La arquitectura de resistencia
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 25 octubre, 2024
Gianni Baietto
Director de Arquitectura con énfasis en Sostenibilidad
Universidad Fidélitas
La sostenibilidad no es una tendencia, es una responsabilidad ética que debe integrarse en cada trazo arquitectónico. Por eso, construir para el futuro significa diseñar pensando en el medio ambiente, en las comunidades y en las generaciones que están por venir. Eso significa que la arquitectura de hoy debe ser consciente, inclusiva y transformadora, no solo en la estética, sino en el impacto que tiene sobre el planeta.
La arquitectura es una profesión que durante siglos ha tenido el poder de moldear nuestras ciudades y sociedades, pero hoy enfrenta desafíos que no pueden ser ignorados. No puede seguir siendo una disciplina desconectada de la realidad social y ambiental que enfrenta nuestro planeta. La obsesión por el individualismo artístico y las tendencias pasajeras ha llevado, en muchos casos, a una práctica puntual y selectiva, caracterizada por gestos aislados y glamurosos que ignoran las necesidades fundamentales de nuestras ciudades y comunidades.
El papel de la arquitectura en el siglo XXI no puede limitarse a crear edificios "bonitos" o "eficientes". Nos enfrentamos a una realidad en la que las desigualdades sociales y espaciales están directamente relacionadas con la planificación urbana, la construcción y el diseño. Las ciudades, cada vez más excluyentes, responden a los intereses de unos pocos, mientras que las mayorías quedan relegadas a zonas con escasa infraestructura, poca calidad espacial y condiciones insostenibles para el futuro.
Como escuela, proponemos una línea de pensamiento que aspiramos a convertir en un semillero de ideas, generador de pautas que realmente marquen la diferencia, destacando por su enfoque innovador y propositivo. Como comunidad de aprendizaje, planteamos una hoja de ruta que no solo enfatiza la formación técnica, sino que pone en el centro de la discusión temas clave como la equidad social, la sostenibilidad genuina y el papel crucial de la arquitectura en la construcción de un mundo más justo.
Para ello es fundamental depurar el pensamiento arquitectónico de toda tendencia autorreferencial y superar la visión elitista y desconectada de la realidad que aún prevalece en la profesión. Esta visión la mantiene alejada de las necesidades del pueblo y la hace aún inadecuada para ofrecer edificios seguros, con calidad espacial y vida digna para todos
En la actualidad, la palabra "sostenibilidad" corre el riesgo de convertirse en una etiqueta vacía, utilizada para justificar prácticas superficiales y proyectos que, lejos de contribuir al bienestar colectivo, perpetúan un modelo económico y social insostenible.
Nuestra obligación es promover una arquitectura de resistencia frente a los modelos que priorizan los beneficios económicos por encima de las necesidades sociales. Esto requiere una reevaluación completa de la forma en que formamos profesionales, poniendo énfasis en la teoría crítica, el pensamiento sistémico y la interdisciplinariedad.
Un manifiesto por el cambio
Por todo lo anterior nos comprometemos a:
Oponernos a la superficialidad de una sostenibilidad glamorosa y vacía de contenido. La sostenibilidad, como lo entendemos, es un cambio cultural profundo que debe guiar todas nuestras decisiones profesionales y personales.
Cuestionar la reverencia intelectual asociada con la palabra Arquitectura escrita con mayúscula, que representa el principal obstáculo conceptual para entender qué es realmente la disciplina.
Investigar temas que no suelen abordarse en arquitectura, como pobreza, desigualdad o ética, para comprender cómo un objeto de estudio tan complejo e interrelacionado puede volverse una valiosa experiencia de vida.
Promover la equidad social y espacial, reconociendo que la arquitectura tiene el poder de reducir o aumentar las desigualdades, nuestras enseñanzas estarán orientadas a formar profesionales que trabajen por una mayor justicia social.
Fomentar el pensamiento crítico y sistémico: no solo se trata de diseñar edificios, sino de entender cómo estos interactúan con el entorno, natural y social.
Impulsar el aprendizaje experiencial, la colaboración y la participación comunitaria, fomentando la adaptación creativa a los desafíos de la sostenibilidad.
Si bien el diseño es esencial, no debe ser visto como el fin último. Sin una comprensión teórica profunda de los desafíos sociales y medioambientales, no puede haber un buen diseño.
La creatividad no puede estar reñida con la responsabilidad. Es crucial que nuestros estudiantes y profesionales desarrollen soluciones innovadoras que respondan a los retos del siglo XXI.
El futuro es ahora
En una era de crisis climática y polarización social, los arquitectos tienen la oportunidad —y la responsabilidad— de convertirse en agentes de cambio. Deben comprometerse con transformar el mundo a través de una arquitectura consciente, ética y profundamente humana.
Es el momento de resistir el statu quo. De no conformarse con lo que ya está establecido, de desafiar las estructuras que perpetúan la desigualdad y el deterioro ambiental. Una nueva generación de arquitectos debe surgir, una que entienda que su trabajo no es solo construir edificios, sino construir una sociedad mejor para todos.
Esta es la arquitectura de resistencia que proponemos: una arquitectura que será la clave para un futuro sostenible y equitativo.