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Elegía a la jacaranda

Macarena Barahona lmacarena62@hotmail.com | Sábado 27 marzo, 2010



Cantera
Elegía a la jacaranda

Marzo es el mes luminoso: el del viento fertilizante que trasiega el polen, las semillas, las flores, las uniones.
El espacio lo cubren los lilas maravillosas en las copas de los altos y espléndidos árboles de jacaranda, rosados robles de sabana, fuegos anaranjados de porós, que viven entre nosotros.
Marzo sorprende, vienen con él memorias que luchan contra la guerra del olvido.
Memorias que alertan nuestra vigilia frívola como la sombra de un jacaranda construyeron sus sueños y deseos.
Memorias de la tierra, del color de las flores, memorias del verano.
Un 20 de marzo de 1856, vísperas de equinoccio, el arrojo de los valientes capitanes Manuel Quirós, José María Gutiérrez, el oficial Rojas y dieciséis costarricenses más, les cuesta la vida.
El combate fue corto pero encarnizado, los filibusteros fueron desalojados y obligados a huir a Nicaragua.
No sé si bajo la sombra de algún higuerón del Parque Santa Rosa, reposan sus restos y los de los otros costarricenses, pero comulgarán debajo de la tierra con los hijos de los higuerones. Y probablemente ni una placa conmemora la lucha que estos los jóvenes compatriotas realizaron aquel 20 de marzo contra los norteamericanos y europeos codiciosos de nuestra tierra.
Marzo tiene el olvido y la luz de las jacarandas, para la memoria de otros, evoca UNA PATRIA querida, defendida del olvido, atravesada en los tiempos, por las líneas que imponen a la desmemoria: la ignorancia, la futilidad de la inteligencia.
Donde el pasado no es más que el silencio, y los filibusteros alimentan nuestra mente, para llenarnos de vacuidad y la patria era aquello insobornable, solo un cuento antiguo, donde la libertad pudo más que la ficción.

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