Jóvenes en riesgo social reciben impulso para su superación personal

Proyecto La Esquina ofrece tutorías en aspectos académicos, profesionales, comunitarios y de negocios

Ronny Gudiño ronnygudino.asesor@larepublica.net | Viernes 22 febrero, 2019

De izquierda a derecha, Fernando Segares, María Pérez, Federico Ruilova, Bernardo Van Der Laat, Tatiana Alemán y Josué Rojas forman parte del proyecto y y aseguran estar abiertos a recibir más interesados en involucrarse. Esteban Monge/La República

Que jóvenes retomen sus estudios, se reinserten al mercado laboral, superen retos diarios como drogadicción, problemas económicos, entre otros, es el fin de La Esquina, por medio del vínculo entre sus voluntarios (llamados acompañantes) y los beneficiados (llamados miembros).

Esta iniciativa trabaja bajo el esquema de mentorías, conformadas por los siguientes componentes: apoyo académico, apoyo profesional, desarrollo comunitario y desarrollo de negocios.

A cada voluntario se le asigna un miembro para que de forma conjunta preparen un plan de trabajo a mediano plazo y que el acompañante ayude al voluntario a implementarlo.

“Ese plan es integral, incluye no solo metas a nivel académico y profesional, también a nivel personal como, por ejemplo, hacer más deporte, conocer una playa, tocar un instrumento, entre otros. Se busca lograr este apoyo, mientras procuramos que el miembro se involucre en actividades de ayuda a su comunidad”, explicó María Pérez, presidenta de La Esquina.

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Con participación en La Carpio, León XIII, Los Anonos, Los Guido y Hatillo, estiman que alrededor de 50 jóvenes (hombres y mujeres) se han visto beneficiados por estas mentorías.

Actualmente tienen 12 voluntarios activos y 24 jóvenes reciben la colaboración; incluso, cinco antiguos miembros quienes se “graduaron” de estas tutelas, eventualmente se convirtieron en mentores.

En sus inicios únicamente estaban establecidos en La Carpio y su propósito era desarrollar una empresa social de serigrafía para así darles trabajo a estos jóvenes, hasta que decidieron ajustarse a las necesidades reales de la comunidad sobre la cual buscaban tener impacto, afirmó Bernardo Van Der Laat, uno de los fundadores.

Manteniendo la serigrafía, iniciaron la venta de camisetas con la marca La Esquina (costo de ¢8 mil con envío gratis en la GAM), aportes de los voluntarios y aliados externos (cuota ¢10 mil mensuales), buscan generar los ingresos necesarios para asegurar que los involucrados cuenten con los recursos necesarios.

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Dichos recursos incluyen: materiales de estudio, clases de inglés, tutorías, transporte, casos de tratamiento médico o psicológico, entre otros.