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COLUMNISTAS


Generar grandes expectativas puede generar frustraciones

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 17 febrero, 2023


Muchas personas se quejan con disgusto de los niveles de precios de Costa Rica. Muchas personas se quejan que nuestro país es mucho más caro que otros. Muchos hacen ver que los alquileres en países vecinos son bajísimos en relación con los nuestros. Que sería formidable si los alquileres de casas y locales comerciales en Costa Rica fueran del nivel de Nicaragua, Honduras y Haití. Muchos se quejan del precio de los alimentos señalando cómo cenar en un restaurante de precio medio en el país es mucho más caro que en cualquier restaurante de aquellos países.

Los costarricenses con insatisfacción se quejan del precio que deben de pagar en transporte público, servicios médicos o costo de una bebida acá en relación con los precios de allá.

Pocos han notado las diferencias de más en sueldos e ingresos de los costarricenses en relación con los países vecinos. La idea, señalan algunos, es tener nuestros sueldos y salarios de hoy, pero tener el nivel general de precios de los vecinos. Nuestros salarios reales serían formidables aseguran muchos. Podríamos comprar muchísimo afirman otros.

Las autoridades de gobierno han buscado generar más mercado en un país donde por muchos años había precios fijados y no había necesidad de buscar en el mercado el mejor precio. En esa situación se encontraban muchos de los productos que son sensibles para la población. Sus precios fueron durante muchos años fijados o bien se fijaban los márgenes máximos de utilidad.

Leyes que permitan la operación más amplia y activa del mercado son fundamentales, pero eso no excluye la actividad redoblada de la Comisión de la Competencia, del seguimiento cercano de lo que sucede en el mercado, del combate permanente de los acuerdos tácitos de precios entre productores o entre intermediarios, de la vigilancia de las estructuras monopólicas y de las acciones de los productores o comerciantes importantes del mercado para de alguna manera torcer un poco en su favor las reglas de la libertad y del mercado.

Cada decisión de impulsar más el mercado tiene consecuencias inesperadas en la cadena de producción. Todos los grandes cambios de producción y los cambios en las estructuras sociales requieren de gran planificación y de tiempo en su implementación. En Costa Rica se varió velozmente el modelo de la producción de arroz y puede que éste llegue a bajar los precios actuales del producto, pero a su vez la producción local se va a ver mermada porque los costos de algunos productores pequeños y medianos son muy altos y su baja escala de producción no permite absorberlos adecuadamente. Se varió el modelo, pero las nuevas moléculas fertilizantes aun no llegan al productor. Se cambió el sistema, pero las nuevas semillas mejoradas no están todavía llegando a los campos. No tuvieron en cuenta las autoridades que la velocidad en el giro de quien importa es mayor en la mayoría de los casos a la velocidad del ciclo agrícola, con que se produce en los campos donde la tradición frena, donde la pobreza limita, donde la información y la educación de los agricultores es básica muchas veces. La velocidad de importación de un producto final siempre es mayor a la velocidad de producción del mismo. Los precios no han bajado apreciablemente, pero la cosecha próxima será muy limitada porque ya algunos dejan de sembrar por las señales recibidas y el desempleo se verá aumentado en esas áreas. Las autoridades de gobierno deberían analizar de manera crítica si la política de sustituir producción local por una política de consumo es lo que el país requiere. No parece posible consumir sin producir sobre una base permanente.

En Costa Rica la gran mayoría de las medicinas son compradas por la CCSS a precios fantásticamente bajos y los costarricenses deseamos que este modelo se conserve. El mercado privado, dirigido a quienes pueden comprar y pagar sus productos, maneja una minoría apreciable en la compra y distribución de los medicamentos. Los márgenes de ganancia de los distribuidores son cada vez menores contrario a las suposiciones en la calle. Hace unos meses eran de cerca del 10% sobre la venta. Los costarricenses queremos precios de las medicinas más bajos, queremos además que la CCSS siga comprando la mayoría y los pacientes que compraron por adelantado con sus cuotas los productos puedan seguirlo haciendo.

Más mercado, más libertad para comprar y vender, para exportar e importar, es la receta empleada pero no se aprecian claramente las diferencias en los precios de los productos sensibles todavía. Todo tiene un plazo. ¡Paciencia!

Cuando se empujan las actividades a modelos de producción de gran volumen también se concentran los medios de producción en manos del menor número. Cuando el gran capital financiero hace la diferencia entre ganar o perder, las empresas son compradas y consolidadas una tras otra hasta encontrar los niveles de producción y de venta adecuados. Esta consecuencia es inesperada y no ha sido analizada de manera pausada, con tiempo y buena letra. Fuimos una sociedad de pequeños propietarios, una sociedad muy digna, muy libre, muy democrática y cada vez más los comerciantes y productores relevantes en el mercado son menos y más grandes. Ciertamente más del 80% de las empresas del país son PYMES, pero el proceso de concentración de ventas y de patrimonios se acelera. Por consecuencias como estas es que los cambios requieren de gran planificación y una meditación pausada.

¿Qué ha sido del decreto para la homologación de medicamentos? ¿Cuántos productos nuevos homologados están llegando baratos a la venta? ¿Qué ha sido de los resultados del decreto para la importación paralela de medicamentos y productos de interés sanitario? ¿Qué impacto ha tenido la importación paralela en el nivel general de precios, en esa rama del comercio? ¿Siempre desea el país farmacias independientes?

Todos esperamos lo mejor. Más empleo, menores precios y salarios siempre crecientes. Siempre es prudente evaluar los resultados de nuestras acciones. Estoy seguro que los resultados de los decretos han sido positivos, pero el común de las gentes no lo siente al pagar en las registradoras. Nunca hay que levantar expectativas exageradas entre la población porque frustradas éstas por la realidad generan una situación de tensión y de disgusto.

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