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Domingo, 24 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


Figueres y Chaves

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 06 abril, 2022


Un nuevo proceso electoral acaba de terminar que nos produce cosas nuevas y, en cierta forma sorpresivas.

Con el resultado se inicia el Gobierno número 18 desde 1953, en el llamado período de la Segunda República, que surgió en 1948, cuando José Figueres Ferrer, al hacerse con el gobierno el 8 de mayo de 1948 hizo esta Declaración de fundación de la Segunda República.

El Gobierno de la Junta, 1948-1949, no cuenta electoralmente, porque fue un Gobierno de Facto, de hecho, un Golpe de Estado, que realizó José Figueres Ferrer contra Otilio Ulate Blanco, Presidente electo que había sido el ganador de las elecciones de 1948, a quien se las anuló el Congreso, lo que provocó el alzamiento armado de Figueres, con el propósito de restituirle el Gobierno a Otilio Ulate, al negarse a

Figueres a entregarle el Gobierno de manera inmediata, quedándose él en el Poder.

La Junta gobernó hasta el 7 de noviembre de 1949, cuando entregó el Gobierno a Otilio Ulate, de modo que ese gobierno era del período anterior, el cual cerraba el período que había culminado en 1948, año que se cumplía el centenario de la Declaración de la República por el Dr. José María Castro Madriz.

Por esto contamos los gobiernos de la Segunda República a partir de 1953, cuando empezó a normalizarse el proceso electoral post guerra civil, de marzo abril de 1948.

Figueres se incorporó a la vida política activa después de la Junta de Gobierno impulsando la creación del Partido Liberación Nacional, el cual fue fundado el 12 de octubre de 1951, siendo desde entonces, el

partido político activo más viejo de este período. Anterior a este partido, en antigüedad, estaba el Partido Comunista de Costa Rica, fundado en 1931, que cambió de nombre a Vanguardia Popular, en 1943, pero fue puesto fuera de la ley, con prohibición de participar en elecciones desde 1948 hasta 1975.

A partir de 1953 el desarrollo político se articuló con dos fuerzas políticas importantes, el Partido Liberación Nacional y las fuerzas opositoras que sobrevivieron a él después de la guerra civil. En 1949 no hubo elecciones presidenciales porque se reconocía el Gobierno de Otilio Ulate a quien se le entregó el 7 de noviembre de 1949, siendo en la práctica el primer gobierno de este período pero, con elecciones, los gobiernos de la Segunda República arrancaron a partir de 1953.

En el año de 1949, el 2 de octubre, hubo elecciones parlamentarias o legislativas, para que el gobierno de Otilio Ulate tuviera Asamblea Legislativa, porque José Figueres, al asumir el mando en 1948 suspendió el ejercicio del Poder Legislativo. En las elecciones legislativas de 1949 participaron 4 partidos políticos.

Las elecciones de 1953 y las de 1966, son las únicas en que participaron dos partidos disputando la Presidencia de la República, dando origen a las fuerzas opositoras a Liberación Nacional, con la candidatura de Fernando Castro Cervantes, con el Partido Demócrata, en esa elección Presidencial.

En las elecciones restantes hasta 1994 participaron 3 o más partidos. Entre 1998 y el 2018 participaron entre 9 y 14 partidos, y en las elecciones que acaban de pasar lo hicieron 25 partidos.

Así, desde 1953, en los 18 procesos electorales que han habido, incluyendo el actual del 2022, el partido Liberación Nacional ganó 9, la oposición a Liberación Nacional, ganó 6, y a partir del 2014 asumió el Poder Ejecutivo un nuevo partido, que empezó a participar en las elecciones en el 2002, el Partido Acción Ciudadana, que ejerció dos gobiernos, en el 2014 y en el 2018.

En la actuales elecciones la sorpresa política la dio el Partido Progreso Social Democrático, con pocos meses de fundado, que ganó las elecciones del 2022, con dirigentes y candidatos totalmente desconocidos en la historia política nacional.

