Entre cielo y tierra
Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 09 enero, 2015
Latinoamérica y China están al inicio de un nuevo capítulo, a partir de la búsqueda de ese “destino compartido”
Entre cielo y tierra
Es evidente que la relación entre América Latina y China está al inicio de un nuevo capítulo, a partir de la búsqueda de ese “destino compartido” que ya en varias ocasiones los líderes del gigante asiático han señalado a la hora de enfatizar el futuro para ambas zonas.
China ya es vista como la próxima potencia mundial en este siglo, con ambiciosos planes comerciales, tecnológicos y militares, cada vez más preponderante en la economía global y con una participación relevante en los asuntos internacionales.
Latinoamérica desde tiempos de la colonia ha sido esa ansiada región, observada desde afuera como la oportuna tierra de exuberancias y riquezas, que le generó una mentalidad de doncella, siempre dispuesta, receptiva, esperando entablar esa duradera relación que le ayudase a desarrollarse y que luego de las amargas experiencias europea y “americana” en siglos pasados, hoy mira con inherente candidez el surgimiento de la potencia china.
En un mundo de pragmatismo y más incoherente en ideologías, las puertas para la ejecución de una “cooperación flexible” entre ambas zonas es más que evidente, subrayada en los objetivos de inversión y de apertura de un robusto comercio bilateral, sin los temores del extinto neo mccarthismo.
Es claro que para mantener por la siguiente década el destacado ritmo de crecimiento económico chino, existe la necesidad de apostar a relaciones de mayor impacto con mercados menos “comunes”. Solo el 4% de las inversiones directas de esa nación se dirigen en la actualidad a Latinoamérica, lo cual señala el gran potencial latente.
Con una pequeña reorientación en los destinos comerciales, China fácilmente podrá invertir $250 mil millones en diez años, promesa del mandatario Xi Jinping, en el foro con 33 países americanos realizado esta semana en Beijing.
El furor, los abrazos, las manos estrechadas en señal de pacto han quedado más que evidentes como pasos hacia ese estadio de “beneficio mutuo, ganancia compartida, agenda en desarrollo”, calificativos utilizados una y otra vez en los discursos que buscan estrechar lazos y crear vinculaciones más profundas.
Sin embargo, también existe un peligro latente, nuestra doncella latinoamericana tiene su lado oscuro, y es la falta de claridad, transparencia con la que ha crecido. Hoy por desgracia es corrupta, poco inocente y le quedan las amargas experiencias de su pasado, como patrimonio, en el cual ha visto que es fácil para unos pocos lucrar de esos fondos de cooperación, sin que al final se logren generar mayores beneficios para su pueblo. Ahora una nueva oportunidad se le abre en su historia.
Luis Alberto Muñoz Madriz
@luisalberto_cr
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