Especial Bicentenario María José Corrales: “De cara al futuro, el país debe abrir más y mejores oportunidades a nuestros jóvenes”
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Martes 07 septiembre, 2021
De cara al futuro, el país debe abrir más y mejores oportunidades a nuestros jóvenes, con opciones de formación, crecimiento, inclusión y empleabilidad, según María José Corrales, jefa de fracción de Liberación.
A nivel general, existe una amenaza de que los valores que han acompañado al ser costarricense durante nuestra historia, puedan perderse, además de una situación complica en la educación pública.
¿Cuál es la visión que tiene sobre la Costa Rica del futuro?
Creo firmemente en una Costa Rica solidaria, inclusiva y justa. Los retos que hoy enfrentamos debemos resolverlos con el espíritu civilista que nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida republicana.
Ese futuro debe sentar las bases para que nuestros ciudadanos cuenten con las condiciones idóneas que les permitan desarrollarse plenamente y alcanzar ese estado de bienestar al cual aspiramos. El futuro debe posicionar a Costa Rica, de igual manera, como una nación referente en el campo de los derechos humanos, la protección y conservación de nuestra naturaleza, el cierre de brechas que propician la desigualdad económica y social y la defensa a ultranza de la democracia como sistema de Gobierno y promotor incansable de la paz como mecanismo para la resolución de todo tipo de conflictos.
¿Cuáles son las mayores oportunidades que tendría el país?
Desde diversos frentes se ha debatido mucho acerca de las posibilidades que tiene Costa Rica de explotar las condiciones que en su historia nos han forjado un prestigio y un reconocimiento internacional, como país de paz y que tomó la decisión visionaria de abolir su ejército, desde el siglo pasado.
De cara al futuro, el país debe abrir más y mejores oportunidades a nuestros jóvenes, con opciones de formación, crecimiento, inclusión y empleabilidad, y con más espacios de participación para que la voz de este sector de la población sea escuchada. La fortaleza institucional y la idiosincrasia del costarricense, acompañada de su educación, deben aprovecharse al máximo para aprovechar esas oportunidades las cuales enmarco en los siguientes aspectos: influencia geopolítica del más alto nivel, inserción en nuevos mercados y una penetración más vinculada al comercio internacional, conectividad, impulso del talento humano, aporte esencial a la meta global de descarbonización y una distribución más equitativa de la riqueza.
¿Cuáles amenazas podrían afectar el desarrollo nacional?
A nivel general, existe una amenaza de que los valores que han acompañado al ser costarricense durante nuestra historia, puedan perderse.
Esa esencia, que nos distingue y que nos caracteriza debe preservarse para que las decisiones que el país adopte a futuro vayan acompañadas de la dimensión social y no solo económica y donde se coloque a las personas en el centro de toda acción.
Puntualmente, existen otras amenazas a las que se les debe prestar atención. Una de ellas radica en la educación. Debemos como país asegurarnos que nuestros niños y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad. Y esto pasa por establecer una estrategia integral que contemple la calidad de la enseñanza, la capacitación de nuestros maestros y profesores, escuelas y colegios en condiciones óptimas en su infraestructura física, equipamiento didáctico y tecnológico, programas de retención de estudiantes y actualización de la malla curricular.
Por otra parte, otra amenaza que puede obstaculizar el tránsito libre hacia el desarrollo son las acciones que implementemos para proteger nuestros recursos naturales y la forma en que apoyemos los esfuerzos globales para reducir los riesgos asociados al calentamiento global. Las medidas que se adopten bajo el marco de la sostenibilidad ambiental son la base para la prosperidad de toda nación y la propia supervivencia humana. De ahí radica la importancia de que Costa Rica asuma desde ahora un compromiso y una responsabilidad de cara a ese reto.
¿Cómo le ha beneficiado el ser costarricense?
Es un orgullo para mí haber nacido en este territorio, pequeño en extensión, pero grande y enorme en virtudes. Ese orgullo se traduce en amor por la patria, en querer lo mejor para nuestra gente, en alegrarnos en los triunfos que colectivamente alcanzamos y en solidarizarnos como hijos de una misma nación ante situaciones complejas. Costa Rica ha pasado por momentos de unión y empatía, por momentos de alegría y desconsuelo. Pero esa huella imborrable que nos otorga nuestra nacionalidad nos hace sentir orgullo por lo que somos, por lo que piensan y dicen de nosotros y por lo que podemos aspirar llegar a ser. El gran beneficio que tengo de ser costarricense es que he aprendido a valorar lo que tengo y que es muy preciado para mí: mi entorno, mi familia, mi país, el hecho de que puedo expresarle al mundo lo que somos y lo que representamos, de poder manifestar con absoluta convicción nuestra tradición de paz, por ese estilo tan “pura vida” por el cual se nos reconoce y se nos identifica y por contar con un país “verde”, que cuida y que preserva sus recursos naturales.
¿Qué cambios le gustaría que ocurrieran en la próxima década?
Quisiera que Costa Rica recupere la visión estratégica de cuál es la mejor ruta a la que debemos dirigirnos. Quisiera que se retome el liderazgo para enrumbarnos hacia el desarrollo integral, que abrace a las poblaciones en mayor estado de vulnerabilidad y que sepa conducirnos hacia el estado de justicia social donde todo y toda costarricense tenga cabida. Quisiera que exista la hidalguía para tomar decisiones fundamentadas, que nos oriente hacia el norte correcto, que nos posicione ante el mundo entero como una nación modelo y que nos proyecte de manera ejemplarizante. El conjunto de esas proyecciones no son una quimera, conforman la voluntad de una ciudadana que desea lo mejor para su país y su gente.
¿Cuáles son los valores fundamentales de los costarricenses?
La solidaridad, la empatía, la unión, la fraternidad son valores propios del ser costarricense. Aunque no es un valor en sí mismo, la forma de ser del tico, el famoso “pura vida” con el que nos identifican y que reflejan ese espíritu solidario y bienintencionado son características que nos destacan. Son valores inculcados a lo largo de las generaciones y que se mantienen al día de hoy. Y a las puertas de la celebración de nuestros 200 años de vida independiente, debemos recordarlos y reforzarlos, para que se mantengan vigentes en nuestra sociedad presente y futura. Consignando esta escala de valores es que hemos edificado la Costa Rica de estos dos siglos, la que con orgullo celebramos y la que con orgullo seguimos construyendo.