En este período de la Segunda República solo dos Presidentes, José Figueres Ferrer y Oscar Arias Sánchez fueron reelectos una vez, ejerciendo por ello dos veces la Presidencia.

Así, a partir de las elecciones de 1958 aparecieron tres partidos disputando la Presidencia de la República. Desde entonces varios partidos participaron, sin haber superado el número de 14 partidos hasta el 2018.

En las actuales elecciones participaron 25 partidos, lo que también fue una sorpresa ante el impacto y significado que eso tendría. Confundió a analistas en el resultado en la distribución de votos incluso parlamentarios. Mantuve la tesis de que la cantidad de partidos no iba a aumentar la cantidad de diputados en forma dispersa en más partidos de como sucedió. Seis partidos se impusieron como partidos con diputados con pequeñas fracciones pero aparentemente compactas, lo que puede ser bueno para la Asamblea Legislativa.

De los candidatos que participaron recientemente solo José María Figueres había ejercido la Presidencia de la República. Cuando lo hizo en 1994 sacó 739.339 votos con 49.62% de sufragios a su favor. En las elecciones actuales obtuvo en la primera ronda, ocupando el primer lugar, 571.518 votos con un 27.28% del total de votos. En la segunda ronda obtuvo 908.806 votos con el 47.16% de sufragios a su favor.

El Partido Liberación Nacional que era hasta entonces el principal y dominante en las elecciones de 1998, con José Miguel Corrales había obtenido 618.834 votos con un 44.56% de los votos emitidos. En la elección del 2002, que fue la primera vez que se dio una segunda ronda, Liberación Nacional obtuvo con Rolando Araya 475.030 votos, para un 31.05 en la primera ronda y en la segunda, contra Abel Pacheco, sacó 563.202 con un 18.6% de votos.

En el 2006 y en el 2010 Liberación Nacional se impuso ganador desde la primera ronda, con Oscar Arias, que sacó 664.551 voto y un 40.92% de los votos y Laura Chinchilla que tuvo 896.516 votantes con un 46.91% , siendo la votación más alta obtenida en una primera ronda.

En el 2014 y en el 2018 de nuevo hubo segundas rondas. Liberación Nacional, con Johnny Araya, disputó contra Luis Guillermo Solís, quien había sido Secretario General del partido Liberación nacional hasta el 2001, obteniendo en la primera vuelta 609.897 votos con un 29.71% del electorado. Para la segunda ronda Johnny tomo la decisión de anunciar su retiro de la campaña electoral, dejando solo al partido y a sus simpatizantes. Aun así tuvo en la segunda ronda un total de 382.600 votantes correspondiente a un 22.24% de los electores, mientras Luis Guillermo Solís tuvo 629.856 en la primera vuelta, con un 30.54% de los votantes, y 1.338.321de votos en la segunda correspondiente a un 77.76% de los votos emitidos. En esta ocasión Liberación nacional se presentó como un partido con posibilidad de ganar.

En las elecciones del 2018 Liberación Nacional presentó a Antonio Alvarez Desanti como candidato, quien obtuvo 400.757 votantes para un 18.64% del electorado sin posibilidad de clasificar para la segunda ronda que de definió con dos partidos que no habían ejercido la Presidencia de la República hasta ese momento, partidos relativamente nuevos, Acción Ciudadana, que participaba en elecciones desde el 2002, en ese momento con Carlos Alvarado Quesada y Restauración Nacional cuyo candidato Fabricio Alvarado venía saliendo de una diputación, quedando ganador de la primera ronda Fabricio y perdedor de la segunda, momento en que el electorado desplazado se movilizó de manera importante alrededor de Carlos que se impuso como Presidente para este período, que termina en el 2022.

Carlos Alvarado sacó en la primera ronda 464.474 votos para un 21.63% del electorado y en la segunda ronda obtuvo 1.322.908 votantes con el 60.59% de ellos.

