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Gobierno, política y sentido común

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 20 mayo, 2016


 Nada desespera más a los pueblos que verse defraudados por quienes deberían guiarles en la tormenta. Prudencia y sentido común deben proyectar la imagen del gobernante. La sobriedad, el ahorro y las limitaciones comienzan siempre por el padre de la familia. No es de sentido común permitir abusos y desperdicios pidiendo sacrificios al pueblo para conservar estos

Sinceramente

Gobierno, política y sentido común

Decía don Ricardo Jiménez que ya era suficientemente difícil lograr hacer lo que el país quería, como para tratar de hacer lo que el país no desea. Esta expresión del más claro sentido común debería iluminar nuestro camino y ser guía para quienes están en la política y en el gobierno. Anhelos, necesidades y deseos deben ser la guía de los gobernantes.
Ciertamente gobernar es educar a las gentes para que sean ellas las depositarias del legado de democracia, tolerancia y civilidad que hemos hecho del espinazo de nuestro país. Gobernar es educar, y en este proceso el buscar las corrientes centrales de pensamiento de Costa Rica, el buscar y determinar cuáles son los anhelos de nuestra población, nos llevará a encarrilarnos en el pensamiento preclaro del prócer Jiménez Oreamuno. Educar al país en las conveniencias para los costarricenses es otra faceta del buen gobierno.
Gobernar no es pelear, no es llevarles la contraria a todos, no es discutir hasta el infinito con todos los demás grupos políticos y sociales. En realidad es encontrar las áreas comunes de anhelos, objetivos y rutas con los demás grupos para lograr caminos, convencimientos y criterios que nos unan en mayorías que decidan y conduzcan al país a su destino.
Muchas veces el país siente una insatisfacción que no puede determinar qué es. Allí es donde la educación, la persuasión y la acción de los gobernantes resultan fundamentales para mostrar el camino. Un gobernante fija horizontes y describe alternativas.
No se conserva un ministro que no ayuda. No debería existir temor a quitar personas que comprobadamente no contribuyen al gobierno sino que por el contrario generan malas voluntades. Mejor unos pocos leales y eficientes que muchos que no sabemos ni qué buscan.
En una crisis económica y fiscal donde se señala que los costarricenses deberán dejar de gastar, deberán disminuir su nivel de vida y deshacerse de su escaso dinero para pagar más impuestos para pagar los crecidos gastos públicos, deben los gobernantes ser la imagen del ahorro y de la austeridad. Así deberán pensar dos veces ciertos gastos en viajes, autos, comidas y recepciones.
Nada desespera más a los pueblos que verse defraudados por quienes deberían guiarles en la tormenta. Prudencia y sentido común deben proyectar la imagen del gobernante. La sobriedad, el ahorro y las limitaciones comienzan siempre por el padre de la familia. No es de sentido común permitir abusos y desperdicios pidiendo sacrificios al pueblo para conservar estos.
No se ostenta cuando en necesidades los ciudadanos deberán pagar por esos costos. Hay gastos cuyo valor es simbólico. Se explican las prioridades para que todos encuentren y conozcan la racional de los planes y decisiones. No entienden las personas por qué deben ellas pagar por el desperdicio, los privilegios, los salarios desproporcionados y las enormes pensiones cuando ellos son pobres y no salen adelante con sus ingresos.
Perder el sentido común es perder la credibilidad pública. Perder la credibilidad es perder el liderazgo indispensable para gobernar. Busquemos todos retomar el sentido común, la sobriedad, la serenidad y razonar con mucha prudencia soluciones a los problemas.

 

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