Entre cielo y tierra
Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 19 diciembre, 2014
Desde nuestro país fuimos testigos de los horrores de la guerra fría, que finalmente murió este miércoles
Entre cielo y tierra
El deshielo de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba marca el fin de décadas de sufrimiento de la guerra fría, una que al igual que todas, luego de derramar la sangre de millones de inocentes, termina hundiéndose en el océano de la historia de la humanidad y la insensatez.
Ahora valdría la pena preguntar a ambos bandos si valió la pena o se alcanzó cualquiera que fuese el propósito.
Desde nuestro país fuimos testigos de los horrores de esta lucha sin sentido, entre dos ideologías, que generaron masacres en los pueblos centroamericanos, encaminaron a la región hacia la miseria y todavía vivimos las secuelas de la militarización, el analfabetismo, de un istmo que desde un principio pudo haber sido un paraíso terrenal.
El experimento ha concluido este miércoles, y ahora se asoma un interesante cambio para el resto de América Latina, pues no fue la muerte del líder de la revolución cubana, que muchos esperaban y todavía esperan, lo que produjo que el juicio entrara y diera paso a la razón, instrumento con el cual el primer papa americano articuló un importante papel de mediación.
Además, se dice que entre los acuerdos de encerronas también han quedado sobre la mesa, el cierre de Guantánamo, la reforma migratoria, Venezuela y los problemas de Oriente Medio.
Sin dudas, el liderazgo mundial del papa Francisco ya no es un asunto que requiera un premio Nobel para publicitar su relevancia, sino que sobre todo está encaminando hacia rutas de entendimiento como un punto neutral que hacía falta.
Hoy a las puertas de 2015, aquellos que anhelan la llegada de nuevas eras en la humanidad, se pueden dar por satisfechos, al caerse una cortina de hierro, de intolerancia que desde 1961, se quiera o no, viene afectando las relaciones con el resto de Latinoamérica.
Queda sobre el tapete el resto de un continente que viene clamando un giro a la izquierda, con la esperanza de atender las desigualdades, pero que ante la lenta y escasa respuesta, parece hoy nuevamente abandonado tras décadas de un “embargo mental” que no ha logrado superar, y procura seguir provocando discordancias internas.
La Cumbre de las Américas que se realizará en abril del próximo año en Panamá será el momento de mayor exposición de los nuevos lazos entre Estados Unidos y Cuba, pero también marcará el inicio de una era de “centralidad”, tal vez una de reconciliación con sus vecinos estratégicos, algunos que también ya disfrutan de buenas relaciones con el gigante asiático.
Luis Alberto Muñoz Madriz
@luisalberto_cr
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