Insultos a Joel, deplorable acontecimiento
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 21 noviembre, 2023
La noche del juego de despedida de la Selección Nacional en ruta a Qatar, el futbolista Johan Venegas, en compañía de su familia, fue despedazado por una turba anónima escondida entre la multitud de la gradería.
Rechazaron la escogencia de Luis Fernando Suárez, de llevar al goleador del Alajuelense al Mundial y no vieron “mejor forma” de manifestar ese rechazo, insultando al jugador en una noche emotiva emocionalmente para los mundialistas y sus familias.
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Terminado el juego con Nigeria, los jugadores, acompañados de sus seres queridos, dieron la vuelta olímpica por la pista atlética del Estadio Nacional. Johan Venegas, lo contrario y para evitar el recibimiento de más basura, caminó con sus familiares casi escondido por la gramilla.
Jamás pensé que acto tan bochornoso inaceptable e inculto, se repitiera tan pronto y menos que le sucediera al futbolista más mimado, querido y popular de la Selección Nacional, Joel Campbell, precisamente la noche en que fungía como capitán de la Tricolor.
La paliza que le metía Panamá a Costa Rica 3-0 y la bailaba que nos daban los canaleros, apoyados y alentados por un olé, olé, olé cantado por voces costarricenses, sacó de quicio a la turba que deshonra la gran imagen del Deportivo Saprissa, presente en La Cueva, supuestamente para alentar a la Selección Nacional y amedrentar con un masivo apoyo a las huestes de Gustavo Alfaro, a los seleccionados canaleros.
Ante el asombro de los espectadores, minutos después de que Watterman anotó el 3-0 para los canaleros en el minuto 60, se empezaron a escuchar cánticos de un grueso sector de fanáticos del Saprissa en un triple sentido: destrozar a Campbell, silbar a la Selección Nacional y lanzar hurras y cánticos en favor del Saprissa.
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El espectáculo fue deplorable.
Los agresores anónimos del capitán de la Tricolor, desvirtuaron el significado del acontecimiento y convirtieron una mala noche del llamado “equipo de todos”, en una inusitada agresión, a un futbolista que como miles en todo el mundo, decidió defender un uniforme diferente al que deseaban los fanáticos del Monstruo.
En el peor de los momentos, en los minutos menos convenientes para manifestar su repudio al futbolista, por fichar con el Alajuelense y no con el Saprissa, la manada de fanáticos del Monstruo decidió vomitar sus lamentos.
¡Qué sentirá el colega que incitó públicamente a que se diera en La Cueva este vil comportamiento!
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