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Lunes, 25 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


La magna administración del esfuerzo educativo nacional

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 17 mayo, 2019


Sinceramente


Hemos venido sugiriendo con énfasis la necesidad de tener a los mejores intelectuales y a los mejores educadores al frente del esfuerzo educativo nacional. Hemos destacado como los gigantes de otro momento se han ido desvaneciendo en la bruma de la mediocridad presente. Hemos señalado con convicción que debemos apuntar alto en los sistemas que habrán de ejemplificarnos con el nuestro para que sea de primera clase en el mundo. Si pretendemos ser parte de la organización de la OCDE debemos sacar ejemplo de los países generadores del conocimiento. Si deseamos ser blanco como país de la producción exportable y la captación de la inversión extranjera para la generación de empleo y de bienestar generalizado es menester poner los ojos en los países que encabezan el Índice de Competitividad. Observar a nuestros competidores nos generará grandes lecciones a seguir. Pensar en crecer en competitividad imitando a los menos favorecidos que nosotros no es el camino.

Hoy hablaremos de la parte no educativa dentro de la educación y que a mi parecer genera muchas de las limitaciones presentes para alcanzar la excelencia. Con frecuentemente se acusa al nivel de la educación de los problemas de la administración del esfuerzo. Muchas veces creemos que es un problema educativo el que enfrentamos cuando en realidad es un enorme problema gerencial y de gestión administrativa el que se enfrenta. Una mala administración desploma los mejores programas y objetivos educativos. Una buena administración es el complemento de altos objetivos en educación.

¿Los maestros y profesores que tenemos cuentan con las destrezas para el desempeño de sus funciones que el país requiere y los alumnos necesitan? Muchas veces pareciera que las destrezas de los educadores de nuestros días no son similares ni homogéneas entre ellos mismos. Así las cosas pareciera que hay educadores muy preparados y muy esforzados, excelentes diría, pero hay otros que tienen falencias y debilidades. ¿Cómo descubrirlas? ¿Cómo subsanarlas? ¿Cómo lograr que en términos generales los educadores sean lo que el país requiere y ostenten las destrezas y habilidades que los estudiantes necesitan para el mejor esfuerzo del proceso de enseñanza –aprendizaje?

Los principales medios de comunicación colectiva del país nos han dado a conocer cómo el pago de sueldos y salarios a maestros no es un proceso confiable. Primero era manual y los errores eran mayúsculos. Luego se transformó a un sistema informático y las cosas presentaron incongruencias y pagos en exceso de miles de millones de colones. ¿Ha sido normalizado el pago a los maestros? ¿Se han depurado las listas de quienes realmente están en planillas o siguen pagándose sueldos en exceso? ¿Se ha cobrado lo pagado de más a quienes se les pagó más de lo debido ?

El régimen de interinato ha presentado en la educación niveles en exceso de lo razonable de profesores y maestros sin nombramiento en firme. Pareciera que los interinos o educadores sin nombramiento pululan en dicho sector. ¿Ha sido corregido este pernicioso fenómeno? ¿Ha regresado el país a niveles normales de educadores interinos? ¿Sigue la política partidista siendo un factor trascendental en el nombramiento de los maestros y profesores así como en sus ascensos? Detalles como este que son administrativos impactan devastadoramente el rendimiento de quienes enseñan. Detalles como estos son síntoma de grandes problemas administrativos. ¿Se están atendiendo los mismos?

Recientemente el país conoció de un departamento de obras, mantenimientos y construcción en el Ministerio de Educación que había reunido una formidable suma de miles de millones de colones porque su ejecución era virtualmente nula.

¿Cómo es que dejan de reparar y de construir y nadie se dio cuenta? ¿Cómo es que teniendo los recursos se dejan de hacer trabajos indispensables? Acto seguido el titular del Ministerio cedió unos quince mil millones a las universidades teniendo grandes necesidades por satisfacer. El estado de las obras desconocemos si se ha reactivado de manera enérgica. ¿Fue esto producto de una decisión política formal o simplemente el detalle se les fue a las autoridades? Este enorme yerro no es parte de la educación sino del esfuerzo administrativo. Allí debemos poner el dedo en la herida.

En las escuelas el estado de los techos y desagües, de ventanas y corredores permeables a las lluvias ocasionarán problemas este invierno que comienza. Recursos se cedieron, las obras no se sabe en el estado en que se encuentran. Las lluvias son inatajables y veremos la gritería justificada de alumnos y padres de familia por lo que de seguro ocurrirá. Muchas escuelas no resistirían una inspección formal y detallada del Ministerio de Salud y con seguridad serían declaradas inhabitables. ¿Qué podemos decir de los servicios sanitarios de esos centros?

Entre los miles de estudiantes que entran a clases cada día se han encontrado armas punzo cortantes y armas de fuego en los bultos de algunos. Hay un protocolo que el Ministerio ha desarrollado para estos casos, pero las leyes impiden requisas y mayores esfuerzos. ¿Ha elaborado el Ministerio de Educación junto al de Seguridad un proyecto de ley para cerrar portillos? ¿Se encuentra en la Asamblea Legislativa listo para su aprobación?

Todos estos asuntos que he señalado como ejemplos, nada tienen que ver con el diseño y la conducción de la educación nacional. Estos asuntos son meramente administrativos. La educación pública es el mayor esfuerzo del país. Con un monto de funcionarios en exceso de los ochenta mil en planillas, con millones de estudiantes en cientos de centros de estudios en diferentes partes del país es una empresa magna.

En arca abierta hasta el justo peca y la corrupción encuentra su fértil campo en los problemas administrativos.

Para dirigir las operaciones de esta envergadura se requiere de grandes administradores, grandes sistemas gerenciales, grandes mecanismos de control del gasto, de la eficiencia, del reentrenamiento de los educadores, de eficientes sistemas de emisión de pagos y control de asistencia de los educadores a sus puestos. Este nivel de operaciones requiere de personas de primer nivel administrativo para poder echar a andar los mejores sistemas que serán implementados a futuro. Esta magna operación de administración hace palidecer a cualquiera otra en institución pública o empresa privada del país. Es urgente realizar una auditoría administrativa en nuestro sistema educativo para que surjan de una vez y por todas los problemas para darles solución.

La eficiente administración del esfuerzo es el complemento de la educación que se imparte. Sin una excelente administración cualquier objetivo alto y ambicioso en la educación nacional se verá muy frustrado.

No debemos culpar a la educación de los males de una administración deficiente de los recursos requeridos para impartir la deseada. Los responsables deben de corregir los yerros, las omisiones, y las improductivas prácticas administrativas.





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