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Miércoles, 27 de noviembre de 2024



FORO DE LECTORES


Eventos extremos

Alberto Salom Echeverría albertolsalom@gmail.com | Martes 27 julio, 2021

Alberto Salom

Corría el mes de enero del 2014, naturalmente era el invierno en el hemisferio norte del planeta. Durante ese período suelen haber fríos intensos en esas zonas. Sin embargo, de pronto un vórtice polar, que consiste en una gran área de baja presión y aire frío que rodea los polos de la tierra (Cfr. https:/www.weather.gov), llevó la temperatura a mínimos históricos en los Estados Unidos cubriendo gran parte del territorio de esa nación. Las temperaturas llegaron a más de 40 grados bajo cero, convirtiéndose en muchas regiones en una tormenta de nieve. Las secuelas fueron devastadoras para la economía, provocando pérdidas estimadas en 5.000 millones de dólares, tanto derivado de los daños ocasionados por la intensa ola de frío, cuanto debido a la paralización de la economía. Por otra parte, se reportaron al menos 21 seres humanos fallecidos por este mismo fenómeno. Los científicos especialistas en meteorología explicaron la causa de lo ocurrido en el comportamiento irregular de los vientos provenientes de la región del Ártico. En efecto, grandes masas de aire helado fluyeron desde el norte de Canadá hasta los Estados Unidos. Un comportamiento indudablemente extraño. (infoabe.com. Enero de 2014).

No vaya a creerse que estos eventos extremos de intenso e inusitado frío, en muchas ocasiones con tormenta, solamente tienen lugar en países de clima templado en el hemisferio norte. Estas olas extremas de frío también viajan hasta los trópicos, empujadas por los vientos del norte; desde el Antártico en el sur, también ráfagas frías recorren el continente desde el extremo austral de Chile y la Argentina hasta Brasil y Paraguay.

El cambio climático conlleva cambios en la frecuencia y severidad de eventos extremos tales como olas de calor, sequías, lluvias torrenciales e inundaciones, tormentas tropicales, huracanes, vientos fuertes o embates marinos.

Con el objeto de obtener una mejor comprensión acerca del fenómeno en cuestión, es menester resaltar que existe una diferencia entre el clima y el tiempo atmosférico. Como se verá, ello nos permitirá entender por qué razón se produce un evento extremo en un lugar determinado. El “tiempo atmosférico” se refiere al estado de la atmósfera en un lugar particular y por un corto lapso. Mientras tanto “el clima” determina a la atmósfera por un prolongado período (usualmente 30 años). Además, la mayoría de los fenómenos del tiempo ocurren en la troposfera, que es la capa de la atmósfera que está más en contacto con la superficie de la tierra, inmediatamente debajo de la estratósfera. (http://meteo.navarra.es. Definiciones)

Estas precisiones nos permiten apreciar por qué razón en regiones con climas tropicales, pueden producirse cambios dramáticos en momentos determinados y sufrir una ola de frío. También comprenderemos la razón por la que ocurren los picos inusualmente cálidos en el hemisferio norte, en países como Rusia, Canadá y los Estados Unidos; en el 2021: en estos dos últimos países se conoció el calor más intenso desde que se llevan registros. Pueden consultar acerca del “domo de calor en Norteamérica, un evento del tipo solo uno en 1.000 años…” (Cfr. Red: World Weather Attribution)

Sin embargo, a pesar de estos picos de intenso calor o por el contrario de frío, no es contradictorio apuntar que, en todos los continentes y en los mares se está produciendo un cambio climático hacia un mayor calentamiento del clima, como una tendencia en el largo plazo. Desde los inicios de la era industrial, la temperatura ha aumentado 1,2 grados Celsius como promedio. Como lo hemos advertido en otros artículos, la causa fundamental de este fenómeno se encuentra en la intervención de la mano de los seres humanos que, mediante sus sistemas productivos basados en los hidrocarburos producen emanaciones de gas de efecto invernadero, lo que significa liberar CO2. En verdad, el impacto de esto que hemos llamado “calentamiento global” es desigual, provocando desastres de diferentes órdenes y efectos devastadores en regiones vulnerables. Los eventos extremos que examinamos hoy son también consecuencia de la intervención humana, valga decir del “antropocentrismo”.

La temporada de incendios forestales en Australia, entre el 2019 y el 2020, produjo la quema de 50 millones de acres (un acre es igual a 0,405 hectáreas). Derivado de este evento extremo, murieron 34 personas, y se destruyeron alrededor de 6.000 edificios. Los científicos han podido descubrir que, hay un 30% más de probabilidades que este fenómeno ocurra con cambio climático que sin él. Otro tanto tuvo lugar en California, en el 2020 donde se quemaron más de 4 millones de acres, a causa de incendios forestales. En este caso también, los científicos concluyeron que el responsable de este otro evento extremo es el cambio climático provocado por los seres humanos. (Cfr.benandjerrys.com.mx/últimas-noticias/2020/11/extreme-weather-events).

