En anarquía circulan autobuses capitalinos
Danny Canales dannycanales.asesor@larepublica.net | Lunes 12 septiembre, 2011
Capital es tomada a diario por 1.500 unidades
En anarquía circulan autobuses capitalinos
Planes para mejorar caos vial seguirán esperando
Las personas que visitan San José a diario deberán seguir ahogándose con el nocivo humo que expulsan los 1.500 autobuses que la recorren por todos los rincones durante el día.
Este 2011 tampoco será el año en que se pondrá fin a la anarquía en la que circulan los buses en la capital.
Durante toda la semana anterior se intentó conocer por qué no se tendrá una solución con prontitud, pero las autoridades encargadas de hacerlo no nos atendieron.
Es dos ocasiones se estuvo cerca de dar el paso al ordenamiento. Fue en 2000 y 2007. En ambos periodos se vencieron la mayoría de las concesiones de las rutas de buses y era el momento apropiado de reorganizarlas sin tener que indemnizar a ningún empresario del transporte.
Pero en las dos oportunidades se desistió, justificado por la falta de recursos para implementar los cambios deseados, que incluían la construcción de vías exclusivas para los autobuses y la compra de nuevas unidades de mayor tamaño, tipo acordeón.
Ahora la situación es más difícil, pues las instituciones involucradas en el ordenamiento del transporte proponen soluciones distintas.
La apertura de nuevas rutas que unan comunidades de alta demanda de pasajeros sin pasar por la capital es lo que propone el Gobierno central. Incluye la rehabilitación de un tren ligero que conecte a San José con las tres provincias cercanas.
No obstante, un tranvía josefino que circule de norte a sur es la idea que impulsa la Municipalidad.
Hablar de dos sistemas de transportes ferroviarios en una ciudad tan pequeña como San José no tendría ninguna viabilidad, debido a la alta inversión que demandan.
Precisamente la poca planificación entre ambos gobiernos es lo que ha venido empeorando la situación del transporte en San José.
Mientras el municipio ha venido convirtiendo el centro en bulevares para recuperarlo en favor de los peatones, el Ministerio de Transportes más bien se ha dado a la tarea de transformarlo en una gran terminal de buses.
Actualmente la Avenida Segunda, la mayor arteria josefina, es el punto de salida de al menos una decena de rutas de buses.
Ese desorden afecta la calidad de vida de los ciudadanos. Las presas que forman los buses en la capital saturan el ambiente de humo lo que ataca la salud de las personas.
Además golpea la economía tomando en cuenta que la congestión vial aumenta la quema innecesaria de combustibles sin ningún provecho, ya que los autos siguen consumiendo carburantes aunque no avancen o lo hagan a baja velocidad.
A ello hay que sumarle el tiempo muerto que pierden las personas tratando de salir de las presas, que podrían aprovecharlo ya sea para recreación o trabajo.
Pero las soluciones para el caos que provoca el transporte están a flor de piel. En las últimas dos décadas se han realizado al menos diez estudios en ese sentido.
Tomando en cuenta que las distancias en San José son cortas hay expertos que recomiendan crear recorridos diametrales, que sería la unión de dos rutas que tengan una circulación constante sin que estacionen en el centro.
Una de esas vías podría ser entre Pavas y San Pedro, recorrido que no conllevaría ningún gasto adicional, pero sí reduciría la cantidad de buses y los tiempos de desplazamiento.
Las mismas rutas interlíneas, que comunican poblados con alta demanda entre sí, sin necesidad de entrar al centro josefino —como entre Escazú y la Uruca— podrían ayudar a disminuir la saturación en San José.
Eso sí, ese modelo serviría en la medida en que conforme vaya creciendo la demanda de ese servicio, se vayan eliminando los buses que ingresarían a la capital cada vez con menos usuarios. De lo contrario nada se ganaría y más bien crearía más buses en otras carreteras.
