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"Fuera el ICE", dicen indígenas

Danny Canales dannycanales.asesor@larepublica.net | Viernes 25 febrero, 2011




Anomalías en la compra del terreno por parte de la empresa estatal atrasarían represa Diquís
“Fuera el ICE”, dicen indígenas
El proyecto hidroeléctrico es vital para la demanda energética
 

El desarrollo del proyecto hidroeléctrico Diquís enfrenta una fase complicada, que incluso pone en riesgo su construcción y el futuro energético del país.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) compró las 800 hectáreas donde se ubicará la planta hidroeléctrica, de la reserva Térraba, en Buenos Aires de Puntarenas, cuando la ley le da la explotación exclusiva de esas tierras a la población indígena.
Esta situación complica la construcción de la megaplanta hidroeléctrica Diquís, pues la población autóctona reclama su territorio. La intención del ICE es levantar en esa zona la gran represa del proyecto eléctrico.
Aunque reconoce que ocupa el terreno indígena, el ICE asegura que no existió mala fe al momento de comprar esa tierra. Más bien sus autoridades afirman haber sido engañadas.
La legislación que le otorgó a la reserva indígena Térraba la zona que actualmente tiene ocupada el ICE fue aprobada por los diputados en 1977. En total fueron poco más de 9,5 mil hectáreas lo que le cedieron a esa comunidad.
Para los indígenas es inaceptable que el ICE infrinja la ley al usurpar parte de su territorio y que el Poder Ejecutivo no intervenga para impedirlo. Por ello un grupo denominado la Comisión de los 12, liderada por 12 vecinos del lugar, dio un ultimátum al Instituto para que abandone el lugar en un plazo de ocho días, el cual venció el sábado.
En caso de que no salga de su territorio, la Comisión de los 12 anunció que recurrirá a instancias judiciales y de defensa de los derechos humanos y de los territorios indígenas para recuperar el dominio del terreno, adelantó Pablo Sibar, miembro de este grupo.
Aparte de infringir la Ley Indígena al ocupar sus tierras, Sibar acusó que el ICE desobedece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, la declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Las autoridades del ICE no ven necesario llevar el caso a disputas legales ni quedarse con las tierras de forma arbitraria. Más bien promueven el diálogo para encontrar un acuerdo que permita disponer de las 800 hectáreas de la reserva indígena para desarrollar la que sería la planta eléctrica más grande del país, dijo Elberth Durán, vocero de la entidad.
El ICE nunca actuó con mala fe; quien le vendió el terreno al Instituto “fue un hombre blanco”, que dijo haberles comprado a los dueños indígenas antes de la promulgación de la ley que le concedió la zona del Térraba a esa comunidad, aseguró Durán.
No fue hasta hace poco tiempo que el Instituto descubre que hubo inconsistencias en el proceso y se entera de quien es su legítimo dueño, agregó el portavoz, quien además dijo que el ICE no puede abandonar el proyecto, como exigen los lugareños, pues ya ha realizado una alta inversión en la zona y ha venido cumpliendo los compromisos que suscribió con la anterior junta directiva de la Asociación de Desarrollo Térraba.
Para hacer ver la difícil situación en que están y la importancia del proyecto Diquís para el país, ayer sucedió el primer acercamiento entre las autoridades del ICE, representado por Gravin Mayorga, gerente de Electricidad de esta entidad, y los representantes de la Asociación de la Desarrollo de la comunidad Térraba y la Comisión de los 12. Se contó con la mediación de la Defensoría de los Habitantes.
No obstante, hay buen ambiente para emprender el diálogo que le han venido reclamando al ICE, los indígenas insisten en que la entidad debe salir para poder negociar un acuerdo.
“No vamos a estar negociando cuando una gran cantidad de maquinaria ingresa y sale todos los días con materiales de nuestras tierras; se nos dice que hasta han sacado objetos arqueológicos de gran valor para nosotros”, dijo Byron Reyes, poblador de Térraba.
Aunque el número de indígenas térrabas que reclaman sus tierras es mayor, también hay quienes defienden la construcción de la planta, según constató un equipo de LA REPUBLICA que visitó la zona esta semana.
Las reacciones van desde la defensa de la autonomía, al lamentar que cada vez van perdiendo más del territorio que el gobierno les cedió, hasta temas más espirituales al cuestionar que el ICE hundirá tierras que Dios dejó para otros propósitos. También hay tintes ideológicos, en el sentido de que la construcción de la megaplanta eléctrica a toda costa es para satisfacer la demanda del capitalismo.
Por el otro lado están quienes ven en el proyecto Diquís, como un foco de desarrollo que podría generar empleo a la zona en el corto plazo y un auge turístico más adelante, similar al que registró Arenal con la construcción de la laguna.
La planta hidroeléctrica Diquís es el proyecto estrella del ICE para garantizar el suministro eléctrico del país para la próxima década. Consiste en una planta con capacidad para producir 630 megavatios de energía, un cuarto de la capacidad total actual.
El plan eléctrico incluye la construcción de una gran represa para almacenar agua del invierno a la estación seca; para su construcción requiere ocupar territorios indígenas.

Danny Canales
dcanales@larepublica.net






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