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El saldo

Pedro Oller poller@ollerabogados.com | Martes 25 septiembre, 2007


Renunció Kevin Casas a la segunda vicepresidencia de la República y al MIDEPLAN. Asume, con la decisión tomada, total responsabilidad de sus actos y demuestra una hidalguía merecedora de reconocimiento. Primero pidió disculpas y se alejó, pero como se dio cuenta de que no era suficiente, con su dimisión confirmó la única salida a este penoso episodio.

Sin embargo, en este país donde nunca se queda bien, ahora las críticas son por el tiempo que tomó la decisión. Mal dirigidas, por cierto. El responsable de ese lapso de incertidumbre no fue don Kevin, sino un gobierno insulsamente plagado de ambages y absurdas explicaciones.

Con su actitud, los de Casa Presidencial fueron quienes más atizaron la hoguera, sembrando la duda y la incertidumbre de forma innecesaria entre quienes no somos actores políticos.

Por ahí, se desprende un efecto inmediato y de complicada resolución: Nos hemos desencantado de una administración que tanto prometía. Consecuencia de la apuesta a un solo tema, en una sola vía, el TLC.

Porque ahora resulta que si el Tratado no va, tampoco las leyes complementarias por decisión unilateral del gobierno de turno. Así el país y sus instituciones requieran mucho de su contenido. Así, se eche por la borda el tiempo invertido en su discusión sin tiempo para pensar en alternativas.

Al chantaje del PAC, que sigue debatiéndose peligrosamente al margen de la democracia, respondió el Ejecutivo de igual forma sin importarle los que estamos en medio. Con ello, las dos fuerzas políticas mayoritarias nos hacen entender que a la mesa se sientan solo dos jugadores.

Hay desilusión, con tintes de indignación también, por un discurso peligrosamente inapropiado, que hoy arremete en contra de la prensa y de ciertos políticos opositores a su gobierno quienes, a pesar de apoyar el TLC, empiezan a dar muestras de no rendirle sumisa pleitesía. Tal parece que don Oscar no escapa de las torceduras de brazos y de las apropiaciones ególatras (mi vicepresidente, uno de mis mejores ministros), resaltando el marcado distanciamiento existente entre la cúpula y nosotros los mortales.

En un momento de reflexión y prudencia, donde el señor Presidente debería erguirse como ejemplo, no tenemos visos de moderación y estamos preocupados. Preocupados porque la cosa no se acaba el 7 de octubre.

¿Cuál es el balance post-memorando? Nos damos de cuenta que el documento trasciende a sus autores. En cualquier caso, hizo bien don Kevin en renunciar. Pesara para el país y no para una persona, su guía y aporte al Plan Nacional de Desarrollo, que en cualquier caso debe ser el norte independientemente del TLC.

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