Federer y su deuda olímpica
Dinia Vargas dvargas@larepublica.net | Viernes 29 julio, 2016
Roger Federer no podrá incluir en su currículum un título que le faltaba: la medalla de oro en individuales en unos Juegos Olímpicos.
El suizo anunció que no podrá jugar en Río 2016 porque necesita tiempo para recuperarse de la lesión en su rodilla, y es impensado augurar que podrá lograrlo en Tokio 2020, cuando transite ya por los 39 años.
En medio de todos sus conquistas, 17 torneos de Grand Slam, 88 títulos en la ATP, una Copa Davis con Suiza, y una medalla de oro en dobles en Pekín 2008 con Stan Wawrinka de compañero, le faltará su oro olímpico en individual.
“Tras consultar a mis médicos y mi equipo, tomé la difícil decisión de poner fin a mi temporada porque necesito más rehabilitación después de la operación de rodilla”, afirmó en un comunicado.
Federer tampoco jugará el último Grande de la temporada, el Abierto de Estados Unidos. Ya meses atrás no había jugado en Roland Garros, acortando una racha de 65 participaciones consecutivas en Majors, iniciada en 1999.
“Dicen que si quiero jugar algunos años más sin lesiones, como tengo intención de hacerlo, tengo que darles a mi rodilla y a mi cuerpo el tiempo adecuado para que se recuperen”, aseguró el tenista helvético, quien el próximo 8 de agosto cumplirá 35 años.
La medalla de oro en individuales en olimpiadas se le ha escapado al suizo. Lo más cerca que estuvo de ganarla fue hace cuatro años en Londres cuando perdió la final contra Andy Murray.
Mientras tanto, desde el año 2000 Roger no se despedía de una temporada sin lograr al menos un título.
Inició el año con el Abierto de Australia donde cayó en semifinales ante Novak Djokovic. En eso vino la lesión de su rodilla y tuvo que operarse.
Federer se recuperó antes de lo previsto y enfiló a Miami solo un mes después, pero una gastroenteritis lo apeó del Masters 1.000.
Volvió a aparecer hasta abril, en la tierra de Montecarlo. Allí cayó en los cuartos de final frente a Jo-Wilfried Tsonga.
La siguiente parada fue Madrid, pero entonces la espalda lo hizo desistir de jugar pese a que se entrenó en la Caja Mágica.
De España voló rumbo a Roma, donde jugó pero no en las mejores condiciones, y no pudo superar en octavos a Dominic Thiem.
Fue cuando decidió no ir a Roland Garros. El torneo francés siempre ha sido complicado para Federer, tanto que solo un título tiene, y prefirió descansar y prepararse bien para Wimbledon.
Tras su paso por Stuttgart llegó a Londres, donde avanzó firme hasta los cuartos de final sin conceder ningún set, y cuando hubo que tirar de épica ante Marin Cilic, remontar dos mangas en contra y salvar dos bolas de partido, emergió el mejor Federer.
Pero contra Milos Raonic, por un billete para la final, se vino abajo tras otra larguísima batalla en cinco sets.
En esa lucha sufrió una caída que le dañó la rodilla izquierda. Ahí empezó a sentir unas molestias que le hicieron temer lo que ahora es una realidad, se pierde el resto de la temporada.
Aunque prometió regresar.