La pandemia del coronavirus
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 20 marzo, 2020
Sinceramente
Prevista por la humanidad desde hace ya años, se ha presentado una pandemia viral que nos afecta a todos. Libros se han escrito sobre esta eventualidad. Pero claro con frecuencia al presentarse estos acontecimientos notamos que hemos actuado sin la planificación y la rigurosidad con que debimos hacerlo.
La enfermedad del coronavirus, que resulta muy letal para quienes son personas de la tercera edad, diabéticas, hipertensas o con condiciones respiratorias se ha ido esparciendo con rapidez inusitada en Asia, Europa y América del Norte.
Quizás la afectación social más clara es el colapso de los hospitales públicos. Medianamente administrados, algunos ya saturados desde antes de la pandemia, con la llegada de unos cuantos cientos de pacientes los departamentos en los que se cuenta con respiradores han quedado colapsados. Dichos hospitales y sistemas sociales estaban organizados para atender medianamente la normalidad, nunca una pandemia. Esta pandemia deberá ser una lección para estos modelos de salud solidaria para que la misma se administre mejor y prevea con más precisión las posibles demandas de sus asociados en casos multitudinarios. Es claro que no todo puede ser atendido y no todo puede ser previsto. Italia, Francia y España han visto este fenómeno de colapso de sus sistemas de seguridad social, de sus recursos ser insuficientes ante una demanda fuera de lo usual. Los costarricenses debemos de aprender de las experiencias ajenas.
En Costa Rica debemos tener en cuenta varias cosas importantes. El miedo y la alarma histérica son del todo contraproducentes en el manejo de estas crisis. Franklin Delano Roosevelt decía durante la crisis del veintinueve que a lo que más debían temer los norteamericanos era al temor mismo. En histeria y pánico no se toman decisiones correctas. Para resolver problemas debemos ser fríos y serenos. No debemos rendirnos jamás.
La indisciplina es mortal en los casos donde la obediencia a las directrices oficiales es el arma de evitar el contagio. Los costarricenses desde hace muchos años perdimos el sentido de autoridad, de quién manda y para qué son las reglas. Los rótulos de “ceda” en carretera deberían llamarse “acelere” ya que nadie hace esos “cedas” y más bien protestan por tener que hacerlos. El Ministerio de Salud dio instrucciones a bares y restaurantes y en el fin de semana la población desafió claramente las regulaciones recibidas, a costa de aumentar el crecimiento de la contaminación costarricense del coronavirus. ¡Qué mal hecho! ¡Qué falta de responsabilidad más absoluta!
Es fundamental para el país rescatar el principio de autoridad y el de la disciplina individual. Sin ellos estaremos muy indefensos ante las pandemias y otros siniestros que ocurren en el país periódicamente.
Nuestra Caja Costarricense del Seguro Social debe de fortalecerse en su buena administración de salud. Las consultas externas parecen colmar y hasta desbordar la capacidad de nuestro sistema en tiempos de absoluta normalidad. Las operaciones quirúrgicas ofrecen un panorama aún más comprometido y su programación es muchas veces a años vista. La entrega y existencia de medicinas para satisfacer las recetas de los pacientes aún presentan dificultades y atrasos. El número de respiradores disponibles para atender esta emergencia pareciera ser en extremo escaso. Las unidades de cuidados intensivos no están ociosas en épocas de normalidad y ahora con exigencias adicionales pareciera que las cosas podrían llegar a hacer crisis.
La Caja Costarricense de Seguro Social es el mecanismo con el que la sociedad dispuso desde hace ya muchísimos años atender la salud colectiva. En consecuencia debemos dar brillo a esa tacita de plata. Mejor administración general, mejor administración hospitalaria, mayores inventarios de emergencia, márgenes de maniobra más holgados, más especialistas y menos peso de los empleados de la administración en el conjunto de sus trabajadores deberían ser buscados como objetivos prioritarios en esa institución. Esta será una prueba dura de la que todos esperamos salga airosa y las lecciones que aprenda de esta pandemia sean recordadas e implementadas siempre.
Por lo pronto seamos disciplinados y acatemos las instrucciones del Ministerio de Salud. Conservemos la serenidad y no aumentemos el pánico ni la histeria que nunca han sido buenos consejeros. No olvidemos las lecciones que nos da la vida y las instituciones claves de la salud costarricense deben fortalecerse mediante una mejor administración y márgenes de maniobra más holgados en el manejo de las crisis.
El país superó la peste del cólera morbus en el siglo XIX, luego Costa Rica superó la peste de la poliomielitis en los años 50s, ahora superaremos en tranquilidad, disciplina y confianza en nuestras instituciones esta pandemia del coronavirus. Dios está con nosotros.
Emilio R. Bruce Profesor
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