A Juan Carlos Rojas le pusieron un zipper en la boca
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 22 diciembre, 2022
Cuando por obra y gracia del Espíritu Santo se descubrió, que el representante del técnico de la Selección Nacional es hermano del agente que agendó los últimos partidos de la Tricolor, incluyendo el que se suspendió en Irak, y que supuestamente se le cancelaba al “hermanillo” del estratega colombiano, una Comisión mucho más elevada de lo que se acostumbra, se le cayó un negocio multimillonario a algunos.
La alta comisión alcanzaba para repartir millones de dólares entre dos o tres personajes, supuestos actores de la obra.
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Desnudados los autores de tan ingenioso negocio, no le quedó más remedio a los habitantes de la Casa de los Sustos, que seguir los consejos del fiscal Carlos Ricardo Benavides y romper vínculos con la agencia, por un evidente y claro conflicto de intereses, curiosamente “no advertido” en su momento, por quienes participaron de las negociaciones.
Igualmente, cuando el presidente de la Federación, en conferencia de prensa improvisada en la frontera con Irak, dejó callado al jefe de la delegación, el presidente del Saprissa y tomó él el control de la situación, no dijo la verdad al tratar de explicar el cuento de los sellos y demás yerbas en los pasaportes de la delegación costarricense.
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El periódico La Nación, documentos en mano, demostró que el dirigente no hablaba con la verdad en tan complicada situación.
De regreso a casa, terminado el Mundial y a pocos días de que se inicie nuestro “competitivo” campeonato, con cuatro equipos reforzados hasta los dientes y otros ocho sangrados sin misericordia, se conocen más detalles de situaciones y hechos negativos y contraproducentes que sucedieron con la Selección Nacional en la frontera con Irak, tapados por la dirigencia.
Se especula que los líderes de la Tricolor ya sabían con anticipación que el partido con Irak no se celebraría, y a pesar de ello, tuvieron al equipo detenido en la frontera por muchas horas.
Fácil deducir qué con este enjambre de problemas, más otros que faltan por dilucidar, no se podía esperar una gran actuación frente a España. Llegó el humillante 7-0 y la Selección Nacional se convirtió en el hazme reír del planeta y sin embargo, el principal responsable de esta catástrofe sigue escondido y moviendo piezas para que no se le desbarate su obsesión y máxima ambición: hacer carrera en FIFA y tratar de escalar los peldaños que en su momento alcanzó Eduardo Li.
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