La nueva modalidad de trabajo, que produce felicidad
Eric Briones Briones redaccion@larepublica.net | Jueves 03 octubre, 2024
Dr. Eric Briones Briones
Doctor y Profesor en Derecho Laboral
Dentro de una de las máximas laborales, que legó el budismo, como religión y filosofía de vida, para sus millones de seguidores, es: “Tu trabajo consiste en saber cuál es tu trabajo y, entonces, entregarte a él de corazón” (Buda Gautama). Entonces si se ha logrado hacer la tarea (saber cuál es tu trabajo), así se va o no a disfrutar del mismo, entregándose de corazón. Pero aunado a esto, también hay que tomar en cuenta -y que puede resultar ya trillado-, lo referido a que las tecnologías llegaron para quedarse y que están provocando que las personas trabajadoras, puedan tener más ocio y descanso -lo cual las hace más felices- si se logran implementar de manera razonable, complementaria, democrática y proporcional.
Según encuestas de los últimos años (pospandemia covid-19) a nivel de varias regiones del mundo, las personas trabajadoras que están haciendo trabajo remoto o combinándolo con la presencialidad, resultan ser personas más felices, que los que van de manera presencial; mostrando un 20% más de satisfacción plena, como individuos. Esto merced -y se trae a la realidad de la infraestructura que ostenta el país- a la disminución del tiempo que se gasta en el desplazamiento; es decir, lo que significa viajar de un lugar a otro, para ir a cumplir con el trabajo presencial, al entorno físico patronal. Es por lo que, refirió, el periodista y escritor británico (ganador de varios premios por sus pensamientos plasmados en distintas obras), Simon Kuper, que: “los trabajadores somos más felices si teletrabajamos”.
Por otra parte, según, estudio llevado a cabo por la Universidad del Sur, de Australia, la cual, durante un año, examinó el comportamiento de un grupo de teletrabajadores (monitoreados por pulseras Fitbit Charge 3), concluyendo que trabajar desde la casa los hace más felices, empleando un 33% más de su tiempo en otras actividades que con el trabajo presencial les era imposible (https://www.xataka.com/empresas-y-economia/llevamos-cuatro-anos-teletrabajando-se-ha-llegado-a-conclusion-trabajar-casa-nos-hace-felices).
Significativamente se determinó -asimismo- que la flexibilidad y la capacidad para organizar el trabajo desde casa, mejoran notablemente la salud de las personas trabajadoras, bajo la modalidad telemática. Además, se posibilitó, entre algunos beneficios: a) el poder dormir un promedio de 27 minutos más; b) ahorro en viajes, de muchas horas mensuales; c) posibilidad de ocupar ese tiempo sobrante, en otras actividades, junto con el fortalecimiento de lazos afectivos sociales y familiares; d) un 33% más de tiempo reforzando la actividad física y disminuyendo el sedentarismo, con lo cual definitivamente se obtiene una serie de beneficios en la salud individual y por ende ahorro en el sistema de asistencia y atención de la seguridad social de un país; e) en cuanto a la dieta, las personas en teletrabajo han aprovechado la proximidad de sus cocinas para aumentar el consumo de alimentos caseros más nutritivos y por ende saludables.
Ahora bien, a pesar de los temores iniciales -de los patronos- sobre la posible falta de contacto entre equipos y el impacto negativo en la cohesión y la cultura empresarial o la falta de controles oportunos, el estudio no encontró efectos adversos. Sino más bien, un fortalecimiento en la inclusión de otros sectores laborales, que se vieron limitados, a través de la historia, por aspectos físicos y de movilidad interurbana. Junto con la contribución -al medio ambiente- en la sostenibilidad, merced a menor emisión de gases contaminantes y por ende un alivio en la congestión de tráfico urbano, lo cual trae aparejado mayor duración de la infraestructura vial de un país (https://www.infobae.com/tecno/2024/06/07/por-que-expertos-dicen-que-el-teletrabajo-hace-a-los-empleados-mas-felices/).
Es que esta realidad, debe calar -tanto para el sector privado como el público- para ir pensando en incorporar obligatoriamente y ya no voluntaria (en los casos en que sea procedente), la modalidad del teletrabajo, mediante políticas públicas estatales en su fortalecimiento; con un cambio de concepción de modelo y de pensamiento, contribuyendo -por lo tanto- en la reducción de la demanda de infraestructuras de grandes moles de cemento; dirigiéndose los esfuerzos -más bien- hacia la inversiones tecnológicas de comunicación y soporte para trabajo remoto.
Es que estas son las actuales necesidades, que demandan las nuevas generaciones de personas trabajadoras, a pesar de la resistencia de las viejas estructuras.