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Felicidad 101

Natiuska Traña natiuskatp@gmail.com | Viernes 21 junio, 2024


Las personas a menudo buscan la felicidad en los lugares más inesperados. Desde escalar montañas hasta cambiar de carrera, todos ansiamos encontrar esa sensación de plenitud que defina nuestras vidas. Pero, ¿qué tan accesible es realmente la felicidad en un mundo donde las exigencias profesionales, laborales, sociales, políticas, entre otras, pueden eclipsar nuestro bienestar emocional?

Según la Real Academia Española (RAE), la felicidad se define como "un estado de grata satisfacción espiritual y física". Esta definición, arraigada en la búsqueda humana constante de bienestar, nos invita a reflexionar sobre cómo podemos cultivar conscientemente este estado de satisfacción en nuestras vidas.

La felicidad, según los psicólogos y científicos sociales, es una mezcla compleja de emociones positivas y un sentido general de satisfacción con la vida. Lo que nos hace felices puede variar ampliamente de una persona a otra, reflejando nuestras diferencias individuales en valores, experiencias y prioridades. Por ejemplo, mientras que algunos encuentran alegría en viajar por el mundo, otros prefieren la tranquilidad de la vida de campo cerca de sus familias. Esta diversidad de experiencias no solo enriquece nuestra comprensión de la felicidad, sino que también destaca la importancia de encontrar lo que realmente nos llena de satisfacción personal.

En la maraña de temas que nos pueden preocupar a usted y a mí, de los cuáles no tenemos control alguno, podemos implementar varias estrategias para mejorar nuestra calidad de vida y “surfear las olas” que se nos presentan de manera positiva, promoviendo nuestra salud mental, calidad de vida y que precisamente evitemos caer en respuestas, conductas o salidas de la frustración de manera violenta o agresiva.

Revisemos algunas recomendaciones:

1. Agradezca: Investigaciones sugieren que practicar el “journaling” o un diario de gratitud puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar emocional. El tomarse unos minutos cada día para reflexionar sobre las cosas positivas en nuestras vidas no solo fortalece nuestras emociones positivas, sino que también promueve la compasión y mejora la calidad de nuestras interacciones sociales. Se ha comprobado que quienes mantienen un diario de gratitud experimentan emociones más positivas y son más amables con sí mismos y con los demás.

2. Cultive relaciones profundas: La calidad de nuestras relaciones es crucial para nuestra felicidad general. Invertir tiempo en desarrollar relaciones significativas y de apoyo puede ayudarnos a mitigar el estrés, mejorar nuestra salud física y fomentar un sentido profundo de pertenencia y conexión. Si el bienestar de sus relaciones no es algo que haya priorizado, puede comenzar hoy mismo, buscando formar conexiones profundas con las personas importantes en su vida o encontrar formas significativas de generar amistades que le aporten al igual que usted les aporta.

3. Aplique la Bondad: Nuestra sociedad actual y la cultura popular, usualmente tienden a enfocarse “en uno mismo” cuando se trata de buscar la felicidad, sin embargo, cuando se contribuye al bienestar de los demás, se ha comprobado que se generan y promueven nuestras propias emociones positivas. Y no tiene que hacer un esfuerzo monumental, basta con pequeños gestos como darle un cumplido a un desconocido, participar en obras de bien social en su comunidad, ayudarle con una dirección a una persona extraviada en la calle… La bondad hacia los demás puede enriquecer nuestras vidas de maneras inesperadas. Le reto a que lo intente. Los "ticos" somos reconocidos internacionalmente por el "Pura Vida" y por ser rankeados en varias ocasiones como "El País más Feliz del Mundo", póngalo en práctica hoy y reflexione si lo que hizo aportó a que se sintiera mejor que antes de esa interacción.

4. Enfóquese en lo Positivo: Lamentablemente, nuestro diseño biológico nos juega una mala pasada, respecto a esta tarea. Nuestros cerebros tienen la tendencia a procesar y recordar con lujo de detalles la información negativa, más que la positiva. Lo anterior, puede obstaculizar nuestro camino hacia la felicidad. Aprender a reenfocar nuestros pensamientos negativos hacia lo positivo y adoptar una perspectiva optimista puede mejorar nuestra capacidad para enfrentar desafíos y tomar decisiones informadas y equilibradas. Tampoco podemos pensar, que la felicidad se obtiene sólo de momentos positivos y placenteros, generalmente el reenfocar experiencias que consideramos negativas, es lo que nos hace crecer, ser resilientes y ser mejores personas. Entonces, ser feliz no significa que no nos pase nada malo o negativo, sino que a pesar de que esto ocurra, sabemos y decidimos resignificar esas experiencias de manera que podemos extraer el aprendizaje y crecimiento, dándole de esta forma, un enfoque positivo.

5. Muévase: Una vida sedentaria, pasando largas horas sentados, con horarios desorganizados para comer, hacer ejercicio o siquiera estirar las piernas afecta directamente su salud mental y física. Su prioridad debe ser la salud y su bienestar. Practicar algún deporte, además de proporcionarle salud, endorfinas y que se sienta mejor, le dará fortaleza mental, resiliencia, disciplina y adaptabilidad.

La búsqueda activa de la felicidad no solo beneficia nuestra salud emocional y mental, sino que también tiene ramificaciones positivas en nuestra vida diaria. Desde mejorar la satisfacción en el trabajo hasta fortalecer nuestras relaciones personales y promover un estilo de vida más saludable, cultivar la felicidad puede transformar radicalmente nuestra experiencia cotidiana. Ser más felices depende de nosotros y hay tantas opciones para serlo como personas existen en el planeta, sin embargo, podemos cultivarla a través de las actividades que realicemos, con estrategias mentales y conductuales, como las que mencioné más arriba y cada uno le puede sumar más, según se adapten a su estilo de vida.

Durante nuestra vida, enfrentaremos niveles elevados de estrés y presión; adoptar estrategias para cultivar la felicidad puede ser especialmente crucial. La felicidad no es simplemente un objetivo lejano e inalcanzable, sino una meta que podemos influenciar activamente a través de nuestras acciones diarias. Al adoptar estrategias respaldadas por la ciencia para promover nuestro bienestar emocional y mental, podemos mejorar nuestra calidad de vida y cultivar relaciones más profundas y satisfactorias con nosotros mismos y con los demás.

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