Hospital Metropolitano prioriza la salud emocional del recién nacido y sus padres con la cesárea humanizada

Convertir el momento del alumbramiento en una experiencia inolvidable, segura y tranquila, donde la salud emocional del recién nacido y sus padres son la prioridad, es lo que busca el Hospital Metropolitano con la cesárea humanizada.

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Esta alternativa, se caracteriza por intentar imitar el escenario de un parto vaginal, permitiendo una participación de la madre y el padre, para que el nacimiento del bebé sea lo más natural posible, dando paso a un vínculo inmediato.

“En el Hospital Metropolitano la cesárea humanizada es practicada por un equipo altamente calificado y entrenado, que en conjunto emplean medidas para minimizar el estrés y el dolor que se da en el momento de un parto. Lo que hacemos es tratar de tener a una mamá y a un papá tranquilos para que, entre otras cosas, se establezca una lactancia materna adecuada, que es sin duda alguna primordial para la salud del recién nacido”, explicó José Gabriel Cabezas, ginecólogo obstetra, del Hospital Metropolitano.

En este sentido, el equipo empezó a modificar las técnicas de la cesárea, de tal manera de que no todo gire alrededor de la parte médica, sin que esta, deje de ser importante, empezando en que la madre puede estar acompañada por el padre de su hijo. Se tomó en cuenta la temperatura de la sala de operaciones, de manera que no sea un espacio frío, también se mantiene un control sobre las luces, para que estas sean tenues en el momento del nacimiento.

“Antes las madres no podían ver el nacimiento, con la cesárea humanizada sucede lo contrario, ya que ponemos como una almohadita o cuña para que la mamá esté semi sentada, en una posición natural como de parto y esto le permite ver a su bebé”, explicó el médico.

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También realizó un cambio con la anestesia local que se utiliza, pasando de la epidural a TAP (Plano Transverso del abdomen), en la que el anestesiólogo busca los nervios que van hacia la zona de la cesárea, por medio de ultrasonido, hace el bloqueo anestésico, el cual dura de 24 a 48 horas, que son las horas cruciales para el manejo del dolor, y permitiendo una recuperación óptima.

“Parte muy importante para que se establezca un vínculo, es que la madre tenga una recuperación sin dolor, apuntada 100% con la maternidad y la lactancia, no cuidando una herida, entonces se cambió los materiales con los cuales cerramos las incisiones del útero, del músculo y de la piel, de tal manera que ni siquiera tengan que quitarse una sutura, y que el cuidado de la herida sea más fácil”, expresó Cabezas.

Otro aspecto que se toma en cuenta en este tipo de parto es intervenir lo menos posible en el nacimiento de bebé. “En una cesárea convencional el ginecólogo se sube en la pancita de mamá y le comprime el abdomen de una manera muy fuerte, entonces prácticamente se hace sacado al bebé; lo que hacemos en la cesárea humanizada es una incisión simple, asomamos un poquito la cabecita bebé y ponemos a la mamá a pujar a su bebé como si estuviese en un parto vaginal”, detalló el médico.

La cesárea humanizada está asociada a múltiples beneficios, dentro de estos se destacan beneficios fisiológicos para bebé, ya que por las compresiones que hace la mamá con el pujo y las contracciones, que además el útero empieza a tener en ese momento, le saca al bebé los líquidos del pulmón naturalmente, sin que tenga que hacer alguna intervención.

Otro de los beneficios se relaciona con la disminución de la frecuencia de complicaciones respiratorias en el recién nacido, ya que se hace un pinzamiento tardío del cordón umbilical -a los tres o cuatro minutos y no al minuto- permitiendo el paso de oxígeno adecuado en las últimas respiraciones de intercambio gaseoso que hace la placenta con la con la madre.

“Una cesárea humanizada puede durar de 45 minutos a una hora, en nuestro caso le pedimos a la madre que se presente dos horas antes”, finalizó Cabezas.