Durante el mes de agosto del 2020, las temperaturas combinadas de la superficie de la tierra y el océano fueron de 0,94 grados Celsius por encima de la media, el segundo mes más caliente registrado a nivel mundial desde que se iniciaron los registros en 1880. Solamente en el 2016, el año más cálido del que se tiene registro, se produjeron temperaturas más altas que las del 2020 en agosto también. (Cfr. Ibidem)

Los científicos habían calculado que si el planeta continuaba experimentando el calentamiento global al ritmo que llevaba hasta hace muy poco, se podría producir el derretimiento de toda la masa de hielo marino en el Ártico en el verano del año 2050. Ahora, más bien apuntan a que es más probable que el hecho acontezca en el 2035; ya que, en la última década la temperatura del Ártico ha aumentado casi un grado Celsius. De continuar las emisiones de efecto invernadero al ritmo que han alcanzado en este momento, los científicos vaticinan ahora, que es muy probable que el hemisferio norte se caliente 4 grados Celsius. De igual manera, debido a ello, la temporada de huracanes originados en el océano Atlántico arreció y es bien probable que siga aumentando.

Otro de los eventos extremos más impresionantes que dejo registrado ocurrió en nuestro continente al sur, en los humedales del pantanal en Brasil, Paraguay y Bolivia. En ellos está una de las más altas concentraciones de biodiversidad de todo el mundo; empero, la región experimentó en el 2020, incendios forestales avasalladores, que alcanzaron el 22% de toda su extensión, merced igualmente al cambio climático. Asimismo, acaeció la peor sequía de los últimos 40 años en Tailandia; una ola de calor sin precedentes se produjo en la fría Siberia, con las consiguientes quemas forestales y notable pérdida del permafrost que almacena el CO2 en la superficie siberiana. En otras latitudes, los ciclones tropicales y huracanes arrecian por doquier, merced al calentamiento de las aguas oceánicas, provocando destrucción y muerte como en el caso del ciclón Amphan contra la India el año anterior. (Cfr. Ibid)

Mucho más recientemente, más de 200 muertos y otras personas desaparecidas fueron constatadas por la BBC NEWS al mundo, debido a las catastróficas inundaciones en el oeste de Europa; concretamente en los Países Bajos, Bélgica y Alemania. Nadie queda a salvo, ni siquiera las naciones más desarrolladas de la tierra, de los eventos extremos derivados del calentamiento global, cuyo protagonista es el ser humano y su sistema de producción basado en la explotación de los hidrocarburos. En este caso, el incidente tuvo como causa inmediata unos niveles récord de precipitaciones en Europa Occidental, que provocaron el desbordamiento de algunos de los principales ríos de la región. De manera tal que los eventos extremos que, como rutina acaecen en nuestros países del Centro de América, también comienzan a experimentarse en Europa. Repito, ahora nadie queda a salvo de estos eventos.

La solución pasa por una coordinación mundial de fuerzas entre todos los gobiernos de los países, organizaciones de sociedad civil, organizaciones internacionales, por el estilo de la COP 21 o acuerdo de París, con las Naciones Unidas a la cabeza, para atajar de inmediato las causas antropocéntricas del calentamiento global como motor principal, e incentivar de manera inmediata el empleo de energías limpias en todas las ramas de la industria.

Las guerras deben cesar y dar lugar a acuerdos pacíficos para la solución de los conflictos al interior de las naciones y, entre las naciones. Debe cesar de inmediato la producción y el uso de armamento nuclear. Así mismo, es menester detener la deforestación que, en todas partes, con excepciones calificadas, se sigue desarrollando. Hay que hacer un enorme esfuerzo de conciencia para eliminar drásticamente las prácticas de depredación contra la ecología de los sistemas marinos y terrestres, por medio de las cuales, entre otras cosas, no se cesa de utilizar ríos y mares como grandes vertederos de basura. Los gobiernos deben llegar a acuerdos que puedan ser controlados para detener la tala de árboles, la cacería inmisericorde de animales en tierra y en los océanos, para emplear el reciclaje y la reutilización de objetos y bienes con fines productivos. Es necesario y urgente repoblar los bosques con especies endémicas y demás áreas silvestres, detener la desertificación de importantes áreas del planeta. Todas las personas tenemos un papel en esta magna tarea, si en verdad deseamos salvar nuestra “casa común”, este hermoso planeta azul que nos alberga y al que pertenecemos. Nadie está excluido.






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