O también podría desempolvarse el viejo plan de sectorización del transporte, que no es otra cosa sino crear un corredor primario operado por una sola ruta con autobuses de gran tamaño y que contaría con carriles exclusivos.
Así las personas que se desplacen desde su comunidad hacia el centro de la capital, siempre tendrían que hacer trasbordo, ya que saldrían en un bus que las dejaría en la estación del corredor primario.
A modelo de ejemplo, la ruta primaria podría ser entre Curridabat, San Pedro y San José; esa travesía la explotaría una empresa con buses articulados tipo acordeón. A su vez, los vecinos de La Lía, Vargas Araya o San Ramón de Tres Ríos que vayan al centro de la capital saldrían de sus comunidades en buses de menor tamaño que serían los encargados de llevarlos hasta el corredor principal para abordar el bus que los dejaría en San José.
Cualquiera de los modelos que se adopten debería estar enlazado con el tren de pasajeros, para contar con un sistema multimodal.
Pero, a pesar de que existen ideas y hasta recursos para iniciar el cambio, lo que existe hoy es un caos.
En un recorrido realizado por un equipo de LA REPUBLICA la mañana del jueves anterior, se palpó el problema en pocos minutos.
Solo hubo que estacionarse un minuto en el parque de San Pedro de Montes de Oca para contar 20 unidades de buses pasar por ese lugar.
En ese tiempo se pudo contar tres buses de la ruta de Vargas Araya, así como dos unidades de San Diego de Tres Ríos, Cartago y Tres Ríos.
También pasó un bus de Concepción, Santa Marta, Periférica, El Carmen de Tres Ríos, Tirrases, La Campiña, San Ramón de Tres Ríos, Barrio Europa, Villas de Ayarco, Barrio La Lía y Granadilla.
La situación del otro lado de la capital era semejante. Los autobuses en el Paseo Colón toman hasta cuatro de los cinco carriles disponibles.
Y ni que decir en Cuesta de Moras. Esa vía es el mejor ejemplo de la anarquía con que operan los buses. Esa calle es de ellos.
Danny Canales
dcanales@larepublica.net
En anarquía circulan autobuses capitalinos
Planes para mejorar caos vial seguirán esperando
Las personas que visitan San José a diario deberán seguir ahogándose con el nocivo humo que expulsan los 1.500 autobuses que la recorren por todos los rincones durante el día.
Este 2011 tampoco será el año en que se pondrá fin a la anarquía en la que circulan los buses en la capital.
Durante toda la semana anterior se intentó conocer por qué no se tendrá una solución con prontitud, pero las autoridades encargadas de hacerlo no nos atendieron.
Es dos ocasiones se estuvo cerca de dar el paso al ordenamiento. Fue en 2000 y 2007. En ambos periodos se vencieron la mayoría de las concesiones de las rutas de buses y era el momento apropiado de reorganizarlas sin tener que indemnizar a ningún empresario del transporte.
Pero en las dos oportunidades se desistió, justificado por la falta de recursos para implementar los cambios deseados, que incluían la construcción de vías exclusivas para los autobuses y la compra de nuevas unidades de mayor tamaño, tipo acordeón.
Ahora la situación es más difícil, pues las instituciones involucradas en el ordenamiento del transporte proponen soluciones distintas.
La apertura de nuevas rutas que unan comunidades de alta demanda de pasajeros sin pasar por la capital es lo que propone el Gobierno central. Incluye la rehabilitación de un tren ligero que conecte a San José con las tres provincias cercanas.
No obstante, un tranvía josefino que circule de norte a sur es la idea que impulsa la Municipalidad.
Hablar de dos sistemas de transportes ferroviarios en una ciudad tan pequeña como San José no tendría ninguna viabilidad, debido a la alta inversión que demandan.
Precisamente la poca planificación entre ambos gobiernos es lo que ha venido empeorando la situación del transporte en San José.