En esta reciente elección Liberación Nacional volvió a recuperar, con José María Figueres la posibilidad de gobernar de nuevo. Se impuso como ganador principal con 571.518 votos con un 27.28% del total de votos, en la primera ronda, perdiendo en la segunda ronda con 908.806 votos y el 47.16% de sufragios a su favor, frente a Rodrigo Chaves Robles, quien había obtenido en la primera ronda 351.453 votos y el 16.78%, mientras en la segunda vuelta obtuvo 1018 054 con el 52.84 de los votantes, con menos votos y porcentaje que los sacó Carlos Quesada en su segunda ronda.

En elección de diputados el bipartidismo dominante en la Asamblea Legislativa se había debilitado y fragmentado en las elecciones de 1998. Aun así Liberación Nacional es el partido que ha tenido las fracciones parlamentarias más grandes de estos períodos legislativos del siglo XXI . En el 2002 eligió 17 diputados, en el 2006 eligió 25, en el 2010 eligió 24, en el 2014 eligió 18, en el 2018 eligió 17 y ahora, en el 2022, lleva 19, recuperando uno.

Visto este panorama de Liberación Nacional me parece que José María Figueres era la mejor opción que podía presentar ese Partido para esta elecciones. Quedaba claro que los candidatos que disputaban la nominación presidencial en la Convención liberacionista, ninguno, iba a resultar mejor que José María Figueres.

A Figueres le falló su Partido, su Comité Director de la Campaña. Era evidente por todo lado que trabajaban y actuaban para perder, para deslucir al candidato, su vallas publicitarias eran vacías, sin contenidos políticos, sin mensajes claros a la población mayoritaria de votantes, a los pobres, a la clase media, a los sectores trabajadores del campo, a los micro, pequeños y medianos productores y empresarios, no hizo ningún importante mensaje a las mujeres, a las mujeres cabeza de familia, a los jóvenes los dejó de lado, a los 450.000 desempleados y a las 100.000 mujeres cabeza de familia que aún están sin trabajo por los efectos de la pandemia no les mandó ningún mensaje, cuando hablaba de generar empleos olvidaba a los que lo habían perdido. Estos personajes, los que dirigieron su campaña fueron para mí los que lo llevaron a la derrota, Alvarez Desanti, Oller, Azofeifa, el mexicano que concibió la campaña como un ring de lucha libre mexicana, sin ningún vínculo con la idiosincrasia ni tradición histórica nacional. Se opusieron a presentar a José María con su esposa, Cinthya Berrocal, como un solo paquete, le negaron espacio a ella que era un insumo muy fuerte para él. Hasta el puro final, la última semana le dieron una valla. Al frente presentaban la pareja presidencial, a Chaves con la Primera Dama Parlamentaria, en paquete bien envuelto, por todo lado, en fotos o acompañándolo físicamente, en fotografías o con su voz en audios.

En una discusión como la que había sobre los temas relacionados con las mujeres era más que importante lucir a Figueres con la Señora, con la Primera Dama. Al final Rodrigo también sacó a su esposa en fotos, acompañándolo, y con su hija, una imagen de familia.

Partidariamente Liberación Nacional pareció un desastre organizativo. Los diputados actuales ni se sintieron. Los entrantes tampoco. Parecían recuas oportunistas, unos perdiendo su trabajo otros a punto de tomarlo.

Los casi 50 alcaldes y vicealcaldes, y los casi 55 presidentes municipales, tampoco hicieron sentir su presencia de supuestos líderes cantonales, o regionales, que se supone que son, muchos de reelecciones continuas, con elecciones a la vista, en octubre del próximo año.

Los escándalos de la corrupción en algunas alcaldías del país, más en manos de personas liberacionistas, les pasó factura de silencio y estate quieto a todos los alcaldes, motivo suficiente para que los investiguen.

En esta derrota, al igual que a la Unidad Social Cristiana, el resultado les está evidenciando también que sus estructuras nacionales están trabajando mal. Los partidos no pueden estar dominados, como están estos, por sus mandos cantonales, por sus delegados cantonales.

