Mayoría se producen por acumulación de placas de grasa y calcio en las arterias
Estilos de vida saludables y control de factores de riesgo previenen más del 90% de los infartos
Dolor en el pecho que se irradia al hombro, brazo, espalda, cuello, mandíbula o parte superior del abdomen deben ser motivo de consulta inmediata
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 28 abril, 2023
Practicar hábitos de vida saludables, que ayuden a disminuir el riesgo de padecer padecimientos como la obesidad, diabetes, hipertensión arterial, triglicéridos, y colesterol juegan un papel fundamental en la prevención de enfermedades cardíacas.
“Hablamos de que un corazón se infarta cuando una parte de este, que es un músculo, muere porque deja de recibir sangre, oxígeno y nutrientes y en la mayoría de los casos esto sucede porque hay una acumulación excesiva de placas de grasa, calcio y sobre todo colesterol en las arterias, condición conocida como arterosclerosis, misma que impide el paso de estos; explicó Paula González, doctora especialista en cardiología del Hospital Metropolitano.
De hecho, la aterosclerosis es hoy en día la causa más común de enfermedad cardiovascular, por lo tanto, la responsable de que se presente infartos agudos de miocardio, la angina de pecho y la muerte súbita, episodios asociados comúnmente a personas adultas, aunque hoy también son frecuentes en personas jóvenes.
Incluso, se estima que más del 90% de los casos de infarto podrían prevenirse manteniendo una dieta equilibrada, haciendo ejercicio regularmente, así como evitando el consumo excesivo de alcohol y tabaco, y controlando el estrés, según lo explicó González.
“Al hacer estos cambios en nuestro estilo de vida, no solo reducimos el riesgo de enfermedades cardíacas, sino que también mejoramos nuestra calidad de vida en general. Es importante recordar que la prevención es la mejor estrategia para cuidar nuestra salud y evitar enfermedades graves”, añadió la especialista.
En este sentido, es importante que las personas aprendan a cuidarse, pero también a tener chequeos médicos regulares, o atención primaria, que le permitan a un médico determinar la propensión a desarrollar enfermedades o ya en caso de que estén y no se presenten síntomas, aprender a controlarlas y con ello evitar el deterioro o envejecimiento del corazón y aumentar el riesgo de sufrir un infarto, que incluso provocar la muerte.
“A veces se habla mucho de las cargas genéticas como factor para desarrollar una enfermedad cardiovascular, y es que si bien hay personas que tienen ese factor hereditario, sobre todo cuando infartan a edades tempranas, la mayoría de las personas lo que heredan son estilos de vida, es decir conductas como el sedentarismo, consumo de comida chatarra, o con mucha sal, alimentos procesados, por ejemplo y esto es lo que está provocando infartos en jóvenes”, destacó González.
Sobre los síntomas que pueden asociarse a un infarto es importante recalcar que estos varían debido a que, en algunas personas las manifestaciones son leves, en otras son más graves y algunas son asintomáticas.
Ante ese escenario, debe ser motivo de consulta médica inmediata dolor en el pecho que puede sentirse como presión, opresión; también dolor o molestias que se extienden al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, o a los dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen. Incluso acidez estomacal o indigestión mareos repentinos y sudor frío
“Un infarto se debe intervenir rápidamente para intentar, por lo menos, restablecer ese flujo sanguíneo, y ver si es posible salvar esa área que está en riesgo, o sea que se está muriendo porque no le está llegando sangre. Entonces cuanto más rápido se pueda abrir esa arteria, las secuelas que va a tener el paciente, van a ser menores”, enfatizó la cardióloga del Hospital Metropolitano, quien finalizó indicando que cuando este evento no se trató en esa parte del músculo se forma una cicatriz y ya no hay manera de salvarlo y mucho menos recuperar su función.
FACTORES DE RIESGO PARA UN INFARTO
• Edad
• Sedentarismo
• Estrés
• Presión arterial alta
• Consumo de tabaco
• Alimentación no saludable
• Obesidad
• Diabetes
• Niveles elevados de colesterol o triglicéridos
• Antecedentes familiares de ataques cardíacos
SÍNTOMAS
• Dolor en el pecho
• Dolor o molestias que se extienden al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, a los
dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen
• Acidez estomacal o indigestión.
• Mareos repentinos
• Sudor frío
• Fatiga
• Falta de aire
• Náuseas
Fuente: Doctora Paula González, especialista en cardiología del Hospital Metropolitano.