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Sábado, 7 de septiembre de 2024



FORO DE LECTORES


Ineficaces y nefastos resultados del Control de Precios

Daniel Suchar Zomer daniel.suchar@hotmail.com | Jueves 13 junio, 2024


DS


Daniel Suchar Zomer, PhD

Analista Financiero. Profesor Universitario.

Email: daniel.suchar@hotmail.com

El control de precios es una intervención gubernamental que busca fijar valores determinados a bienes y servicios, con el objetivo de evitar que suban. Sin embargo, esta medida, aunque bien intencionada tal cual “Canto de Sirena” populista, provoca efectos adversos que perjudican a la economía y a la sociedad en general.

La imposición de controles en general (Precios Finales, Márgenes de Utilidad, Tipo de Cambio, Tasas de Interés o Limitar Importaciones o Exportaciones), en lugar de beneficiar a los consumidores y mejorar el poder de compra, tiende a desincentivar a los productores, resultando en una menor oferta de productos, llevando indiscutiblemente a la escasez y el desabastecimiento a nivel nacional.

En una economía de mercado libre, los precios se determinan en el punto donde se equilibran la oferta (Cantidad de Bienes y Servicios) y la demanda (Deseo de Adquirir los Bienes y Servicios). Este precio de equilibrio es el resultado de la interacción de millones de consumidores y productores, que reaccionan a cambios en gustos, costos de insumos, impuestos, y otros factores.

El sistema de precios actúa como una señal para que los productores fabriquen y ofrezcan más cantidad de bienes y servicios demandados por los consumidores, y también para que los consumidores ajusten su uso de ciertos bienes.

Cuando los gobiernos imponen controles de precios, se distorsionan estas señales. Si el precio fijado es inferior al precio de mercado, los consumidores demandarán más de esos productos, pero los productores no estarán dispuestos a fabricarlos ni a venderlos a pérdida, lo que resultará en escasez.

Por el contrario, si el precio se fija por encima del nivel de equilibrio, habrá un exceso de oferta que no se podrá vender. En ambos casos, el resultado es un desequilibrio que perjudica a la economía.

Un ejemplo claro de los efectos negativos del control de precios es el caso de Venezuela. Durante años, el gobierno ha mantenido un estricto control de precios de los productos de la Canasta Básica, conduciendo al cierre de miles de empresas, elevar su Déficit Fiscal por encima del 22%, y ha sido un factor “fundamental” en la contracción económica del país y su hiperinflación del 1200% en años consecutivos. En México, durante las décadas de 1970 y 1980, los controles de precios llevaron a crisis financieras y económicas que tardaron años en superarse, desenlace que debería tener Venezuela una vez que “mejore la cosa”.

Los controles de precios también han sido una política clave en economías como la cubana y la argentina, con resultados igualmente desastrosos. En Cuba, el control de precios ha contribuido a la escasez crónica de bienes básicos incluso el azúcar (producto clave de la economía de la Isla), mientras que, en Argentina, los recurrentes controles han provocado períodos donde brillan por su ausencia algunos productos como la carne de res en su momento, coincidiendo con la ironía de no producir su producto estrella como en Cuba.

Por otro lado, otro mito gigantesco es combatir la inflación con controles de precios. La verdadera solución radica en políticas monetarias responsables, evitando la emisión excesiva de dinero. Antes de que el gobierno intervenga, los precios pueden ser altos, pero los bienes están disponibles.

Con dicha intervención, los bienes como la leche, carne, pollo, cerdo, tomate, cebolla, incluso medicinas, se vuelven escasos, convirtiéndose en caldo de cultivo para el Mercado Secundario o bien conocido, como mercado Negro donde la especulación es el ingrediente principal y a la orden del día. O sea, más inflación.

Varios autores han escrito mostrando cómo esta “política económica” ha fracasado a lo largo de la historia, desde el Imperio Romano hasta la actualidad. La fijación de cualquier precio en un mercado libre por parte del gobierno distorsiona las señales del mercado, llevando a la escasez o sobreproducción de bienes. Y es aquí donde los productores no saben qué ni para quién producir, por la pérdida de viabilidad financiera de sus negocios.

Y en términos generales, un precio controlado jamás refleja el verdadero valor de un bien. En una economía libre, los precios resultan de intercambios entre individuos que valoran los bienes de diferentes maneras. Cuando el gobierno fija un precio por debajo del costo de producción, los productores reducirán la producción, se irán a otros mercados o dejarán de operar, resultando en escasez y desempleo. ¡¡¡Si, así mismo… pérdida de EMPLEOS e INVERSION!!!

El control de precios es, en esencia, una medida que genera más problemas de los que pretende solucionar. Para evitar caer en las mismas trampas del pasado, es crucial comprender que los precios son señales vitales en una economía libre, y cualquier intento de manipularlos resulta en desequilibrios y perjuicios para todos los actores económicos.

La historia enseña que el control de precios, lejos de ser una solución, es una receta para el fracaso económico a todo nivel.







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