Entrevista Especial
Juan Diego Castro: “Magistrados son una especie de señores feudales”
Corte Suprema de Justicia requiere varios cambios para hacer transparente su gestión
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Jueves 16 agosto, 2018
En el último año, el Poder Judicial ha tenido que lidiar con renuncias, despidos y hasta el inicio de procesos penales en contra de sus altos jerarcas.
La crisis de la Corte tiene raíces “muy viejas”, de acuerdo con Juan Diego Castro, abogado penalista, quien aseveró que el furúnculo ya explotó, pero “toda la pus no ha salido aún”.
Para Castro, hoy día los magistrados son una especie de “señores feudales” y por tanto, es urgente hacer varios cambios para hacer más transparente la gestión de Poder Judicial.
-¿Cuál es su opinión de la crisis que vive la Corte Suprema de Justicia?
La crisis de la Corte empezó desde que dejó de ser su presidente Don Miguel Blanco. Con Édgar Cervantes comenzó el desastre.
La Corte se ha convertido en un monstruo, que controla la Sala Constitucional, el Ministerio Público y la Policía Judicial.
Hoy día, tiene un poder que a mi modo de entender las cosas, no le corresponde. Tiene una policía, tiene laboratorios forenses de todas las ramas, tiene un departamento de medicina legal y por si fuera poco, tiene la defensa pública.
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En un país normal y democrático, el Poder Judicial solo se encarga de la administración de justicia, y por ello, en Costa Rica, no es ni pronta, ni cumplida.
Pienso que los magistrados se han convertido en una especie de señores feudales, que son inamovibles porque es muy difícil destituirlos, al requerirse de 38 votos en el Congreso y lo peor de todo, es que son nombrados por razones políticas.
Las raíces de la crisis son muy viejas, lo que ha pasado ahora, es como cuando un furúnculo explota y empieza a salir la pus, aunque pienso que no ha salido toda aún.
-¿Cuáles deberían ser las reformas al Poder Judicial?
Primero, en el Consejo Superior del Poder Judicial no pueden tener presencia ni los magistrados, ni el Presidente de la Corte, ya que esa tarea les corresponde a los administradores y no a los jueces.
Tampoco deben tener presencia en comisiones de presupuesto de construcciones de la Corte, ni tampoco manejar el fondo de pensiones.
Hay que aumentar la edad mínima para ser magistrado de 35 años a 55 años, de modo que los futuros jueces lleguen al cargo a terminar su carrera judicial, tras haber resuelto casos de manera ejemplar, de alto nivel técnico.
En cuanto a su periodo de nombramiento, debería bajar de ocho a cinco años y que solo se puedan reelegir una sola vez, ya que es malsano para la democracia, para la administración de justicia, que se vaya enquistando ahí en el poder.
-¿Considera que la Asamblea Legislativa debería seguir nombrando a los magistrados, o por el contrario, se debe idear un nuevo mecanismo de selección?
No me imagino otro mecanismo que se pueda implementar. Pienso que lo mejor es que siga siendo el Congreso, ya que los diputados representan la voluntad del pueblo.
Sin embargo, para depurar el proceso, sí sería bueno que se atiendan observaciones en cuanto a la carrera judicial, la edad y el periodo máximo de nombramiento.
Asimismo, pienso que en un proceso de selección decente y bien estructurado, la Asamblea puede escoger adecuadamente.
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-¿Deben los magistrados tener acceso a una reelección continua sin límite?
No, de ninguna manera, es malo, obsesivo, abusivo y pareciera que hasta genera adicción al poder, como en el caso de Julia Varela, que salió diciéndole a la comisión de nombramientos, que ella quería ser reelecta para levantar la imagen del Poder Judicial, ¿por qué no lo hizo cuando estuvo sentada por 16 años en la silla del poder judicial?
¿Qué opina del nombramiento de Fernando Cruz como nuevo presidente de la Corte?
Fernando es un caballero. De alto nivel ético y técnico, veo muy difícil la situación que enfrenta, máxime que no fue una elección con un mandato claro, ya que hubo un fraccionamiento en dos poderosos bloques de 12 y diez magistrados.
Es evidente un choque de placas y de poder y no es extraño que vengan terremotos y esperamos que esos choques internos, no le generen más daño al Poder Judicial.