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COLUMNISTAS


El suampo que quiere Ortega

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 05 noviembre, 2010


La trampa fue articulada con precisión, Daniel Ortega logró convertir el río San Juan en un escudo para levantar el nacionalismo.

Ahora la estrategia del Presidente nica es intentar por todos los medios alargar este problema fronterizo, cuyo objetivo es que se vaya a la Corte Internacional de Justicia en La Haya, donde durará dos o tres años.

Es triste que un país en miseria, como Nicaragua, y otro pobre, como Costa Rica, vayan a tener que gastar millones de dólares en abogados y diplomáticos. El último pleito nos costó $1,5 millones, y pudo haber sido más.

Una esquina en el noreste, de escasos kilómetros cuadrados, un suampo más precisamente en la punta norte de Isla Calero en la provincia de Limón, ha sido el anzuelo.

El dragado del barco bautizado “Soberanía” nació con este fin, sembrar cizaña tras trillados discursos populistas, financiado por el Alba y a cargo de un comandante, custodiado por militares.

Ortega se ha salido con la suya.

La respuesta de Costa Rica pese a ser enérgica y contundente no ha tenido resultados palpables. Los militares nicas campantes siguen intentando sobrevivir desterrados en un suampo donde abundan los mosquitos y la vida pasa lentamente.

Nuestro país apela a la Organización de los Estados Americanos (OEA), que a mi parecer ha perdido bastante credibilidad luego de su incapacidad para mediar en el derrocamiento de Manuel Zelaya en Honduras.

El problema es que la OEA debe pedir permiso a un pie para mover el otro, es decir este organismo trabaja con base en consenso y eso es muy difícil de lograr en un continente de tantos matices ideológicos.

La solución más favorable para la presidenta Laura Chinchilla hubiese sido que la OEA acordara el nombramiento de una comisión que verificara que los militares nicas están violando la soberanía nacional.

Sin embargo, el problema es de interpretación de linderos y en este caso la OEA no puede hacer más que “dialogar”, como lo hizo también en el caso de Honduras.

Ahora, su secretario, José Miguel Insulza, viajará a “visitar” a Daniel y Laura, los resultados son tan predecibles como la misma credibilidad de la OEA.

Entonces, la cruda realidad es que Ortega tiene la sartén por el mango, y Nicaragua una vez que lanzó la carnada no va a echar atrás.

Cada día que pase en conflicto es una victoria para Ortega, quien pretende ser reelegido por segunda vez, y necesita desviar toda la atención de la miseria que sufre el noble pueblo nicaragüense, que no tienen ninguna vela en este entierro.

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