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COLUMNISTAS


¡La huelga nacional!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 29 junio, 2018


Sinceramente

¡La huelga nacional!

En estos días y con el más veterano dirigente sindical a la cabeza, unos cuantos sindicatos quisieron decirle al gobierno de don Carlos Alvarado: “Más respeto”. aquí las cosas se hacen tomándonos en cuenta. Al inicio del gobierno de don Luis Guillermo habían planteado la misma estrategia y allí sí generaron suficiente impacto como para haber limitado las acciones de aquella administración en empleo público, ordenamiento de pluses y anualidades y claro está haberles entrado a las convenciones colectivas con mucho más rigor de como fueron manejadas sus renovaciones. Lo hecho entonces rindió sus frutos. Lo hecho en estos días se cebó.

 En esta oportunidad no entró nadie en pánico, ni siquiera en preocupación y más bien ahora los preocupados son los dirigentes sindicales y su escaso séquito ya que sus manifestaciones de fuerza en realidad se tornaron en demostraciones de debilidad. Unos cuantos empleados municipales bloquearon el tren, otros interrumpieron el tránsito en algunas carreteras provinciales, otros simplemente dejaron de atender pacientes y citas dadas con antelación de meses, se cerraron algunas oficinas públicas y, ¿cuál fue el resultado en definitiva? ¿Qué lograron los agremiados sindicales y su vetusta dirigencia con ello? Creo que lo que terminaron por lograr fue demostrar su debilidad y lo envejecidos que están dichos líderes sindicales, qué envejecidas están sus prácticas, qué fuera de época se encuentran. Ellos que habían tenido el apoyo de los diputados del Frente Amplio volvieron a tenerlo, solo que ahora es tan solo un diputado el que dicho partido tiene y los del PAC respaldan al gobierno de su partido.

Nadie a quien con generosidad infinita le dan pluses y salarios crecidos va a dejar de protestar si dicha concesión le es retirada o reducida. Quienes otorgaron estos mecanismos son los responsables de todo esto que sucede, ya que nunca midieron las consecuencias de haber dado lo que el país no podía sostener en el tiempo. No es posible otorgar sueldos y estímulos sin medir la progresión de su crecimiento en el tiempo. Además su mala interpretación y su peor administración han hecho que en el Poder Judicial se dupliquen los salarios a base de pluses. Nada de esto estuvo entre los propósitos iniciales previstos, de estímulo por el trabajo hecho en excelencia. Premios por la excelencia dados a todos incluso a los malos, más bien tienden a descorazonar a los mejores, que ven cómo los que no hacen nada bien son receptores de lo que ellos con su duro trabajo se han ganado.

Los dirigentes sindicales y los agremiados levantaron la bandera contra la evasión fiscal y atacaron a los evasores con furia. No repararon en que la gran defraudación la hacen los informales, no las grandes empresas a quienes ellos habían apuntado. Los informales que llegan a un 50% de la economía del país son pequeños, casi todos, son trabajadores independientes casi todos, son personas que más bien reaccionaron en contra de los sindicatos. Además la ley antievasión fiscal ya está vigente, la ley anticontrabando también está vigente, la ley de factura electrónica está vigente y así su argumento se cayó por su propio peso. Estaban pidiendo lo que ya estaba resuelto.

Los dirigentes sindicales hablaron que no era asunto de rebajar sueldos y regular pluses, que era cuestión de abatir las pensiones de lujo. No contaron que las mismas ya fueron ajustadas hacia abajo, tanto como la jurisprudencia de la Sala IV lo permite. Además dichas pensiones están gravadas con impuestos mayores que los que paga cualquier salario. O sea otro fiasco realmente espectacular en esta exigencia.

Y claro los sindicatos atacaron los “grandes salarios” de los burócratas y políticos que dirigen al país sin percatarse de que el Presidente de Costa Rica y los ministros ganan mucho menos que muchos de sus subordinados y que un director de hospital o un jefe de departamento de un banco comercial o un gerente de sucursal ganan más que el presidente, los ministros y los diputados. Otra pifia mayúscula. Además el Presidente de Costa Rica había emitido ya una directriz para poner techo a los altos salarios de la administración pública y hay una ley en trámite sobre este particular. Además ya estaban congelados los sueldos y salarios de presidente y ministros.

Los sindicatos vanamente gritaron que los impuestos deben ser pagados por los ricos. Esta que ha sido una antigua filosofía desde tiempos de Alfredo González Flores, ya se había visto reforzada por el impuesto a las ganancias de capital, que sin exoneraciones, se encuentra en la corriente legislativa. Igualmente está ya en la corriente legislativa el impuesto de renta, ya no cedular o sea la generada en el país sino de carácter mundial, para que se pague renta por cualquier ingreso provenga de donde provenga. O los sindicatos no se enteraron de todo esto lo que es grave o simplemente siguieron con su movimiento fallido para alcanzar otros propósitos que tampoco lograron.

Los sindicatos no deben convocar a huelga sin seguir los procedimientos de ley. No deberían caer en la torpeza de pedir lo que ya está vigente o pronto lo estará. No deberían los agremiados sindicalistas continuar con dirigencias envejecidas, de esas a quienes se califican de “los mismos de siempre”, porque hacer lo mismo y esperar resultados distintos no es sensato.

El presidente de Costa Rica don Carlos Alvarado, siguiendo la estrategia adecuada, no apareció haciendo frente al trabajo de desactivar la huelga. Su costo personal fue mínimo. Sus ministros y otras personalidades se encargaron de ello como corresponde. Bien por el Presidente de Costa Rica.

Cuidemos al país siempre. ¡La patria es primero!

ebruce@larepublica.net

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