Feliz año 2019
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 11 enero, 2019
Quiero desearle a mi país, a nuestro país, a nuestra comunidad grande o pequeña en nuestra Costa Rica, paz, prosperidad, seriedad, respeto, tolerancia, decencia, generación de ideas, repudio a los insultos, a las jugarretas políticas bajas y una recompostura de nuestro clima político, económico y social.
Ya fue suficiente de parte de quienes desean llevar agua a sus molinos electorales insultar, descalificar, destruir, linchar, asesinar mediáticamente y acabar con los caracteres de quienes se perfilan como líderes nacientes, legítimos, nuevos y democráticos del país, así como la permanente campaña de desprestigio de quienes fueron líderes anteriores y que han administrado el país en el pasado. Debemos fijar nuestros ojos y nuestra memoria en todas las cosas buenas que se han logrado en Costa Rica y las virtudes ciudadanas que debemos preservar con todo celo.
Le deseo a Costa Rica que sean los contertulios en medios y redes más objetivos en sus apreciaciones y que los intercambios sirvan para crecer todos en madurez, en conocimiento, en serenidad de análisis y en patriotismo. Que estos intercambios no sean motivo para crecer en vulgaridad, en insultos y en degradación de la conversación ciudadana.
Espero que quienes vociferan y descalifican hayan aprendido que son indispensables todos los trabajadores que laboran en la administración pública, que realizan tareas en pro de todos los costarricenses administrando los procesos de gobierno, la salud pública, la vigilancia y seguridad de nuestras comunidades, la educación de nuestros hijos y nietos, el diseño, planeación y ejecución de los proyectos de infraestructura de nuestro país. En fin de todos los que velan por nuestro sistema carcelario, de los programas sociales, de nuestro mundo cultural. Entrenamiento, motivación, mejor selección y cuidadosa contratación son indispensables.
Los funcionarios públicos son insustituibles. Los trabajadores públicos son indispensables para que nuestra comunidad se desenvuelva. Le deseo a nuestro amado país que todos esos empleados vuelvan a tener el reconocimiento, la estima y el prestigio que siempre tuvieron y que una desafortunada dirigencia sindical destruyó en unos cuantos meses de actividades desaprobadas por el país. Le deseo a nuestra comunidad que el número de empleados públicos sea el adecuado. Excesos desmotivan a quienes fueron contratados en buena lid. Pocos trabajadores llevan a ejercicios extenuantes a quienes allí trabajan al tener que levantar las cargas de trabajo de quienes no están allí.
Espero que las faltas de unos cuantos patrones y empresarios contra sus trabajadores al no pagarles los salarios mínimos, incumplir las leyes sociales, no asegurarlos, contra el erario defraudando, evadiendo, escatimando y delinquiendo contra todos, contra la recaudación fiscal, contra las leyes que formalizan el país empujándolos a la informalidad del seguro voluntario, a no aparecer en planilla, puedan ser enderezados a cumplir sus obligaciones legales y sociales. Para el resto de los empresarios pequeños, medianos y grandes espero que el país de pie los aplauda en su perseverancia y su resistencia a la adversidad en seguir manejando sus firmas, dando empleo, aunque la firma incurra en pérdidas, pagando impuestos y haciendo funcionar la economía de Costa Rica.
Le deseo al país que su dirigencia política democrática y legítima haga desaparecer a todos los populistas que tanto daño hacen al país. Que las convicciones religiosas de cada uno de nosotros queden en el ámbito personal del individuo y su Creador, y que la política de los hombres se separe del dogma y de la verdad revelada. Que las dirigencias políticas de Costa Rica comprendan el daño espantoso que se le ha hecho al país al haber reversado la gran reforma liberal de don Tomás Guardia, don Próspero Fernández, don Bernardo Soto, don Ascensión Esquivel, don Cleto González y don Ricardo Jiménez, quienes con firmeza y con sabiduría dejaron el campo del César a quienes administran los asuntos públicos y a la religión y a sus líderes y representantes clericales su sitial en sus iglesias, sus prédicas y la enseñanza de los diversos caminos que las religiones prescriben para tomar el rumbo del bien y conservar el amor y la paz entre los hombres.
Les deseo al Gobierno y a don Carlos Alvarado, quien preside de manera legítima el país como Presidente de la República, los mayores logros, los mayores éxitos, las transformaciones sociales y económicas que nos hagan una sociedad mejor, más satisfecha y más libre.
A mis lectores y seguidores les deseo también paz y bien. Feliz 2019.
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