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COLUMNISTAS


¡Escándalos mediáticos: El Cementazo!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 26 abril, 2019


Todos los ciudadanos hemos quedado poco menos que estupefactos ante las declaraciones dadas en tres ocasiones diferentes por doña Mónica Segnini que fue parte de la Junta Directiva del Banco de Costa Rica durante estos y otros acontecimientos. En esas tres ocasiones las declaraciones han sido sobre aspectos diferentes de la problemática. En la de estos días sus opiniones han causado de nuevo revuelo, aunque no aportara nuevas evidencias. Han revelado aspectos de administración y de negocios que causan vértigo al ser ella testigo presencial de lo sucedido. Sus manifestaciones ponen al descubierto que la injerencia política del Poder Ejecutivo en los bancos nacionalizados es un factor trascendente. Habría que hacer la tarea de verificar con hechos y acciones concretas, cuáles directores procedieron con denuncias sobre cualquier irregularidad encontrada a la llegada a dicho banco frente a las autoridades respectivas o si no las hicieron.

Tengo para mí que el caso de “el cementazo” carece de las pruebas judiciales requeridas para que se llame a una declaración indagatoria a los principales personajes de esta larga y sonada situación que a todos los costarricenses angustia. Si las hubiera, ya las acusaciones se habrían hecho, por la gravedad de los hechos. Ya los cargos delictivos se habrían levantado. Nada de nada ha sucedido más que el escándalo mediático sonado y superficial. Los linchamientos destruyen. Los hallazgos objetivos son los que pueden ayudarnos a solventar falencias y debilidades. La señora Fiscal General doña Emilia Navas tiene la palabra.

Se ha hablado de “el cementazo”, pero no se ha llegado al fondo de las irregularidades acaecidas en aquella institución que es donde está el detonante de muchos de estos escándalos. ¿Qué ha sucedido con el tráfico de influencias? ¿Nadie se ha detenido a comparar la lista de los 200 primeros deudores del Banco de Costa Rica con la lista de las solicitudes crediticias aportadas por los directores interesados? ¿O es que como es costumbre, el que los directores tengan clientes a los que buscan financiamiento ha sido tradicional y hasta bueno? Claro, no son parte del Comité de Crédito, ellos no aprueban préstamos.

¿Nadie ha comparado las cosas sucedidas en BICSA con las discutidas en el Banco de Costa Rica en cuanto a productos financieros y sub productos? ¿Todo está bien, paz y después gloria?

Muchas personas han expresado sus serias reservas en torno al lavado de dinero y a la legitimación de capitales usando a los bancos del sistema nacionalizado como poderosa herramienta. Muchas personas aún piensan y se preguntan ¿qué sucedió con una organización que fue acusada públicamente de haber usado esos bancos de manera intensa legitimando capitales? Se hizo el escándalo y se silenció el mismo después de las gravísimas acusaciones. ¡Eso no se vale! Acusar sin pruebas es difamar. ¡Acusar con evidencias y tapar todo después es un muy mal síntoma! El país exige claridad o perderán las autoridades toda confianza y respetabilidad. Doña Emilia Navas tiene la palabra.

Se asegura que el sistema bancario nacionalizado concede líneas de crédito a financieras privadas que prestan esos recursos a tasas muy crecidas. Que ellos podrían prestarlos a menores tasas pero que prefieren prestarlas a quienes “garrotean” y no competir. Y pregunto de manera ingenua para eso se formó el sistema bancario nacionalizado de este dichoso país. ¿A los bancos públicos les pesa en sus resultados el costo de administrar cuentas corrientes y captar recursos que luego son prestados a tasas preferentes a quienes garrotean? ¡Hombre, en mi ingenuidad creí que era otra su función! Claro está los bancos se prestan entre sí. La tasa LIBOR corresponde a esas operaciones. Estas son algo diferentes.

En fin que este escándalo ha levantado polvo en serio sobre el manejo del Banco de Costa Rica, sobre su gobierno corporativo y por ende del resto del sistema nacionalizado. Dudas han surgido en torno a los supervisores, a los que controlan y claro está en torno a los que nombran y para qué nombran a los directores bancarios. ¿Controlan los bancos y nombran personas idóneas? ¿Tienen los controladores las debidas potestades?

El gobierno corporativo en bancos debe de fortalecerse de manera muy seria e intensa. El negocio bancario no es para personas que no son idóneas. Idoneidad no es solo conocimiento sino que es conocimiento con integridad. ¿De qué nos vale tener personas muy capaces pero que llegan a hacer sus propios negocios y a construir su propia estructura partidaria para hacer cosas? Eso no es idoneidad eso tiene otro nombre.

Creo que las primeras instituciones que deben de ser analizadas en sus capacidades con todo detenimiento son Conassif y claro Sugeff ya que en ellas confiamos y de ellas dependemos los costarricenses para el control y la buena marcha de nuestros bancos públicos. Sus nombramientos no pueden ser como el juego de las sillas musicales en el que suena la música y las personas cambian de silla. Hay conflictos de intereses que surgen que no deberían materializarse. Hay entrecruce de líneas de subordinación que luego ocasionan cuando menos malos entendidos. Hay posibles disimulos de acciones que acontecieron cuando eran directores que ahora como supervisores podrían no considerarlas perniciosas. Además estos intereses en posible conflicto podrían hacer lucir personas buenas y decentes de mala manera. Claro, todo es muy legal.

“El cementazo” podrá no concluir con un acusado presidencial, pero levantó una ola de cuestionamientos que pasarán años para ser aclarados. Pasarán los años y las respuestas trabajosamente deberán irse construyendo para mejor proveer de la buena salud y administración de los bancos públicos y de las entidades controladoras de los mismos.

Así las cosas la sociedad debe de definir qué es idoneidad hoy día en nuestro sistema bancario nacionalizado. Así las cosas no debe el país abandonar ni quitar su dedo del renglón sobre este concepto de idoneidad, de conocimiento con integridad y la responsabilidad de los entes fiscalizadores. De igual manera sobre sus potestades y autoridad y no menos importante la politización de las fiscalías y la judicialización de la política. Hemos como sociedad perdido posiblemente la firmeza, la integridad y el decoro.

La legitimación de capitales es un mal que carcome claramente la economía, la integridad y la salud económica de empresas privadas y de instituciones públicas. Sobre este particular tampoco puede Costa Rica quitar su dedo del renglón. El tráfico de influencias ha demostrado tener gran vigor.

Y finalmente sobre el caso de “el cementazo” es indispensable separar la paja de la simiente. Es indispensable separar los mitos politiqueros construidos por algunos para tapar los vicios de los que hemos escrito. Debemos separar los mitos de la responsabilidad del presidente de entonces en ese negocio de las verdaderas y oscuras raíces que el mito oculta. Debemos volver sobre el camino del dinero, sobre las realidades de los peritajes, de la trazabilidad de las operaciones y de sus circunstancias objetivas de otorgamiento. Debemos despedirnos de las mitificaciones y regresar a las realidades comprobables. Ya basta de politiquería es hora de seriedad y de derecho.

El enfoque de lo que aconteció en aquel banco nos debe de llamar a realizar una investigación objetiva y rigurosa. Nunca los escándalos mediáticos han construido. Siempre destruyen. Siempre. Pero los indicios claros y concurrentes sobre otras falencias deben de llevarnos a investigar profundamente sobre esas que están siendo ocultadas por “el cementazo”.







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