Mientras el municipio ha venido convirtiendo el centro en bulevares para recuperarlo en favor de los peatones, el Ministerio de Transportes más bien se ha dado a la tarea de transformarlo en una gran terminal de buses.
Actualmente la Avenida Segunda, la mayor arteria josefina, es el punto de salida de al menos una decena de rutas de buses.
Ese desorden afecta la calidad de vida de los ciudadanos. Las presas que forman los buses en la capital saturan el ambiente de humo lo que ataca la salud de las personas.
Además golpea la economía tomando en cuenta que la congestión vial aumenta la quema innecesaria de combustibles sin ningún provecho, ya que los autos siguen consumiendo carburantes aunque no avancen o lo hagan a baja velocidad.
A ello hay que sumarle el tiempo muerto que pierden las personas tratando de salir de las presas, que podrían aprovecharlo ya sea para recreación o trabajo.
Pero las soluciones para el caos que provoca el transporte están a flor de piel. En las últimas dos décadas se han realizado al menos diez estudios en ese sentido.
Tomando en cuenta que las distancias en San José son cortas hay expertos que recomiendan crear recorridos diametrales, que sería la unión de dos rutas que tengan una circulación constante sin que estacionen en el centro.
Una de esas vías podría ser entre Pavas y San Pedro, recorrido que no conllevaría ningún gasto adicional, pero sí reduciría la cantidad de buses y los tiempos de desplazamiento.
Las mismas rutas interlíneas, que comunican poblados con alta demanda entre sí, sin necesidad de entrar al centro josefino —como entre Escazú y la Uruca— podrían ayudar a disminuir la saturación en San José.
Eso sí, ese modelo serviría en la medida en que conforme vaya creciendo la demanda de ese servicio, se vayan eliminando los buses que ingresarían a la capital cada vez con menos usuarios. De lo contrario nada se ganaría y más bien crearía más buses en otras carreteras.
O también podría desempolvarse el viejo plan de sectorización del transporte, que no es otra cosa sino crear un corredor primario operado por una sola ruta con autobuses de gran tamaño y que contaría con carriles exclusivos.
Así las personas que se desplacen desde su comunidad hacia el centro de la capital, siempre tendrían que hacer trasbordo, ya que saldrían en un bus que las dejaría en la estación del corredor primario.
A modelo de ejemplo, la ruta primaria podría ser entre Curridabat, San Pedro y San José; esa travesía la explotaría una empresa con buses articulados tipo acordeón. A su vez, los vecinos de La Lía, Vargas Araya o San Ramón de Tres Ríos que vayan al centro de la capital saldrían de sus comunidades en buses de menor tamaño que serían los encargados de llevarlos hasta el corredor principal para abordar el bus que los dejaría en San José.
Cualquiera de los modelos que se adopten debería estar enlazado con el tren de pasajeros, para contar con un sistema multimodal.
Pero, a pesar de que existen ideas y hasta recursos para iniciar el cambio, lo que existe hoy es un caos.
En un recorrido realizado por un equipo de LA REPUBLICA la mañana del jueves anterior, se palpó el problema en pocos minutos.
Solo hubo que estacionarse un minuto en el parque de San Pedro de Montes de Oca para contar 20 unidades de buses pasar por ese lugar.
En ese tiempo se pudo contar tres buses de la ruta de Vargas Araya, así como dos unidades de San Diego de Tres Ríos, Cartago y Tres Ríos.
También pasó un bus de Concepción, Santa Marta, Periférica, El Carmen de Tres Ríos, Tirrases, La Campiña, San Ramón de Tres Ríos, Barrio Europa, Villas de Ayarco, Barrio La Lía y Granadilla.
La situación del otro lado de la capital era semejante. Los autobuses en el Paseo Colón toman hasta cuatro de los cinco carriles disponibles.
Y ni que decir en Cuesta de Moras. Esa vía es el mejor ejemplo de la anarquía con que operan los buses. Esa calle es de ellos.
Danny Canales
dcanales@larepublica.net