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Exhumada discusión

Pedro Oller poller@ollerabogados.com | Martes 28 mayo, 2013


El tan sufrido éxito colombiano en la lucha contra el narcotráfico "ha sido la causa de problemas en Centroamérica, México, islas del Caribe, África Occidental"


Exhumada discusión

El tema es inevitable. Tenemos que entrarle a las drogas desde otra perspectiva porque lo cierto es, que la estrategia empleada hasta ahora ha fracasado. Por ejemplo, la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Población de Educación Secundaria del IAFA. Según esta, los estudiantes del décimo y undécimo año que consumen marihuana representan un 14% y un 13% mientras que hace casi 20 años las cifras eran apenas del 1,5% y el 0,6% respectivamente.
O también, hace un par de meses el Wall Street Journal advertía que el narcotráfico amenazaba Costa Rica a los mismos estándares de violencia actuales en El Salvador, Honduras y Guatemala.
Citando a la Presidente Chinchilla “nuestra geografía nos ha aprisionado” y al Departamento de Estado norteamericano que concluye que nos esperan días más difíciles dada nuestra “carencia de recursos y compleja burocracia”.
Esa es la realidad y sin embargo, no hemos abierto el problema a consideración nacional en todas sus dimensiones. Hay una clara obligación del estado en hacerlo y, salvo por los temas que condicionen la seguridad nacional, una necesaria vinculación ciudadana en el abordaje del problema.
Es por eso que debe considerarse en toda su dimensión el importante paso dado por el Ministro Mario Zamora, para quien el combate de las drogas debe incorporar también la visión de la salud pública y el tratamiento de los farmacodependientes.
No es una declaración menor sino una clara intención de focalizar recursos en el tratamiento del problema y no solo en su represión. Valiente.
El presidente Juan Manuel Santos, de Colombia, aprovechó su condición de anfitrión de la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias hace un año, para lanzar el reto de desensibilizar la discusión política en torno a las drogas. Con un discurso especialmente pragmático, Santos concluye que: “Después de tanto sacrificio, de perder tanta gente, tanto esfuerzo, parece que uno está pedaleando en una bicicleta estática, porque el negocio sigue.” Y concluye que el tan sufrido éxito colombiano en la lucha contra el narcotráfico "ha sido la causa de problemas en Centroamérica, en México, en islas del Caribe, en África Occidental".
No está solo. Su colega guatemalteco, Otto Pérez, ya había adelantado criterio y apoyado en Santos propuso un cambio de enfoque regional alrededor de las drogas.
De extracción militar, Pérez Molina se atrevió desde su investidura a apoyar la despenalización y consumo de droga en su país.
Su propuesta no es descabellada para nosotros tampoco, en el tanto se justifica en (1) que Centroamérica no es más que un espacio de tránsito entre producción y consumidores, (2) no obstante, el consumo de droga remanente sigue en aumento en el istmo centroamericano, (3) que la lucha lejos de los espacios de consumo ha probado ser especialmente sangrienta, no solo en la región sino también en Colombia y México y, (4) el tratamiento localista del narcotráfico y del consumo ha probado harto ineficaz. Solo con una política consensuada y global se puede atacar efectivamente el problema.
Costa Rica hoy se debe a la dirección marcada por el Ministro Zamora. Lejos de la politización de las drogas como dijo Santos o, de su emprendimiento como influencia tergiversadora también.

Pedro Oller

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