La gestión aduanera en el contexto de la fiscalidad internacional
Jaime Morales jaime.morales@cr.gt.com | Lunes 24 junio, 2019
Costa Rica se encuentra en una etapa de cambios importantes en materia de cumplimiento tributario, que van desde la reforma fiscal por entrar en vigencia, hasta la implementación de herramientas de transparencia fiscal, derivadas principalmente del proceso de adhesión del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Una de ellas es el registro de accionistas que se pondrá en marcha a partir del mes de setiembre.
Esta obligación nace como parte de la Ley para mejor la lucha contra el Fraude Fiscal e insta a los contribuyentes a suministrar información de la composición de su capital social, así como la identificación de sus beneficiarios finales. Como se mencionó, la herramienta se concibió como un requisito para la adhesión a la OCDE; posteriormente quedó al descubierto que no es una obligación, más si una “recomendación efusiva” del ente internacional y el proyecto fue aprobado sin mayor sobresalto.
Ahora ¿qué tiene que ver con la gestión aduanera? Mucho. El registro de accionistas tiene enorme relación con conceptos claves en el comercio internacional, como lo son las transacciones entre empresas relacionadas. En el marco del Acuerdo de Valoración de la Organización Mundial de Comercio, se busca que en la medida de lo posible se respete el valor de transacción de las mercancías -precio pagado o por pagar- para determinar la base sobre la cual se calculan los aranceles e impuestos durante la importación. Esto será de esa forma, siempre y cuando no exista vinculación entre las partes -comprador y vendedor- o bien, que esta vinculación no afecte el precio de venta de las mercancías.
Durante la importación, estos elementos se controlan a través de la Declaración de Valor Aduanero (DVA), que es una declaración jurada firmada por el importador. Al día de hoy es un documento subestimado como elemento de control, pero ante el panorama en que el Ministerio de Hacienda contará con la información de todos los beneficiarios finales, la estructura de los grupos económicos y las transacciones entre relacionadas serán fácilmente identificadas.
¿Desafíos? Varios. El primero es que los importadores deben saber que existen algunos antecedentes -peligrosos- en donde la Administración Aduanera ha interpretado que el llenado incorrecto de la DVA configura el delito de perjurio, y por ello ha pretendido iniciar procesos penales contra los representantes firmantes de la declaración. Pese a la desacertada interpretación, es prioritario mapear adecuadamente las transacciones para cumplir con el llenado correcto de la declaración, cuya responsabilidad no puede recaer sobre un agente aduanero que desconoce los acuerdos que existen entre partes privadas -comprador y vendedor-, más allá de la documentación de importación.
En el caso de la Administración, el desafío es aún mayor; el controlar las transacciones comerciales entre empresas vinculadas abre el paradigma de la relación entre precios de transferencia y el valor aduanero, tema sobre el que la Organización Mundial de Aduanas emitió lineamientos desde el 2015 y a la fecha sigue en la cola de pendientes por implementar. Por otra parte, el que la Administración acceda a información detallada de cómo se constituyen los grupos económicos podría generar nuevas metodologías de fiscalización para acceder a información mas detallada de las cadenas de valor; solo debe tener claro hasta dónde se puede llegar.
Ajustes operativos y nuevas reglas; así impactaría el registro de accionistas la gestión aduanera.
Jaime Morales
Gerente de Aduanas y Comercio Internacional
Grant Thornton