Juan Luis Hernández, un canto a la vida
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 12 abril, 2022
José Villalobos Chan, capitán y defensa central del Cartaginés, arrugaba la cara y fruncía el ceño, cuando su técnico Juan Luis Hernández Fuertes lo “obligaba” a jugar con el número 3 en su uniforme.
El número preferido del futbolista era el 14, homenaje a su familar, José Chan, que lo uso por muchas temporadas en esa misma posición en el equipo de la Vieja Metrópoli.
Juan Luis, en tantos equipos que dirigió, “obligaba” a sus discípulos a jugar como en los viejos tiempos, con uniformes del 1 al 11. El portero con el 1 y el último delantero con el 11, nada que ver con lo antiestético que resulta hoy en el fútbol moderno, ver a un portero con el número 87 o a un atacante con el 109.
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En decenas de crónicas que escribí de equipos dirigidos por el estratega español, aplaudí y apoyé esa decisión, respeto a la historia de este deporte, al buen gusto y a la estética.
El pasado jueves, en la sección deportiva de La Teja, leíamos una entrevista repleta de humanidad de la colega Yenci Aguilar Arroyo, en la que Hernández Fuertes, ese guerrero indomable del trabajo, el esfuerzo e incluso el lenguaje decía: “esos cánceres no saben con quien se metieron y yo no vivo con parkinson, él vive conmigo; por eso, cuando estoy bien, el parkinson está mal”.
¡Qué belleza, qué canto a la vida; qué actitud, qué valentía, qué ejemplo!
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Hace ocho años que Juan Luis Hernández Fuertes, padece serios problemas de salud, que fueron creciendo y aumentando con el paso del tiempo: primero cáncer de próstata, luego cáncer de colon, después parkinson, una arritmia cardíaca y ahora cáncer de piel.
Apenas para meterse debajo de la cama y no salir de la casa, pero qué va. A este hombre, este héroe, que como director técnico de tantos clubes costarricenses y de la Selección Nacional transmitía desde la banca: sangre, sudor, honor, gallardía y una actitud sana y guerrera hacia la victoria, no lo iban a doblegar tantos, tan graves y tan continuos padecimientos.
Leer la entrevista de Yenci a Juan Luis, para conocer de esa actitud valiente, frontal, directa, ejemplarizante del amigo, de cómo se lucha sin dobleces para ganarle día a día la batalla a la muerte, con el apoyo de su esposa e hijos en Cartago y en Madrid, repito, es un canto a la vida, que motiva a llenar de aplausos, oraciones y motivación al hombre que la escenifica.
¡Adelante guerrero, miles estamos contigo!
gpandolfo@larepublica.net
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