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La era de la Inteligencia Artificial: pensando en voz alta

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 16 julio, 2024


Tomás de Camino


Tomás de Camino Beck, Ph.D.

Director Escuela de Sistemas Inteligentes

Universidad Cenfotec

tdecamino@ucenfotec.ac.cr

Pocas personas lo saben, pero la inteligencia artificial (IA) nació prácticamente al mismo tiempo que la computadora digital. La computadora emergió como una máquina capaz de realizar operaciones mecánicas que pueden ser descritas por operaciones matemáticas.

Desde los primeros sistemas mecánicos, como calculadoras y otras máquinas, reemplazaron operaciones que normalmente hacíamos con papel y lápiz. De hecho, el nombre "computador" originalmente se refería a personas que realizaban operaciones a mano. Los primeros conceptos de computación describen procesos mecánicos que una persona podía realizar a mano, pero con un conjunto de reglas exacto y bien definido, lo que ahora llamamos un "programa".

Una computadora es una máquina simple que realiza operaciones determinadas por un programa predefinido. Pero, ¿es una computadora en sí misma una máquina de inteligencia artificial? No.

Cuando tuvimos una computadora, surgió la idea de pensar: si nuestro pensamiento humano puede resultar de una "máquina biológica", es decir, el cerebro y su funcionamiento con neuronas, ¿será posible construir una computadora que, al imitar ese funcionamiento neuronal, sea capaz de tener inteligencia comparable a la nuestra?

Aunque inicialmente se probó esta idea con redes neuronales, no prosperó y en algún momento se desechó. Sin embargo, cuando las computadoras llegaron a tener suficiente memoria y velocidad (alrededor del 2010), lo que conocemos como redes neuronales pudo resolver problemas complejos que hasta entonces eran difíciles de resolver.

Lo más importante de la inteligencia artificial (IA) es que es un programa de computadora capaz de "aprender". Esto significa que, al darle un conjunto de datos iniciales que representan la solución a un problema, puedo "enseñarle" a la computadora a identificar la solución por su cuenta.

Por ejemplo, si le doy a la IA muchas fotos de gatos y perros y le digo cuáles son de gatos y cuáles de perros, con el tiempo, la IA podrá mirar una foto nueva y decirme si es un gato o un perro. Este es un ejemplo de IA “discriminativa”, que es capaz de clasificar cosas o de hacer recomendaciones, como las de películas en Netflix o música en Spotify.

La IA que conocemos hoy de ChatGPT, Gemini, Claude y otras es IA generativa. Esta IA puede generar cosas nuevas, como textos, imágenes, videos, etc., a partir del conocimiento con el cual fue entrenada.

Lo interesante de estas herramientas es que funcionan a través del diálogo. Por esa razón, cuando ChatGPT fue lanzado al cibermundo, casi de inmediato las personas entendieron cómo usarlo y le encontraron valor. Fue casi como encontrarse con un amigo o amiga que conoce bastante de todo y que, a pura conversación, nos puede ayudar a "generar".

El poder conversar con una computadora lo cambia todo, ya que nosotros, como humanos, podemos comunicar nuestra "intención" con lenguaje natural fácilmente. Al tener una computadora que lo puede interpretar, también podemos obtener resultados que nosotros mismos podemos utilizar.

Para darles un ejemplo, si yo tengo unos datos y me interesa hacer un gráfico, mi intención es hacer el gráfico, y en realidad debería ser irrelevante cómo lo haga. Simplemente veo números y quiero un gráfico. Hoy en día, fácilmente lo puedo pedir a ChatGPT. ChatGPT genera incluso un código en un lenguaje de programación llamado Python, analiza los datos y me genera el gráfico. Para mí, que soy el usuario, en realidad me es indiferente cómo se hizo; lo que interesa es mi intención, y la computadora, a través de IA generativa, puede cumplir con esa intención sin importar cómo lo haga.

Ah, pero aquí hay algo importante: en la medida en que tenga una intención y conocimientos sobre lo que pido, podré determinar la corrección de lo generado por IA generativa. Es decir, ChatGPT no elude la necesidad de que nosotros, como humanos, validemos con nuestra experiencia lo correcto de una respuesta. Dicho de otro modo, ChatGPT nos libera de la parte mecánica de la creación, pero no de la creatividad ni de la determinación de la validez de lo generado.

Muchas tecnologías pasan por lo que llamamos el ciclo de sobreexpectación (Hype Cycle). Sin embargo, esta tecnología de IA generativa es diferente. Es una tecnología masiva, probada no solamente por los fanáticos de la tecnología como yo, sino por cientos de millones de personas, y se está afianzando mucho más rápido que cualquier otra tecnología.

Pero no solo eso, es una tecnología que estimula el desarrollo de otras. Es decir, no es solamente como un producto de consumo, sino una herramienta que permite crear muchas cosas más. Por eso, pienso yo, hemos entrado en la Era de la Inteligencia Artificial.







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