Estos partidos carecen hoy de dirigentes nacionales, respetables, influyentes. Miguel Angel Rodríguez trató de corregir eso en la Unidad Social Cristiana para esta elección y prácticamente lo echaron y marginaron. El diputado Muñoz, para mí, echó a perder y tiró por la borda la izada que había hecho Rodolfo en el 2014 y en el 2018 de este partido. Linette Saborío casi 100.000 votos menos que Rodolfo Piza en el 2018 y el porcentaje electoral también fue menor, de 12.4% contra 15.98. Si Rodolfo Piza hubiera sido el candidato, de la Unidad Social Cristiana, en esta campaña, estoy casi seguro que hubiera sido el finalista para la segunda ronda en lugar de Rodrigo Chaves. Pero las cosas no ocurren como uno se las imagina. La Política es también un asunto de la realidad, y del comportamiento real y efectivo de quienes actúan en política y en la Política, como dice Claudio Alpízar.

El futuro de Liberación Nacional está en veremos, como se dice. A su haber le quedarán como 6.000 millones de la deuda electoral, que bien usados, los fondos que se puedan, en capacitación, organización y renovación de estructuras u dirigentes partidarios puede tener resultados positivos futuros , o iniciará el proceso como la Unidad Social Cristiana de ir bajando su caudal de votos elección tras elección próxima sin ser ya opción de ganador.

Los últimos procesos electorales, el del 2018, y ahora este, demuestran que nuevas fuerzas políticas pueden ganar con cierta relativa facilidad, derrotando las grandes maquinarias. El David y el Goliat que sacó Chaves no es solo leyenda, no es imaginación de discurso publicitario, es una realidad que ya se ha palpado, de manera especial en las elecciones del 2018 y en el 2022.

El Partido Progreso Social Democrático hace pocos meses era una reunión de casi cuatro pequeñas fuerzas políticas o grupos organizados de ciudadanos, para mí algunos de ellos muy valiosos, tratando de darle cuerpo a esa organización. Ahí llegó Rodrigo Chaves y alejó a esos pequeños grupos. No importa ahora las razones. Se quedó Chaves, con la fundadora de ese Partido, que ya había dado muestras de ser una gran organizadora. Desarrollaron su estrategia y táctica política. Incorporaron sorpresivamente a Pilar Cisneros, bien conocida comunicadora social, lo que le resulto muy bien a ese partido y al mismo Chaves. Los ataques que se lanzaron contra Chaves de acoso, de hostigamiento y de conductas inapropiadas, de tipo sexual, en sus relaciones laborales, Pilar las logró minimizar, y amortiguar, y limpió, bañó y vistió a Chaves con el aire de ganador que mantuvo con su discurso confrontativo contra todo lo que la gente resiente del statu quo, de la situación política, del costo de la vida, de los grupos que tradicionalmente han venido gobernando el país, incluido el Partido Acción Ciudadana.

El discurso antisistema que usó Chaves colocó y arrinconó a Figueres en el pasado, en la defensa de conquistas institucionales, que lo hizo muy débil, y sin asidero en la realidad para miles de costarricenses.

El discurso de lo nuevo, del cambio, colocó a Figueres en la defensa de lo viejo. Liberación no supo vender una imagen de renovación, de futuro, de progreso, de cambio. Figueres no supo contrarrestar esto. El equipo de la campaña de Figueres, seguramente un montón de vejestorios políticos, se sentía cómodo y feliz con el ataque de Chaves.

Quienes aconsejaron a Figueres a meterse al ring, a pelear con Chaves, no se dieron cuenta que este boxeador era más alto y tenía más largos los brazos, y que al estilo de Clasius Clay, le soltaba una andanada de improperios, palabras y mensajes que lo golpeaban en su intimidad, en su conciencia, que le bajaban la guardia, porque no podía defender con fortaleza lo que le decían o imprecaban, apegado a una leyenda urbana, real o no, pero que tenía fuerza, que lograba desestabilizarlo y sacarlo de su propio discurso, que lograba enojarlo, que no era el terreno mejor para Figueres. No le lucía ese traje. Cuando alguien define una situación como real las consecuencias son reales, dice un axioma de la sociología.

