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COLUMNISTAS


¿Hombres feministas?

Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Jueves 09 diciembre, 2021


“Me llamo a mí mismo 'hombre feminista'. ¿No es así como se llama a alguien que lucha por los derechos de las mujeres?” Dalai Lama.

Esta simple frase del líder espiritual del Tíbet describe en síntesis -sin adornos, muletillas y parafraseo- lo que es el feminismo y ser feminista. Sin embargo, algunos consideran que es imposible que un hombre sea feminista, debido a que “implicaría por propia ontología que el feminismo habría ejercido sobre la sociedad toda su capacidad transformadora y, por tanto y una vez lograda, establecida y mantenida la igualdad, el feminismo ya no tendría objeto, y serlo tampoco ni para hombres ni para mujeres”, según palabras de Andrés Montero, publicadas en la revista Mujeres en Red, el Periódico Feminista.

Para Montero, hay que ser mujer para ser feminista, porque la pregunta ¿pueden los hombres ser feministas?, derivaría a otra pregunta: ¿puede un hombre ser mujer? La respuesta corta para el escritor es no. “Por tanto, mi impresión es que los hombres pueden “estar feministas”, pero no “ser feministas”.

Como mis conocimientos en igualdad de género parecieran obtusos ante tal afirmación (similar a la analogía que menciona en su nota, de que hay que ser negro, para sentirse negro, y por lo tanto luchar contra la discriminación por raza y color), además de disentir, menciono la contracara de este tema, por parte de Cristina Sen, en el periódico La Vanguardia.

Sen considera que un hombre sí puede ser feminista, pero para empezar hay que despojar este concepto de cargas equivocadas e ir directamente a la esencia del significado de la palabra, que es, -cita a la experta en género Sara Berbel- “un movimiento de cambio social que pretende que los hombres y mujeres estén equiparados en los mismos derechos, oportunidades y resultados”.

Entonces, partiendo de esta definición, congruente con la de Dalai Lama, considero que sí existen hombres feministas –y desde hace siglos– que han defendido los derechos de las mujeres y han apoyado las nuevas masculinidades. Uno de ellos es François Poullain de La Barre (París, 1647-Ginebra, 1725) escritor, sacerdote católico que se convirtió al Calvinismo y filósofo, considerado uno de los precursores del feminismo. En 1673, publicó en forma anónima la obra De l’égalité des deux sexes, discours physique et moral où l’on voit l’importance de se défaire des préjugez (Sobre la igualdad de ambos sexos, discurso físico y moral donde vemos la importancia de dejar atrás los prejuicios), donde demuestra que el trato desigual que sufren las mujeres no tiene un fundamento natural, sino que procede de un prejuicio cultural.

En época reciente, destaco el nombre de Michael Kaufman, escritor, educador y teórico canadiense que lleva años trabajando en la promoción de la igualdad de género entre hombres y niños, para poner fin a la violencia contra las mujeres y acabar con el machismo. Kaufman, quien es cofundador de la Campaña del Listón Blanco en 1991, la red más grande de hombres que trabajan para poner fin a la violencia contra las mujeres, considera que los hombres sí pueden ser feministas. Para él, los hombres se han acercado al feminismo por indignación ante la desigualdad entre mujeres y hombres, debido al sentido de injusticia sufrida a manos de otros hombres, por un sentido de culpabilidad con relación a los privilegios que disfrutan como hombres, por horror ante la violencia de los hombres o por simple decencia.

Finalmente quisiera dejar claro que el feminismo no busca la confrontación entre hombres y mujeres, ni tampoco la supremacía de la mujer frente al hombre. La gran mayoría de las feministas somos humanistas, porque nos apegamos a la filosofía de la vida democrática y ética, que afirma que todos los seres humanos –hombres y mujeres– tenemos el derecho y la responsabilidad de dar sentido y forma a nuestras propias vidas, integrada a los valores humanos, entre ellos, la igualdad. Dentro de este contexto, el hombre no es, ni debe ser el enemigo, sino el machismo.

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