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FORO DE LECTORES


La inclusión digital es vital para el futuro laboral femenino, pero falta mucho por cambiar

Leyra Nava redaccion@larepublica.net | Jueves 09 marzo, 2023


Leyra


Leyra Nava

Ingeniera industrial y máster en gerencia de negocios

"Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género", bajo esa frase, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el marco del Día Internacional de la Mujer, reconoce a las mujeres, niñas y organizaciones presentes en la lucha por el empoderamiento femenino en el ámbito de la tecnología y la educación digital; al mismo tiempo, la consigna pone en evidencia los desafíos, sesgos y brechas digitales de género que debemos superar para alcanzar un ecosistema digital inclusivo.1

La tecnología, día a día, ha transformado nuestro espacio cotidiano, desde la manera en que consumimos productos hasta las herramientas que utilizamos en nuestro trabajo. Por lo tanto, a medida que surgen más innovaciones, la brecha digital de género incrementa en todos los ámbitos, incluyendo el laboral, y la desatención de este problema puede provocar grandes consecuencias para el futuro profesional femenino.

La ONU estima que, para el año 2050, el 75% de los trabajos estarán relacionados con las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM); no obstante, en la actualidad, apenas el 22% de los puestos en inteligencia artificial son desempeñados por mujeres, por mencionar un campo.2

¡El desafío es aún superior! A pesar del progreso en el acceso a las herramientas tecnológicas, principalmente a internet, persiste una diferencia global según el género. Estudios recientes demuestran que el 63% de las mujeres tienen acceso a internet frente al 69% de hombres. Aunque la diferencia se reduce con los años, al analizar los países en desarrollo, la disparidad mantiene un número considerable.2

Pero, tomando en cuenta lo anterior, ¿qué podemos hacer? El punto de partida para afrontar este desafío reside en la educación digital, específicamente para las futuras generaciones que enfrentarán un mundo más digitalizado. De esta manera, desde los diferentes actores debemos impulsar programas que incentiven la educación CTIM en las mujeres, con el objetivo de revertir el panorama vigente en la mayoría de los países de Latinoamérica, donde el total de mujeres graduadas en una carrera afín a CTIM no supera el 40%.3

Por más voces de liderazgo femenino

Dado que la brecha de género digital es una problemática transversal, las organizaciones deben impulsar políticas internas que contribuyan al acceso a la digitalización y al desarrollo profesional femenino, particularmente en el área de innovación y tecnología. En mi caso, como directora regional de People Experience en una empresa farmacéutica, velo por la implementación de iniciativas que nos permitan rodearnos y conformar equipos diversos, para así contribuir con puntos de vista y perspectivas únicas en beneficio de todos los aspectos del negocio.

En mi experiencia, a través de los distintos programas para acelerar las carreras de nuestras colaboradoras y el desarrollo de una comunidad de mujeres líderes, definimos una ruta común con metas globales para promover el empoderamiento femenino, por ejemplo, alcanzar una participación de un 47% de mujeres en niveles ejecutivos y, en el caso de Centroamérica y el Caribe, hemos logrado que un 57% de los puestos de liderazgo sean ocupados por mujeres.

Por otra parte, las mujeres que ya estamos inmersas en el mercado laboral, debemos preocuparnos por alimentar nuestras capacidades y adquirir nuevas habilidades, pero también, las empresas deben crear espacios para la capacitación de sus colaboradoras, así como facilitar las herramientas necesarias para acceder oportunamente a la tecnología e innovación; al final, es una responsabilidad compartida. Los mecanismos de upskilling y reskilling son vitales para la capacitación en habilidades digitales dentro de la compañía.

¡Es el momento oportuno para cambiar la situación! A medida que avanzamos en el acceso a la tecnología, debemos sumar a más agentes sociales comprometidos con reducir la brecha digital de género. Es decir, unir a instituciones, empresas y demás actores sociales bajo un objetivo en común: innovar y facilitar tecnologías que promuevan la equidad y que mejoren la vida de las mujeres y de la sociedad.







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