Evitar el conflicto es siempre lo mejor para proteger la vida: Esteban Ruiz, psicólogo clínico y asesor en seguridad
Asesinato cometido ayer en un condominio en Escazú por un conflicto vecinal se pudo evitar con un manejo adecuado de emociones, según experto
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Martes 04 junio, 2024 11:19 a. m.
Nadie está exento de vivir de un momento a otro una situación de violencia que ponga en riesgo su vida, según Esteban Ruiz, psicólogo clínico y asesor en seguridad.
Es por ello que, ante una situación de conflicto, lo mejor es siempre evitar que la situación escale, ya que al final del día, uno no puede saber el nivel de estrés y manejo de emociones que tenga la otra persona.
El consejo es válido no solo en caso de un pequeño accidente de tránsito u otra discusión, sino también en un caso como el vivido ayer en Guachipelín de Escazú, en donde una persona mató a otra de 14 balazos por una disputa vecinal.
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Ruiz, quien se dedica a brindar cursos de portación de armas, es egresado de la Licenciatura de Ciencias Policiales de la UNED y dueño de la empresa Psicoseguridad, la cual se encarga de realizar pruebas psicológicas a las personas interesadas en tener un arma de fuego.
Esto fue lo que nos dijo el experto sobre este incidente:
¿Qué recomendación general se le puede dar a la población en torno al manejo de la ira y la violencia para evitar graves situaciones como la vivida ayer en Escazú?
Primero, evitar el conflicto a toda costa, tratar de olfatear dónde hay un conflicto y la opción más idónea es siempre retirarse de la escena.
Aparte de eso, hay que aprender técnicas de inteligencia emocional, en donde yo monitoreo mis emociones y las emociones de los demás y de esta forma, saber ¿cuándo es un buen momento para hablar con una persona? y ¿cuándo es un buen momento para retirarse?
Las personas tienen una sensación psicológica de que están perdiendo si se retiran, pero la realidad es que si llego a mi casa sano y libre, yo gané, independientemente de las situaciones que la gente quiera pensar.
Aquí es importante señalar que no necesitamos un arma de fuego para generar un daño. Las carreteras y el uso de vehículos pueden cambiar nuestras vidas y destruir a otro ser humano, pasándole por encima, o bien, podemos con nuestros puños golpear a una persona hasta matarla.
La violencia está en el corazón de las personas y muchas personas no logran controlarse, y lo vemos también en las redes sociales.
Asimismo, tampoco debemos provocar a la gente en la calle, porque no sabemos simplemente ¿cómo está en el manejo de sus emociones y el estrés?
Hay que evitar los conflictos de toda manera, dialogar y de ser el caso, buscar a una persona que sirva de mediador.
¿Qué lleva a una persona a actuar de esta manera y asesinar a otra con tal nivel de violencia?
En psicología, existe una función llamada Síndrome General de Adaptación; la cual es una respuesta ante el estrés que pasa por tres fases.
La primera se llama Reacción de Alarma y se da cuando el evento está presente, cuando nos enfrentamos a un evento que nos genera algún tipo de estrés o necesidad de tomar algún tipo de acción. Esta fase suele ser de corta duración y, si logramos resolver el tema, ahí termina el evento, como por ejemplo, una discusión.
En caso de que no logremos resolver la situación, pasamos a una fase del Síndrome General de Adaptación que se llama etapa de Resistencia. En este estado, no podemos solucionar la situación que nos genera estrés y ansiedad, y tenemos que estar aguantando y aguantando y lidiando con el asunto sin herramientas psicológicas. Por lo tanto, en esta etapa de Resistencia se acumula mucha frustración, ansiedad y estrés.
Esto provoca que lleguemos a la tercera etapa, que se llama Punto de Quiebre, cuando ya es demasiada la carga de estrés en relación con un evento.
Básicamente, esto es lo que pude notar con la información disponible sobre la situación vivida ayer en un condominio en Escazú.
Cuando una persona está en una etapa de quiebre, nuestra capacidad de razonar se ve perjudicada y el ser humano utiliza la parte emotiva y reactiva del cerebro, entrando en lo que nosotros llamamos en temas de defensa, una visión de túnel.
En este estado, se imposibilita tomar decisiones acertadas, porque lo único que estamos viendo es una amenaza de frente que debemos aniquilar, como si fuéramos un animal primitivo o de presa que solo reacciona, y por tanto, solo puede huir o atacar hasta destruir la amenaza.
En este momento, se desconoce si el agresor tenía un arma legal o no. En caso de estar a derecho, ¿cómo se entiende que una persona violenta tenga un arma de fuego legal? ¿Falló la evaluación?
Parte de los requisitos que tiene que cumplir una persona para ser un portador legal de armas es una valoración psicológica, la cual se realiza cada dos años.
En este caso, el profesional en psicología valora a la persona con pruebas psicométricas y una entrevista; además, se realiza una revisión de antecedentes y luego se da el aprobado.
Es importante aclarar que el criterio profesional señala que al momento de ser evaluado, esta persona es apta o no apta para portar armas.
Lo que nosotros tratamos cuando se realiza la evaluación es prevenir cualquier situación, según todo el historial y el bagaje analizado.
Después de esta situación, ¿le cabe algún tipo de responsabilidad al evaluador psicológico?
No. El profesional no es el que da el permiso de armas, solo brinda una recomendación técnica. El permiso es un conjunto de requisitos que el sujeto debe cumplir, y sería como pensar que tendríamos que responsabilizar a un médico por darle permiso de conducir a una persona que atropelló a otra.
La responsabilidad es meramente de la persona que ejecuta el acto.
Imagine que hoy se realiza una evaluación positiva de una persona para portar armas y días después usted se cambia de casa y arrancan los conflictos. Eso es algo que el profesional no puede predecir, y esa serie de conflictos pueden cambiar la situación.
Sin embargo, si estamos hablando de un caso muy particular, como recomendar el uso de armas para una persona no vidente, creo que allí sí habría mucha tela que cortar.