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BICENTENARIO COSTA RICA


Especial Bicentenario Carmen Chan: “No podemos reciclar políticos incompetentes, ni llevar al poder gente que no sabe administrar”

Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Miércoles 15 septiembre, 2021


Carmen Chan, diputada de Nueva República. Archivo/La República.
Carmen Chan, diputada de Nueva República. Archivo/La República.


Un grave peligro para Costa Rica es continuar llevando al poder gente que no sabe administrar y con la prepotencia para no escuchar propuestas, o peor aún, reciclar políticos incompetentes, según Carmen Chan, diputada de Nueva República, que se refirió a los 200 años de vida independiente y de la Costa Rica que visiona.

¿Cuáles amenazas podrían afectar el desarrollo nacional?

El pésimo manejo de las finanzas públicas por parte de los dos últimos gobiernos, a partir de una gestión irresponsable del erario por parte de sus predecesores, ha creado una delicadísima situación fiscal en el país. Un grave peligro es continuar llevando al poder gente que no sabe administrar y con la prepotencia para no escuchar propuestas o, peor aún, reciclar políticos incompetentes, viejos conocidos de la política tradicional. Que el plan nacional de recuperación económica se siga centrando en pedir prestado y en poner impuestos, es decir en castigar a la ciudadanía y a los emprendedores, y en perdonar a los grandes evasores, o que en materia social, el asistencialismo sea la respuesta en vez de la generación de empleos.

¿Cuál es la visión que tiene sobre la Costa Rica del futuro?

La Costa Rica del futuro debe ser próspera, con una economía sólida y enrumbada sobre un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo, democrático y participativo.

Mi visión de futuro es que podamos tener una situación fiscal favorable, una deuda pública controlada, estabilidad financiera y un mejor equilibrio entre ingresos y gastos, acompañado de políticas públicas beneficiosas para la recuperación de los sectores medios y populares, que somos la inmensa mayoría de la población.

Espero que este país se pueda enrumbar en los próximos años con un gobierno que sepa administrar bien los recursos públicos y no dé tregua a la corrupción política, que mejore el diálogo con la sociedad, los sectores y las instituciones, y tenga voluntad política y capacidad para la toma de decisiones sobre criterios éticos, políticos y técnicos que apunten hacia el bienestar de toda la población.

¿Cuáles son las mayores oportunidades que tendría el país?

Costa Rica cuenta con potencialidades para la atracción de empresas y su instalación de zonas francas fuera del GAM.

Por otro lado, desde el sector turismo se podrían implementar las estrategias para aprovechar otros nichos de mercado turístico como lo es el chino; también se podría regular y fomentar el turismo de salud, modalidad muy lucrativa y rentable, que tras la pandemia tiende a mayor demanda en el mundo y sobre la que he presentado un proyecto de ley. Otras modalidades que ofrecen oportunidades para el desarrollo y la reactivación económica de zonas rurales y costeras son el turismo náutico y el rural comunitario, pero ambas actividades requieren apoyo institucional para la mejora de las condiciones actuales.

Asimismo, fortalecer el marco regulatorio del país en cuanto al tema de las alianzas público-privadas ampliaría las posibilidades de inversión social en infraestructura pública y servicios, tanto local como nacional.

Con el déficit fiscal, el Estado no puede asumir los costos de un grupo de obras necesarias e impostergables en aras de ser un país competitivo, de manera que urge un camino más expedito y jurídicamente seguro para los contratos entre el sector público y el privado.

¿Qué cambios le gustarían que ocurriera en la próxima década?

Esta década es crucial para lograr el gran salto al desarrollo que el país necesita y que la población exige.

Para ello, se requieren cambios estructurales que van más allá de simplemente administrar los asuntos públicos como se ha hecho hasta hoy.

Tres objetivos deberían marcar el cambio. Primeramente, es vital una reestructuración económica que potencie la reactivación en un entorno competitivo y que implica generar grandes inversiones —como el canal verde interocéanico, la construcción de zonas francas fuera de la GAM, el replanteamiento del sistema de movilidad a escala nacional, por ejemplo— con el desarrollo de procesos de encadenamiento productivo que le permita a las mipymes integrarse en las grandes redes de negocios que el país desarrolle internamente y hacia el exterior.

En segundo lugar, se requiere reinventar la lógica administrativa y gerencial del Estado para que las instituciones abandonen la tradicional esquizofrenia burocrática que les caracteriza, en función de una visión de organizaciones públicas inteligentes, flexibles, adaptables, empoderadas y orientadas hacia el aprendizaje.

Por último, se requiere una reinvención de la acción social del Estado, con el fin de que la política social se oriente a promover en la población las capacidades para insertarse adecuadamente en la vida productiva, cultural y política.


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