Impuestos según Trump
Randall Madriz redaccion@larepublica.net | Lunes 08 agosto, 2016
Impuestos según Trump
Dejando de lado la polémica que gira en torno a Donald J. Trump, resulta interesante analizar su propuesta en materia de impuestos. A continuación comento los puntos que me resultan más relevantes, ya que son muchos los planteamientos del candidato republicano.
La médula de la propuesta de Trump consiste en una reducción significativa de las tarifas del impuesto sobre la renta, tanto para las personas físicas como para las empresas.
Para el caso de personas físicas, sus ingresos se gravan actualmente en Estados Unidos con distintas tarifas dentro de las cuales la máxima es del 39,6%. Según la propuesta de Trump se crearían tres tarifas (10%, 20% y 25%). Es decir, la tarifa máxima se reduciría en más de un 14%.
Las personas físicas, igualmente se beneficiarían de un incremento en la deducción estándar la cual se aumentaría en prácticamente cuatro veces, así como también se incrementaría el mínimo exento del pago del impuesto.
Para las empresas, la tarifa se reduciría al 15% en lugar del actual 35%. En este caso la tarifa se disminuye en un estimulante 20%.
Sin embargo, como una suerte de contrapeso a la disminución de las tarifas, Trump propone eliminar varios subsidios a los negocios y, en cuanto a las polémicas utilidades generadas fuera de Estados Unidos, plantea un impuesto único y transitorio del 10% sobre aquellas que no se han repatriado a la fecha. Las ganancias generadas en el exterior con posterioridad a este transitorio tributarían de forma anual, con lo cual se les podría fin a los esquemas de diferimiento que postergan el pago de impuestos hasta la repatriación de los fondos.
Los efectos deseados por Trump son evidentes.
Del lado de las personas físicas la reducción en las tarifas permitiría mayor disponibilidad de efectivo para las personas. Es coherente pensar que el consumo se incrementaría lo cual aumentaría las utilidades de las empresas.
En coherencia con lo anterior, la reducción de las tarifas para las empresas impulsarían un incremento en la inversión la cual, en principio, ayudaría a bajar las cifras de desempleo.
En ese sentido, la eliminación de los esquemas de diferimiento y la eventual tributación, a tarifas moderadas, de las utilidades del exterior impactaría enormemente la disponibilidad de efectivo en las empresas, como consecuencia de la repatriación masiva de los trillones de dólares que actualmente permanecen fuera de ese país.
Más inversión local y mayor generación de empleos parecen ser, entonces, las consecuencias lógicas de esas medidas que buscan fortalecer la economía.
Del lado negativo, se da una caída en los montos recaudados para el Gobierno sin embargo, a mi juicio, el enfoque de Trump iría de la mano con una disminución del gasto público y una progresiva recuperación en la recaudación producto del crecimiento de la economía. Es decir, un sacrificio inicial por un mejor mañana.
Reitero, dejando de lado el circo que gira en torno a Trump, estimo que sí es posible derivar alguna enseñanza para Costa Rica: La cosa pública y la cosa privada tienen una relación simbiótica. La cosa pública no puede tener como objetivo escurrir los fluidos del sector privado. Por el contrario, debe propiciar un ambiente sano para la generación de riqueza y estimular el crecimiento de las empresas.
Solo se cosechan mayores impuestos sobre utilidades robustas de las empresas.
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