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EDITORIAL


Fantasma del desempleo merodea la economía

| Martes 19 mayo, 2015




Es difícil ser optimistas, pues ni el mercado ni el Gobierno sugieren una mejora en el panorama económico a enfrentar por lo que resta del año

Fantasma del desempleo merodea la economía

La peor pesadilla para un país es la frustración del pueblo por no encontrar una manera para obtener ingresos.
Eso está sucediendo en Costa Rica.
El mérito del registro de una inflación baja es borrado por el temor de perder o no conseguir trabajo.
Este sentimiento casi se duplicó entre los costarricenses de enero a mayo de este año, según estudio publicado ayer por CID Gallup.
El crecimiento moderado de la economía no permite al sector privado generar la cantidad de plazas para reincorporar a las personas sin trabajo, y absorber a los nuevos profesionales.
Más preocupante, es difícil ser optimistas, pues ni el mercado ni el Gobierno sugieren una mejora en el panorama económico a enfrentar por lo que resta del año.
Es prudente que el presidente Luis Guillermo Solís y las cámaras empresariales identifiquen oportunidades para dar dinamismo a la contratación de personal.
De lo contrario, ese temor de perder el empleo terminará por sumirnos en una real crisis económica.
La tabla de salvación es el consumo doméstico, porque nuestros socios comerciales tampoco están creciendo lo suficiente como para impulsar nuestra economía.
Pero, si los consumidores locales no tienen poder adquisitivo o; peor aún, congelan los gastos previendo una situación compleja, el efecto dominó nos puede llevar a una verdadera contracción.
Y los más afectados serán quienes pujan por un trabajo no calificado, equivalente a personas con alta vulnerabilidad de caer de clase media a baja.
Al Gobierno no le favorece porque los impuestos generados por el consumo se verán afectados. Tampoco le será posible discutir un plan fiscal bajo este contexto.
El sector privado está también en una encrucijada.
Si reduce las planillas; primera opción para bajar gastos, también perderá consumidores potenciales.
De llegar a ese punto en el que la percepción se convierte en una realidad, es posible que ni el Gobierno ni los incentivos del sector privado devuelvan la vitalidad al consumo.
Por encima de los proyectos de ley para discutir la protección de los derechos animales o reformar reglamentos, debemos exigir a las autoridades que tomen con seriedad el lento crecimiento económico.
Costa Rica es un país privilegiado que ha superado muchas crisis sin mayor esfuerzo. Pero, en este caso particular, se requieren acciones para reactivar la economía y que se generen los empleos que propicien a la población una calidad de vida digna.







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