La parte emocional de la campaña la ganó Chaves. Logró emocionalmente enamorar a los votantes, les habló provocándoles confianza y seguridad de que va provocar cambios, los que la gente quería oír que se hicieran.

Chaves usó la mano izquierda más que la derecha en su discurso y planteamiento. De una visión, por su formación económica, más de derecha, logró desarrollar un discurso confrontativo contra todo el sistema político en lo que negativamente significaba para la gente. Este fue parte de su éxito.

En cierta forma Chaves se ganó, y neutralizó, con su discurso antisistema y anticorrupción, a sectores de izquierda, de la izquierda histórica, de la izquierda académica, de la izquierda de los sectores sociales, de la izquierda radical y la reformista, de la izquierda amorfa que no tiene una clara figura pero que gira alrededor de tesis progresistas de diferentes tipos y que proyecta su acción en la llamada democracia de la calle y la acción de la calle, y que no es más que una acción de reacción a ciertas políticas y acciones que puedan provocarse desde el Poder ejecutivo o del Legislativo, y allí se queda.

Ninguna acción de calle, hasta hoy, en Costa Rica, se ha dado en función de hacer caer el gobierno. Ninguna Huelga General se ha podido hacer, aquí ni en ninguna parte en varias décadas, para paralizar la producción, la economía nacional y ese momento hacer caer a un gobierno. Las acciones de calle, por otra parte, deben producir beneficios, réditos, ciertas ganancias a quienes se movilizan. Solo así la gente también aprende a movilizarse.

Muchas de las luchas que aquí se han dado no han provocado resultados positivos a los movilizados y sus sectores de luchas, lo que contribuido a la desilusión en todo el sistema político e institucional, y en los mismos partidos políticos, y en sus dirigentes, incluidos los de la izquierda.

Las acciones políticas de la izquierda en todo el continente, sin considerar a Venezuela o a Nicaragua, gravitan en la participación política electoral de los ciudadanos, de amplias coaliciones políticas electorales, sin sectarismos y sin exclusiones de partidos, grupos y personas. El arte de la revolución sigue siendo el arte de la suma de voluntades, no de la resta, la división, la exclusión de los que se puedan sumar. Toda revolución social, de las que existieron en el siglo XX, enseñaron también que en ellas participaron muchas personas que en el camino también se quedaron. En este campo, aquí, ha habido una involución. La izquierda trata de encapsularse.

Estos grupos solo levantaron la bandera del abstencionismo toral, no ir a las urnas , y el voto nulo y blanco en urnas.

Lo que mejor logré percibir, en lo que escribía antes de las votaciones, es que el mayor abstencionismo iba a favorecer a Chaves, que fue lo que finalmente sucedió.

Estaré, y estaremos muchos costarricenses, a ver los primeros pasos de Rodrigo Chaves Robles como Presidente de todos los costarricense. ¿Cómo caminará? ¿hacia dónde enrumbará sus primeros pasos? ¿Hacia dónde encaminara sus primeros Proyectos de Ley y Decretos? Esto es clave. ¿Movilizará, convocará, a los ciudadanos a que en marcha pacíficas lo respalden en sus acciones, fortaleciendo la participación ciudadana, convirtiéndose en un verdadero líder “populista”? ¿Organización fuertemente su partido con miras a las elecciones municipales que inician en octubre del próximo año y sacará más de 10 alcaldías, en febrero del 2024 que es lo máximo que logró el Partido Acción Ciudadana?

Por ahora, mis mejores deseos para el próximo Presidente de que todo le salga bien en políticas y acciones de gobierno, orientadas a mejorar la calidad de vida y las condiciones de trabajo, y económico sociales, de los trabajadores y habitantes del país. No descuide la cultura, en sus múltiples problemas y la educación nacional. De un buen gobierno nos beneficiamos todos los costarricenses.

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