, la cobertura por cañería o acueducto pasó a 98% y la calidad alcanzó el 90,1%”, según Darner Mora director del Laboratorio Nacional de Aguas de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Mora sostiene que en Costa Rica “se ha evolucionado en el suministro de agua para consumo humano (ACH), ubicando a nuestro país en el tercer lugar en el Continente, solamente por debajo de Canadá y Uruguay (año 2011). A esto se une el gran avance en la cobertura con ACH de calidad pasando de 50% a 90,1% en el mismo periodo”.
Ello es fruto de la creación y trabajo de AyA, que este año cumple su 55 aniversario. Su presidenta ejecutiva, Yamileth Astorga Espeleta, reconoce el agua como un Derecho Humano, pero el mismo –advierte- “debe generar un compromiso de ahorro…sino la protegemos se agota”.
Por su parte, Adrúbal Vargas, señala un cambio cultural en el uso del agua considerada “ahora ya no como un dios sino como un recurso subordinado a las necesidades de los habitantes”.
En la Antigua Grecia, uno de sus siete sabios, Tales de Mileto, dijo que “el agua es el primero de los elementos y el que da origen a los demás”. En la oda I, “A Gerón, rey de Siracusa”, se lee lo que la princesa turrialbeña, Yumbaruti, quizo transmitir a sus generaciones: “Nada hay mejor que el agua: brilla el oro como luciente llama en noche oscura entre las joyas de real tesoro”.
Para salvar el agua, ¿podremos los ticos renacer en esas filosofías helenística e indígena del pasado? Depende de usted.
Si bien no volveremos a vivir como vivían nuestros antepasados indígenas, sí podríamos retomar su filosofía con respecto al agua, porque sin ésta, en cantidad suficiente y potable, no podrá haber vida como la que vivimos hoy.
Carmen Juncos y Ricardo Sossa
Redactores y Editores Jefes
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Fuente: Arce, Rodolfo. “Guía de literatura universal”. 1974. / Fonseca, O. 1996: “Historia antigua de Costa Rica. Surgimiento y caracterizaciónde la primera civilización costarricense”. Editorial Universidad de de Costa Rica. 1996. / Mora, Darner y otros. “Agua para consumo y saneamiento”. 2011. / Vargas, A. (2001). “El manejo histórico de los recursos hídricos en Costa Rica…”. Anuario de estudios centroamericanos, Universidad de Costa Rica. 27: pp 59-81.