Propuesta de ley busca colaborar con grupos religiosos por el bien común, según grupo Costa Rica Sin Ruido
Equilibrio entre libertad de culto y amor al prójimo sería el resultado de regular volumen en iglesias
Grupos evangélicos reconocen importancia de hablar del tema por el bien de todos
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Jueves 12 diciembre, 2024
Lejos de ser una persecución religiosa, el proyecto de ley que se tramita en la Asamblea Legislativa para generar espacios sonoros positivos busca un sano equilibrio entre la libertad de culto, el derecho de otras personas y el amor al prójimo.
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El plan, presentado por la organización Costa Rica Sin Ruido, pretende velar porque altos decibeles de ruido no afecten la calidad de sueño y de vida de otras personas.
Beneficios de contextos sonoros positivos
Estos son algunos beneficios de los espacios sonoros positivos.
- Reducción del estrés
- Mejora de la concentración
- Promoción del bienestar emocional
- Fomento de la creatividad
- Aumento de la productividad
- Favorece el descanso
- Potencia las interacciones sociales
- Mejora del aprendizaje
- Incremento del sentido de pertenencia
- Contribución a la salud física
Para ello, busca crear conciencia y promover acuerdos con diversos sectores para regular el ruido de una manera sana.
Se trata de un movimiento que aboga por el bienestar ciudadano y la mejora de los ambientes para el beneficio de todos los sectores.
“El proyecto de ley no busca que se afecte —sino que se equilibre— la libertad de culto con los derechos de otras personas (en este caso particular, de quienes viven en los alrededores de un templo religioso). Me atrevería a decir que algunas personas comenzarían a asistir a un templo en su barrio si el templo fuera más respetuoso del entorno sonoro en donde se sitúa”, dijo Eduardo Sasso, del colectivo ciudadano Costa Rica Sin Ruido.
En ese sentido, Sasso resalta que “el llamado de la iglesia es ser una comunidad de paz y reconciliación que irradie la bondad de Dios”.
“Entre tantas cosas, esto implica trabajar por el bienestar de la gente más necesitada y de quienes sufren. Al apoyar este proyecto de ley, las iglesias pueden honrar ese llamado, colaborando con la paz sonora y así velar por las muchas personas que hoy están siendo afectadas por el ruido”, agregó.
Y es que en Costa Rica no tenemos una paz acústica. Niños, personas adultas mayores, personas enfermas y toda índole de gente están sufriendo por el ruido.
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Al promover el Proyecto de Ley Paisajes Sonoros Positivos, los miembros de las iglesias pueden velar por la salud de la población, en especial de la población más vulnerable.
“Aquí resuenan, por supuesto, las palabras de Jesús: ‘Bienaventurados quienes hacen la paz, porque serán llamados hijas e hijos de Dios’”, agregó Sasso.
Receptivos a colaborar
Sobre este tema, Mauricio Valverde Díaz, Director Ejecutivo de la Alianza Evangélica de Costa Rica, destacó que el proyecto no puede ser exclusivo para las iglesias.
Asimismo, se debe garantizar de manera absoluta el respeto a la libertad religiosa.
“El pasado 18 de junio, el Ministerio de Salud publicó la nueva reglamentación que conlleva ajustes en los decibeles máximos permitidos. Esta nueva normativa la dimos a conocer oportunamente a nuestras afiliadas para su acatamiento, y así lo hicimos porque entendemos que estos ajustes buscan cuidar la salud auditiva y brindar paz y tranquilidad a la comunidad circundante donde se ubican las iglesias (…) La libertad religiosa es un derecho humano consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lo que esperamos es que esta nueva normativa, de ser aprobada, se haga sin el menoscabo del libre ejercicio del uso del sonido en las diferentes actividades que lo requieran; donde la iglesia solo es una de esas actividades, no la única y exclusiva”, indicó Valverde.
La organización espera que durante el trámite de debate del proyecto de ley se les consulte su parecer.
Asimismo, indicaron que, de manera constante, hacen llamados a las iglesias afiliadas a tener conciencia de las condiciones acústicas de los locales de culto y así no afectar a los vecinos con altos niveles de sonido, demostrando de esta manera su amor hacia ellos.
Mientras tanto, Fabricio Alvarado, diputado de Nueva República y representante del sector evangélico en el Congreso, aseveró que se trata de un tema complejo, al conjuntar derechos importantes, como el derecho a un entorno saludable y el derecho fundamental de asegurar la libertad religiosa de todos los habitantes.
“Es esencial que en esta discusión se tutelen ambos conjuntos de derechos, en una cuidadosa norma que sea razonable y proporcional, y en atención a la jerarquía de los derechos tutelados: primero los derechos humanos y luego los derechos constitucionales y ordinarios”, dijo Alvarado.
El político señaló que tanto la iglesia católica como la evangélica (a través de la Alianza Evangélica y otras federaciones religiosas) han colaborado decididamente con los gobiernos de las últimas dos décadas para crear un “Reglamento de permisos sanitarios de templos de culto”, el cual ha establecido una serie de parámetros normativos para que las congregaciones traten adecuadamente el sonido de sus templos y salas de reunión.
“Hemos caminado con acuerdos que beneficien a todas las partes”, dijo Alvarado, quien advirtió que hay que tener cuidado para que esta nueva propuesta no se concentre únicamente en este tema.