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COLUMNISTAS


La eficiencia en la gestión pública

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 16 julio, 2021


Sinceramente

Frecuentemente cuando llegamos a una oficina del estado, muy a menudo cuando recurrimos a una gestión de gobierno para cumplir requisitos, pagar impuestos, pedir permisos, sacar certificaciones, solicitar la prestación de una acción nos damos cuenta que tanto la arquitectura del estado como el funcionamiento eficiente en el “papeleo” dentro de esa estructura son un atraso, son una pena, son una grave molestia para el administrado. Los resultados para el estado son a su vez muchas veces infructuosos e inútiles.

Si no fuera por la buena voluntad del buen funcionario público muchas veces saldríamos frustrados por dicha gestión nuestra y la respuesta de las instituciones.

El estado no es un fin en sí mismo. Su existencia se justifica en función de los buenos y útiles servicios prestados a los ciudadanos. El estado muchas veces se comporta como si la sociedad en pleno estuviera sujeta a éste y viviera en función del mismo. Es el estado quien sirve a los ciudadanos. Los ciudadanos no son vacas de ordeño del estado para hacer con dichos recursos ordeñados lo que les “cruja el alma”.

Una el estado en una sociedad no puede ni debe aplastar a sus ciudadanos para costear y servir a las instituciones que no son un fin en sí mismo. Pero en Costa Rica esto claramente ha sido así en las últimas administraciones.

Los presidentes y los diputados han carecido de las luces y de las agallas para ponerle el cascabel al tigre de bengala que tenemos entre nuestras fronteras. El cálculo político los ha hecho muchas veces recular en soluciones indispensables a nuestros problemas por razones electorales e ideológicas. ¡Que se “joda el país” pero nosotros seguiremos manteniendo el respaldo de los grupos que viven del estado mismo!

Hemos presenciado con indignación la corrupción en la construcción de la obra pública. Eso nos hace meditar la salida sin corrupción a esa construcción futura. Que el estado construya dicen unos por allí. Olvidan las tragedias que vivía el país con el estado construyendo, con el estado comprando materiales, con el estado importando maquinaria pesada y poniéndose a construir. Si el ICE no ha logrado ajustarse a un presupuesto de sus obras mayores, el estado tampoco lo hacía y los plazos de entrega eran en extremo prolongados. ¿Cuál será la solución a nuestros problemas? Para mí es más eficiencia y más eficacia del estado en su gestión, más y más funcionarios íntegros, profesionales, y una Contraloría mucho más acuciosa.

Cuando observamos los gastos en la educación nacional que llegan cerca del 8% del PIB y los resultados obtenidos en la educación pública nos damos cuenta que la medición de los exámenes PISA revelan que mucho gastamos, pero no alcanzamos los niveles de eficiencia debidos y esperados a esos niveles de gasto. Ni somos eficientes ni somos eficaces en la utilización de nuestros recursos en educación. Hay aparentemente profesores de inglés que no conocen de ese idioma.

La escasa eficiencia en la gestión estatal ha hecho que los gastos del gobierno sean dos veces sus ingresos. La eficiencia prevaleciente ha hecho que debamos gastar mucho más que otros para lograr menos que aquellos, o apenas igual. Gasto alto y resultados mediocres.

El país debe de afrontar un esfuerzo magno para determinar cuáles instituciones y servicios aún se justifican y cerrar las otras. Muchos se preguntarán, ¿y despedir a tanta gente? ¿Con el desempleo existente? Yo a esas personas les pregunto, ¿y no sería mejor no incurrir en esos gastos y toda esa tramitología y rebajar los impuestos, digamos el IVA? Todo es un equilibrio en la vida. Las instituciones no fueron construidas para siempre y hay que cerrarlas al término de su vigencia. Otras surgirán pues el cambio social y el cambio económico del mundo nos obligan a la modernización pronta o a quedar rezagados en nuestra forma de vida. Por conservar el pasado estamos dejando de servir el futuro del país.

¿Qué país deseamos construir a 5 o 10 o 15 años? ¿Qué características deseamos que éste tenga? Claro para construir y diseñar y conducir ese cambio inmenso requerimos llevar a la Asamblea Legislativa excelentes diputados y al Poder Ejecutivo a un señor Presidente preparado, con experiencia, con sabiduría y un lujo de ministros. No se hace buen pan con harina de pésima calidad. No se hacen tortillas sabrosas sin que lo haga quien sepa palmear. Un buen albañil no puede hacer una operación de corazón abierto.

Debemos enfocarnos como país a transformar el funcionamiento de la administración pública en una maquinaria precisa de relojería. ¿Quiere esto decir que entonces las instituciones del sector social se van a cerrar? No necesariamente, pero deberán transformarse en su enfoque y en su nivel de gasto. Hay que liberar recursos para que los ciudadanos más pobres reciban más y mejor, no que los recursos escasos se gasten en sueldos, salarios, pluses y pensiones de hacienda.

Más eficiencia, mejor gestión, más fuerte, más decisivo en sus acciones, más pequeño, más solidario, así debe de ser nuestro aparato estatal. El estado debe de ser reformado y el país ansioso espera la exposición de las ideas de los candidatos a diputado y presidente en esta campaña. Que no callen. Que no se agachen. Que no dejen de exponer sus ponencias y planes. El país debe de modernizarse, el país debe de actualizarse y los servicios del estado deben de ser de calidad mundial, deben de transformarse en factores de competitividad para Costa Rica, no en carga muerta. Construyamos el estado del siglo XXI, no nos quedemos pegados al de mediados del siglo XX. No es un asunto de Constitución sino de leyes y de voluntad.

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